“HÁGASE EN MI SEGÚN TU PALABRA”
PRIMERA LECTURA
CANTAR DE LOS CANTARES 2,8-14
CANTAR DE LOS CANTARES 2,8-14
"LLEGA MI AMADO, SALTANDO SOBRE LOS MONTES "
¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados! Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías.
Habla mi amado y me dice: "¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura."
REFLEXIÓN
El texto poético del Cantar de los Cantares nos aproxima a esa experiencia, íntima y transformante, descrita en términos esponsales. ¡Oh, qué gozo para la niña enamorada, sentir los pasos del amado! ¡Qué palpitar en su corazón, qué rubor en sus mejillas, qué esplendor de sonrisa en sus labios! "¡Es él, es él!", le grita el corazón, y ella, temerosa y gozosa a la vez, apenas asoma a la ventana, para comprobar con júbilo impetuoso, que lo que anunció el oído ahora pueden disfrutarlo los ojos: sí, es verdad, es Él; el amado está aquí, el invierno se ha acabado; ahora es tiempo de cantos y perfumes, de sonrisa y de danza. ¡Feliz, mil veces feliz el alma que algo semejante sienta aguardando a Jesucristo!
Este libro que canta de manera franca y atrevida el amor humano, no la tuvo fácil entrar en la lista de los textos inspirados por Dios. Tuvo que ser interpretado de manera alegórica por la comunidad judía del siglo I de nuestra era, pasando así a la tradición cristiana. En esta línea de interpretación, el Cantar habla del amor de Dios (el esposo) a Israel (su esposa). Para los cristianos, los interlocutores son Cristo y la Iglesia, Cristo y el alma, el Espíritu Santo y María. Es hermoso que la lectura bíblica nos hable de amor, de enamoramiento, de primavera, poesía y gratuidad, en medio de un mundo lleno de interés comercial y de cálculos medidos. Y que este amor juvenil sea precisamente el lenguaje con el que en vísperas de Navidad, se nos anuncia la buena noticia: Dios, el novio se dispone a celebrar la fiesta una vez más, si la humanidad y la novia, acepta su amor.
SALMO RESPONSORIAL: 32
R. / Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R.
El plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1,39-45
Habla mi amado y me dice: "¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura."
REFLEXIÓN
El texto poético del Cantar de los Cantares nos aproxima a esa experiencia, íntima y transformante, descrita en términos esponsales. ¡Oh, qué gozo para la niña enamorada, sentir los pasos del amado! ¡Qué palpitar en su corazón, qué rubor en sus mejillas, qué esplendor de sonrisa en sus labios! "¡Es él, es él!", le grita el corazón, y ella, temerosa y gozosa a la vez, apenas asoma a la ventana, para comprobar con júbilo impetuoso, que lo que anunció el oído ahora pueden disfrutarlo los ojos: sí, es verdad, es Él; el amado está aquí, el invierno se ha acabado; ahora es tiempo de cantos y perfumes, de sonrisa y de danza. ¡Feliz, mil veces feliz el alma que algo semejante sienta aguardando a Jesucristo!
Este libro que canta de manera franca y atrevida el amor humano, no la tuvo fácil entrar en la lista de los textos inspirados por Dios. Tuvo que ser interpretado de manera alegórica por la comunidad judía del siglo I de nuestra era, pasando así a la tradición cristiana. En esta línea de interpretación, el Cantar habla del amor de Dios (el esposo) a Israel (su esposa). Para los cristianos, los interlocutores son Cristo y la Iglesia, Cristo y el alma, el Espíritu Santo y María. Es hermoso que la lectura bíblica nos hable de amor, de enamoramiento, de primavera, poesía y gratuidad, en medio de un mundo lleno de interés comercial y de cálculos medidos. Y que este amor juvenil sea precisamente el lenguaje con el que en vísperas de Navidad, se nos anuncia la buena noticia: Dios, el novio se dispone a celebrar la fiesta una vez más, si la humanidad y la novia, acepta su amor.
SALMO RESPONSORIAL: 32
R. / Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R.
El plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1,39-45
“¿QUIÉN SOY YO PARA QUE ME VISITE LA MADRE DE MI SEÑOR?”
Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
REFLEXIÓN
Encontramos a María en una actitud misionera. La visita a Isabel se caracteriza por una serie de acciones que revelan el anuncio de Buenas Noticias.
María viaja desde el Norte hasta la región de Judea, para visitar a Isabel; ese solo gesto de desplazamiento es un hecho que muestra el poder del envío de Dios. Es la materialización de la generosidad.
El saludo de María a Isabel es toda una fiesta de la maternidad de Dios. El niño Juan dando saltos de alegría en el vientre, en reacción a las palabras de María, es un símbolo del poder de la Palabra divina que va sembrando alegría y gozo por todas partes. Los movimientos no dejan de ser significativos, lo que rompe con todo formalismo. Dios mismo supera los formalismos para expresarse de la manera que él quiere.
El encuentro de María e Isabel, es el encuentro en realidad de los dos hijos: Juan inaugura su misión anunciando, por boca de su madre, el señorío de Jesús, la realización de su mesianismo y de su profunda relación con Dios. Es un hermoso símbolo del Antiguo y del Nuevo Testamento, de los tiempos de espera y de la plenitud de la venida.
ORACIÓN
Señor, ya se siente en el aire la alegría de la Navidad. Hoy, cuando la tierra entera se llena de colores, con mi vida sencilla te espero, te anhelo, te deseo. Eres mi único Mesías, mi única esperanza, mi única razón. Haz que nada me separe de Ti, que no busque otros salvadores en medio del afán de mi vida. Que no escuche los clamores de falsos mesías que quieren tomar tu lugar. Amén.
REFLEXIÓN
Encontramos a María en una actitud misionera. La visita a Isabel se caracteriza por una serie de acciones que revelan el anuncio de Buenas Noticias.
María viaja desde el Norte hasta la región de Judea, para visitar a Isabel; ese solo gesto de desplazamiento es un hecho que muestra el poder del envío de Dios. Es la materialización de la generosidad.
El saludo de María a Isabel es toda una fiesta de la maternidad de Dios. El niño Juan dando saltos de alegría en el vientre, en reacción a las palabras de María, es un símbolo del poder de la Palabra divina que va sembrando alegría y gozo por todas partes. Los movimientos no dejan de ser significativos, lo que rompe con todo formalismo. Dios mismo supera los formalismos para expresarse de la manera que él quiere.
El encuentro de María e Isabel, es el encuentro en realidad de los dos hijos: Juan inaugura su misión anunciando, por boca de su madre, el señorío de Jesús, la realización de su mesianismo y de su profunda relación con Dios. Es un hermoso símbolo del Antiguo y del Nuevo Testamento, de los tiempos de espera y de la plenitud de la venida.
ORACIÓN
Señor, ya se siente en el aire la alegría de la Navidad. Hoy, cuando la tierra entera se llena de colores, con mi vida sencilla te espero, te anhelo, te deseo. Eres mi único Mesías, mi única esperanza, mi única razón. Haz que nada me separe de Ti, que no busque otros salvadores en medio del afán de mi vida. Que no escuche los clamores de falsos mesías que quieren tomar tu lugar. Amén.
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