miércoles, 1 de junio de 2011

Domingo, 19 de junio de 2011

“¿CUÁL ES EL LUGAR DONDE SE REVELA LA VOLUNTAD DE DIOS?"


Celebramos hoy la Trinidad, la solemnidad de esta fiesta, nos sitúa ante la realidad del Dios cristiano y nos interroga por nuestra fe. En lo más profundo de nuestro ser experimentamos la necesidad de Dios, pero la Palabra del Señor nos pregunta cuál es la identidad del Dios en quien creemos.

PRIMERA LECTURA
ÉXODO 34,4b-6.8-9

“SEÑOR, SEÑOR, DIOS COMPASIVO Y MISERICORDIOSO”


Al día siguiente, muy temprano, tomó las dos tablas de piedra y subió al monte Sinaí, tal como el Señor se lo había ordenado. Entonces el Señor bajó en una nube y estuvo allí con Moisés, y pronunció su propio nombre. Pasó delante de Moisés, diciendo en voz alta:

--¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paciente y grande en amor y verdad!
Rápidamente Moisés se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y adoró al Señor diciendo:

--¡Señor! ¡Señor! Si en verdad me he ganado tu favor, acompáñanos. Esta gente es realmente muy terca, pero perdónanos nuestros pecados y maldad, y acéptanos como tu pueblo.

REFLEXIÓN
Nos habla de la experiencia maravillosa que tuvo Moisés con Dios. Acababa de pasar por la situación dolorosa del pecado de la comunidad (Ex.32) y en un grito anhelante, en medio de su fracaso, como guía del pueblo, le dijo a Dios. “¡Déjame ver tu gloria!” (Ex.33,18). Necesitaba sentir y experimentar a Dios para continuar su misión. Subió, entonces, al monte de Dios con dos tablas de piedra, para que el Señor escribiera en ellas las Palabras de Vida que el mismo Moisés había roto en su desespero. Allí, en el monte, invocó a Dios, y el Señor pasó por delante de él gritando su propia identidad: “¡Yahvé, Yavhé, Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor y fidelidad!”. La doble repetición del nombre de Dios nos remite a la experiencia inicial de Moisés (Ex.3,14) cuando preguntó a Dios por su identidad y el Señor respondió “Yo soy el que está siempre contigo”. Es un Dios presente y actuante en nuestra vida.

SALMO RESPONSORIAL: Daniel 3
R./ A ti gloria y alabanza por los siglos.

"Bendito eres, Señor, Dios de nuestros antepasados,
digno de honor y de toda alabanza por siempre.
Bendito tu nombre santo y glorioso,
digno de todo honor y de toda alabanza por siempre.
Bendito eres en tu santo y glorioso templo,
digno de todo honor y de toda gloria por siempre.
Bendito eres tú, que te sientas en trono de rey,
digno de todo honor y de toda alabanza por siempre.
Bendito eres tú, que estás sentado sobre querubines
y con tu mirada penetras los abismos,
digno de honor y de toda alabanza por siempre.
Bendito eres en la bóveda del cielo,
digno de alabanza y de gloria por siempre.

SEGUNDA LECTURA
2ª CORINTIOS 13,11-13


“ALÉGRENSE, ANÍMENSE, TENGAN UN MISMO SENTIR, VIVAN EN PAZ”

Para terminar, hermanos, deseo que vivan felices y que busquen la perfección en su vida. Anímense y vivan en armonía y paz; y el Dios de amor y de paz estará con ustedes. Salúdense los unos a los otros con un beso santo. Todos los hermanos en la fe les mandan saludos.

Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la participación del Espíritu Santo estén con todos ustedes.

REFLEXIÓN
Nos desvela el misterio de un Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, mediante el saludo trinitario a la asamblea: "la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con ustedes"

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 3,16-18


“DIOS MANDÓ A SU HIJO PARA QUE EL MUNDO SE SALVE POR ÉL”


"Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
"El que cree en el Hijo de Dios, no está condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios.

