miércoles, 1 de junio de 2011

Junio 2011, PENTECOSTÉS: ESPÍRITU, ORACIÓN, COMUNIDAD, CARISMAS Y MISIÓN

EL PENTECOSTÉS EN LA COMUNIDAD DE JESÚS


Cuando llegó la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar. De repente, un gran ruido que venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde ellos estaban. Y se les aparecieron lenguas como de fuego que se repartieron, y sobre cada uno de ellos se asentó una. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran. Hechos 2,1-4
Y eran fieles en conservar la enseñanza de los apóstoles, en compartir lo que tenían, en reunirse para partir el pan y en la oración.
Todos estaban asombrados a causa de los muchos milagros y señales que Dios hacía por medio de los apóstoles. Todos los creyentes estaban muy unidos y compartían sus bienes entre sí; vendían sus propiedades y todo lo que tenían, y repartían el dinero según las necesidades de cada uno. Todos los días se reunían en el templo, y en las casas partían el pan y comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y eran estimados por todos; y cada día el Señor hacía crecer la comunidad con el número de los que él iba llamando a la salvación. Hechos 2,42-47.


Cuando permitimos que el regalo del Espíritu Santo llegue a nuestra vida ya no somos los mismos. Hemos dispuesto el corazón, hemos abierto la puerta, le hemos entregado las llaves, hemos dispuesto la casa para que Él habite.


Nos encontramos en tiempo de PENTECOSTÉS, tiempo de plenitud de Pascua, es la Fiesta de Jesús Resucitado, donde nos entrega y ofrenda el signo más grande de su resurrección: "El ESPIRÍRITU SANTO".


En Pentecostés hay un mover maravilloso en medio de los discípulos y es un mover que también permite y quiere el Señor en nosotros, tengamos en cuenta algunas claves para comprender mejor lo que sucede y poder vivir y medir como discípulos y discípulas suyas un Pentecostés nuevo y diferente:


-Vivir en clave de DIVERSIDAD: Diversidad de lenguajes, costumbres, razas, ideas, vivir en medio de la diferencia pero buscando y construyendo la unidad.

-Vivir en clave de ORACIÓN: Hacerlo desde la realidad de la existencia, no se trata simplemente de orar y siempre lo mismo, sino que los acontecimientos del diario vivir van de la mano con la oración, tanto personal como comunitaria en apoyo con otros y para otros.

-Vivir en clave de COMUNIDAD: No estamos llamados a estar solos ni trabajar solos. Sino en comunidad donde discípulos y discípulas comparten la vida, y es compartir la vida en solidaridad, generosidad, fraternidad y misericordia. Una comunidad de puertas abiertas, de refugio, incluyente, que sabe manejar sus dificultades, donde todos y todas aportan sus carismas, sus dones y sus roles para el bien común.

Y aquí en la comunidad, no olvidemos el papel protagónico de la mujer en el proyecto de Dios, así como es signo de Resurrección, también lo es de Pentecostés, (María y los discípulos estaban orando. Hechos 2,14). Para cada mujer también debe ser un gran reto, si la bella María, ubicada en su realidad, impactada en su entorno, busca justicia y paz, ese también es nuestro llamado, a ser protagonistas de nuestra propia vida, del entorno social, familiar y productivo donde nos encontramos, a la luz del Espíritu Santo, dentro de una comunidad cuyo principal fundamento es el AMOR.

-Vivir en clave de MISIÓN: Comienza en cada discípulo y discípula desde el interior del corazón que se va transformando y se va volcando hacia afuera para bendecir, para servir; comprometiéndose con los más débiles y vulnerables, con sus carencias, afectivas, económicas y espirituales, a quienes se les presenta el rostro amoroso de Dios misericordioso, tierno, sabio y transformador que nos da las herramientas, desde su Espíritu para cambiar de una vida de desesperanza a otra confiada y soportada en Él.

Que este Pentecostés 2011 nos envuelva y retroalimente para confirmar nuestro ser de discípulos y discípulas necesitadas de Dios creador, liberador y guía que habita en nuestra casa, para ser servidores y servidoras en Espiritu y verdad.


VIVAMOS UN NUEVO PENTECOSTÉS, UNA VIDA NUEVA Y DIFERENTE, SIEMPRE SOSTENIDA EN SU ESPÍRITU.



Dios les bendiga.

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