miércoles, 1 de junio de 2011

Viernes 24 de junio de 2011

“LLAMADO DESDE EL SENO MATERNO”


Se celebra hoy en la Iglesia el nacimiento del precursor del Señor, Juan el Bautista, cuya figuran retoman todas las lecturas.

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 49,1-6


“EL SEÑOR ME LLAMÓ DESDE EL SENO DE MI MADRE Y PRONUNCIÓ MI NOMBRE”


Óiganme, países del mar, préstenme atención, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo en el seno de mi madre.
Convirtió mi lengua en espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió en una flecha aguda y me guardó en su aljaba. Me dijo: "Israel, tú eres mi siervo, en ti me mostraré glorioso." Y yo que había pensado: "He pasado trabajos en vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada." En realidad mi causa está en manos del Señor, mi recompensa está en poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el seno de mi madre para que fuera su siervo, para hacer que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y se una a él, dice así: "No basta que seas mi siervo solo para restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo haré que seas la luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra."


REFLEXIÓN
En Isaías se habla de un siervo elegido por Dios desde el seno materno para ser portador de un mensaje muy importante para todas las naciones, un mensaje que les afecta directamente, el mensaje de salvación; y Dios mismo es el garante de que dicha misión se cumpla.

SALMO RESPONSORIAL: 138
R: Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente
SEGUNDA LECTURA
HECHOS 13, 22-26


“A USTEDES SE LES HA ENVIADO ESTE MENSAJE DE SALVACIÓN”


Más tarde, Dios quitó de su puesto a Saúl, y les dio por rey a David, de quien dijo: 'He encontrado que David, hijo de Jesé, es un hombre que me agrada y que está dispuesto a hacer todo lo que yo quiero.' Uno de los descendientes de este mismo David fue Jesús, a quien Dios envió para salvar a Israel, como había prometido. Antes que Jesús viniera, Juan anunciaba el mensaje a todo el pueblo de Israel, diciéndoles que debían volverse a Dios y ser bautizados. Y cuando Juan se iba acercando al fin de su vida, dijo: 'Yo no soy lo que ustedes piensan; pero después de mí viene uno a quien yo ni siquiera merezco desatarle las sandalias de los pies.'
"Hermanos descendientes de Abraham, y ustedes, los extranjeros que tienen temor de Dios: este mensaje de salvación es para nosotros.


REFLEXIÓN
En el libro de Hechos, Pablo hace una breve síntesis de la historia de la salvación, destacando la figura del rey David y la promesa de parte de Dios que de su descendencia sacaría un salvador para Israel, lo cual se cumpliría en Jesús. De repente, inserta en la narración al Bautista empalmándolo con sus antecesores y colocándolo como el último eslabón de la acción de Dios para preparar la venida del Salvador. Juan no apunta hacia sí mismo, sino hacia Cristo, tal como dice la tradición sobre el Bautista; lo realmente importante es la palabra de salvación, el Señor Jesús, y Juan está en función de él.


LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1, 57-60.80


“JUAN ES SU NOMBRE”


Al cumplirse el tiempo en que Isabel debía dar a luz, tuvo un hijo. Sus vecinos y parientes fueron a felicitarla cuando supieron que el Señor había sido tan bueno con ella. A los ocho días, llevaron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías. Pero su madre dijo:
--No. Tiene que llamarse Juan.
Le contestaron:
--No hay nadie en tu familia con ese nombre.
Entonces preguntaron por señas al padre del niño, para saber qué nombre quería ponerle. El padre pidió una tabla para escribir, y escribió: 'Su nombre es Juan.' Y todos se quedaron admirados. En aquel mismo momento Zacarías volvió a hablar, y comenzó a alabar a Dios. Todos los vecinos estaban asombrados, y en toda la región montañosa de Judea se contaba lo sucedido. Todos los que lo oían se preguntaban a sí mismos: "¿Qué llegará a ser este niño?" Porque ciertamente el Señor mostraba su poder en favor de él.
El niño crecía y se hacía fuerte espiritualmente, y vivió en los desiertos hasta el día en que se dio a conocer a los israelitas.

REFLEXIÓN:
Hoy celebramos como Iglesia el nacimiento de Juan el Bautista, el hombre de quien Jesús diría: “No ha existido hombre más grande nacido de mujer que Juan”. El evangelio se detiene más detalladamente en la figura de Juan y su elección de parte de Dios, atestiguada por las características de su nacimiento: de una pareja de ancianos, cuya mujer es estéril. Humanamente era imposible esa concepción y ese nacimiento, pero ante Dios no existen imposibles y por eso los ancianos han podido recibir el don de un niño. En aquel nacimiento han intervenido dos factores: la realidad biológica de los padres que se aman y, de manera decisiva, el poder de Dios que guía la historia de los hombres. Sobre ese fondo se entiende por qué el nombre de aquel niño, (Juan= Dios es misericordioso) no es el que se esperaba. Siguiendo la tradición de la familia y suponiendo que el niño les pertenece, los parientes quieren llamarle Zacarías. Los padres, sin embargo, saben que el niño es un regalo de Dios y Dios le ha destinado a realizar su obra.
Él es el único santo al cual se le celebra la fiesta de su nacimiento. Y Juan, el Bautista, es llamado < el último profeta del Antiguo Testamento> fue una persona radical, que realizó su ministerio (bautizar y llamar a la conversión de los pecados) en el río Jordán. Bautizó al Señor y lo presentó como “el Cordero de Dios”. Vestía con piel de camello y se alimentaba de frutas silvestres, raíces, langostas y miel silvestre. No tenía otro interés más que el de anunciar la venida inminente del Reino de Dios. Por la forma cómo predicaba, en un momento se pensó que él era el Cristo. Juan decía de sí mismo: “Yo soy la voz que grita en el desierto” (Jn 1,23). Fue esa voz de anuncio y denuncia la que lo llevó a la muerte. Estando en la cárcel, Juan criticó fuertemente la unión entre Herodes y Herodías. Esto le causó la decapitación hacia el año 35 d.C., aproximadamente.
ORACIÓN
Padre de amor, Tú que llamaste a Juan cuando aún estaba en las entrañas maternas y lo elegiste para que preparara los caminos de Hijo, danos ánimos para seguir siempre a Cristo con la misma fidelidad con que Juan lo precedió. Amén

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