REFLEXIÓN
Es uno de esos textos cumbres de la literatura bíblica que revelan una luz especial: "tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo" (Jn 3,16).

Éstos serían como los versículos fundamentales para nuestra fiesta. En primer lugar el Dios de Israel y de Jesús, es un Dios inserto en la historia. El antiguo y nuevo Pueblo de Dios no llegaron a la experiencia de Dios, ni por la naturaleza (religiones naturalistas, tendentes a divinizar la creación), ni por la filosofía (la filósofía, que a través de las causas segundas, llega a una primera causa: Dios), sino por la historia. Imposible proclamar a este Dios, dejando de lado los grandes acontecimientos salvíficos: que "nació de María, la virgen, que padeció bajo Poncio Pilatos, que fue crucificado, muerto y sepultado", etc., son datos históricos puntuales. Dejar de lado la historia, sería no fundamentar la fe. Un Dios desentendido de la historia no sería el Dios de los cristianos. En segundo lugar, en esta historia llena de luces y de sombras, pero guiada de la mano de Yahveh, se va dando un avance; lo que los teólogos han llamado "la revelación progresiva". Cuando éramos niños tuvimos una experiencia de Dios que fue madurando poco a poco hasta hacernos adultos... El misterio de Dios uno y la trinidad es fruto de esta experiencia de revelación progresiva en la historia. Revelación cumbre, expresión de maduración: Dios no es un ser aislado, desentendido de las realidades temporales, solitario. Es un Dios comunitario, familia, sociedad, fraternidad, etc. Por eso, la cumbre de toda la revelación bíblica es ésta: Dios es amor. Y el amor nunca es soledad, aislamiento, sino comunión, cercanía, diálogo, alianza.

Dios es todo un proyecto de vida que revela la naturaleza misma del alma humana, creada a imagen y semejanza de Dios. De este modo podemos entender cómo la misma humanidad siente esa necesidad de alianza, aun en medio de la pluralidad. Vivimos en una casa común, somos una familia (humana), tenemos las mismas necesidades, los mismos problemas. Dios en esta hora de la historia habla a través de esos signos de un mundo en búsqueda.

No hay que estar rompiéndose la cabeza para intentar comprender, desde nuestra lógica natural, un misterio que nos es dado por revelación, y que sólo puede ser aceptado plenamente por la fe. A Dios nadie lo ha visto jamás, sólo el Hijo que estaba en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer (Jn 1,18). La fe ciertamente que pasa del oído a la mente, de la mente al corazón, y del corazón a la vida. Y Dios revela estas cosas a la gente sencilla, y las esconde a los sabios de este mundo. Esta es la lógica y la sabiduría de nuestro Dios, muy distinta y muy distante de la lógica natural, marcada por los egoísmos humanos. Dios entra más fácilmente en el corazón del niño que en el del adulto, en el corazón del humilde que en el del soberbio, en el corazón del débil que en el del fuerte.

PARA REFLEXIONAR
1. ¿Cuál es el Dios en el que tú crees?
2. ¿Qué puede significar para ti, que Dios sea lento para la cólera y rico en amor y fidelidad?
3. ¿Mi esfuerzo por el bienestar personal sacrifica la felicidad de otras personas?

ORACIÓN

Señor, ayúdanos a entregarnos con decisión a nuestra vocación como hijos tuyos. Que sepamos salirnos de nuestro mundo para donarnos a otros y ser testimonio vivo para los que nos rodean. Señor y Padre Bueno gracias por crearnos, porque nos hiciste tus hijos en Jesús. Gracias Jesús por redimirnos, nos compraste a precio de Sangre con tu entrega en la cruz. Gracias Espíritu Santo por guiarnos e iluminarnos, porque nos mantienes fuertes y alegres en el amor. Al Padre, al Hijo y al Espíritu, la gloria por siempre jamás. Amén.

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