miércoles, 1 de junio de 2011

Lunes 6 de Junio de 2011

“BAUTIZADOS EN EL ESPÍRITU SANTO”



PRIMERA LECTURA
HECHOS 19,1-8



“SE BAUTIZARON EN NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS”



Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo cruzó la región montañosa y llegó a Éfeso, donde encontró a varios creyentes. Les preguntó:
¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando se hicieron creyentes?
Ellos le contestaron:
Ni siquiera habíamos oído hablar del Espíritu Santo.
Pablo les preguntó:
Pues ¿qué bautismo recibieron ustedes?
Y ellos respondieron:
El bautismo de Juan.
Pablo les dijo:
Sí, Juan bautizaba a los que se volvían a Dios, pero les decía que creyeran en el que vendría después de él, es decir, en Jesús.
Al oir esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús; y cuando Pablo les impuso las manos, también vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas extrañas, y comunicaban mensajes proféticos. Eran entre todos unos doce hombres.
Durante tres meses, Pablo estuvo yendo a la sinagoga, donde anunciaba el mensaje sin ningún temor, y hablaba y trataba de convencer a la gente acerca del reino de Dios.

REFLEXIÓN:

La primera lectura nos sigue recordando que la misión cristiana no puede producir sus frutos si no es por la acción del Espíritu Santo. Si no fuese por su intervención, la Iglesia no se hubiese extendido por el mundo entero, más bien, hubiese claudicado ante las dificultades acomodándose a los valores del mundo.


La descripción que hace Lucas en este texto de Hechos se asemeja a lo acontecido en Pentecostés, aunque con una relevancia menor. Pablo impone las manos sobre unos discípulos de Juan recién convertidos, que se encontraban en Efeso, y les comunica el Espíritu Santo: " Y, habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo". Aquí se quiere remarcar las diferencias entre el bautismo de Juan y el bautismo de Jesús, el cual no es posible en plenitud sin la efusión del Espíritu. Como consecuencia despertaron en ellos dones que no imaginaban... se pusieron a hablar en lenguas, a profetizar... Es la fecundaidad plena de Dios en la vida de aquellos que creen el Él, la manifestación palpable de que ha comenzado un tiempo nuevo y definitivo donde el mal comienza a ceder su lugar al bien, la mentira a la verdad, la injusticia a la justicia, el miedo a la serenidad, la tristeza a la alegría.


Analizémoslo desde otra mirada, tambien para nuestra experiencia personal: El bautismo de Juan en el fondo es algo que yo hago desde mis convicciones; el bautismo de Jesús es algo que Dios hace desde sus convicciones. Por el bautismo de Juan yo me digo: "Tengo que cambiar", y me comprometo. En el bautismo de Jesús la Palabra de Dios me convence, mis convicciones le pertenecen a Él, entonces no me declaro ni inocente ni culpable, me pongo en las manos de Él y confío en su palabra sobre mí y su designio sobre mí, que es como a Él le parece, como Él quiere.
Abrirse al bautismo de Jesús, es creer en profundidad, es aceptar su salvación, creer, es ponerme en manos de Dios, para que Él me haga de nuevo, para que Él haga de mí una nueva creatura. Esa nueva creatura hecha por Él es hecha por el Espíritu Santo, Él es la fuerza creadora de Dios. Cuanto más amplio sea el terreno que le dejemos a Dios para que Él nos haga de nuevo, más pronto aparece su obra, su belleza, su transformación, su alegría, sus dones y sus frutos.

SALMO RESPONSORIAL: 67
R: Reyes de la tierra, cantad a Dios.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 16,29-33


“TENGAN VALOR: YO HE VENCIDO AL MUNDO”

Entonces dijeron sus discípulos:
Ahora sí estás hablando claramente, sin usar comparaciones. Ahora vemos que sabes todas las cosas y que no hay necesidad de que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que has venido de Dios.
Jesús les contestó:
¿Así que ahora creen? Pues ya llega la hora, y es ahora mismo, cuando ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo, ustedes habrán de sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo.

REFLEXIÓN
Los discípulos creen haber entendido lo que el Maestro les ha enseñado hasta ahora, pero Jesús les recuerda que va a ser tanta la contradicción y la incertidumbre que lo dejarán solo y huirán cobardemente, como bien lo muestran los evangelios. Muchas veces huimos cobardemente ante los compromisos adquiridos cuando le hemos dicho SI al Señor, porque no hemos logrado entender verdaderamente su propósito y sus enseñanzas. ¿Cuál es nuestro compromiso? El ser humano se encuentra sumergido en el dolor, el sufrimiento, la muerte causada por los sistemas injustos que imperan en nuestra sociedad. Por tanto, nuestro compromiso es generar vida y vida en abundancia, de manera especial para los que sufren y no tienen ya esperanza alguna. El Señor nos invita a tener valor porque “Él ha vencido al mundo”: Al mundo de violencia, de injusticia, al mundo individualista y egoísta, al mundo de corrupción y de muerte, y de todo aquel que la genera. El significado de “mundo” que aquí presenta Juan es el de, los que han negado por todos los medios el crecimiento humano y social de cada persona: Es a ésos a quienes ha vencido el Señor y nos invita a vencer cada día.

PARA REFLEXIONAR:
1. ¿En mi experiencia de fe he sido bautizado con el Espíritu de Jesús y lo vivo realmente?, ¿Si no lo he hecho, me estoy preparando para vivir una experiencia nueva en este Pentecostés, una experiencia verdadera del Espíritu de Jesús?
2. ¿Me comprometo con el Señor, a no abandonar el camino, a vivir en victoria, venciendo lo que me presenta el mundo cada día?
ORACIÓN
Señor que Tú Espíritu Santo, nos impulse a vivir la fraternidad, a servir, a vivir en encuentro con otros, a vivir nuestra vida en comunidad, a vivir tu proyecto. Señor no permitas que olvidemos y abandonemos nuestro compromiso contigo, no permitas que nos dejemos vencer por el “mundo”. Amén

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