miércoles, 1 de junio de 2011

Miércoles 15 de junio de 2011

“¿COMPARTIMOS DE VERDAD CON ALEGRÍA?”

PRIMERA LECTURA
2 CORINTIOS 9,6-11



“SIEMPRE SERÁN USTEDES RICOS PARA SER GENEROSOS”


Acuérdense de esto: El que siembra poco, poco cosecha; el que siembra mucho, mucho cosecha. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, y no de mala gana o a la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría. Dios puede darles a ustedes con abundancia toda clase de bendiciones, para que tengan siempre todo lo necesario y además les sobre para ayudar en toda clase de buenas obras. La Escritura dice: "Ha dado abundantemente a los pobres, y su generosidad permanece para siempre. Dios, que da la semilla que se siembra y el alimento que se come, les dará a ustedes todo lo necesario para su siembra, y la hará crecer, y hará que la generosidad de ustedes produzca una gran cosecha. Así tendrán ustedes toda clase de riquezas y podrán dar generosamente. Y la colecta que ustedes envíen por medio de nosotros, será motivo de que los hermanos den gracias a Dios.

REFLEXIÓN

En la primera lectura continuamos escuchando a Pablo respecto al tema de la colecta para la comunidad de Jerusalén. Al parecer, no ha sido fácil mover a los corintios a la generosidad, por lo cual les presenta nuevos argumentos: primero, en el campo de la cosecha depende de lo generosa que haya sido la siembra; segundo, Dios nos ha colmado de toda clase de favores, por lo mismo, es lógico que seamos generosos con los demás; tercero, Dios premiará con creces nuestra generosidad; y cuarto, hay que dar con alegría, “no a disgusto ni por compromiso”, pues “al que da de buena gana lo ama Dios”.
Teológicamente, el mensaje de Pablo acentúa dos ideas fundamentales: 1. Dios recompensa siempre la generosidad del hombre que da de buen grado. Los valores espirituales que vienen de él sobrepasan los bienes materiales que el hombre se procura. 2. El efecto de la generosidad se traduce en el crecimiento de la comunidad gracias a una auténtica comunidad de bienes. Pero, fundamentalmente quiere dejar claro que la generosidad para con los hermanos conduce a los beneficiarios a una actitud de “acción de gracias” a Dios. De tal forma que todo lo bueno que hagamos a favor de los demás que no sea para ostentación y alabanza nuestra, sino para la gloria de Dios; de lo contrario, nuestra recompensa se habrá perdido en un aplauso humano. Que nuestro servicio de caridad sea hecho siempre con alegría, sabiendo que, especialmente en el servicio a los pobres, necesitados y enfermos, estamos sirviendo y asistiendo al mismo Cristo.


SALMO RESPONSORIAL: 111

R: Dichoso quien teme al Señor



LECTURA DEL EVANGELIO

MATEO 6,1-6. 16-18



“TU PADRE, QUE VE ENLO ESCONDIDO,TE RECOMPENSARÁ”


"No hagan sus buenas obras delante de la gente solo para que los demás los vean. Si lo hacen así, su Padre que está en el cielo no les dará ningún premio.
"Por eso, cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente hable bien de ellos. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Cuando tú ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo; hazlo en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.
Jesús enseña a orar
"Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.
"Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas, que aparentan tristeza para que la gente vea que están ayunando. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, para que la gente no note que estás ayunando. Solamente lo notará tu Padre, que está en lo oculto, y tu Padre que ve en lo oculto te dará tu recompensa.

REFLEXIÓN:
En el contexto judío, había unos personajes que eran expertos en fingir “actos de misericordia” para que el público los viera y los alabara por su “gran bondad”. Se trataba de los fariseos. A ellos se refiere Jesús cuando expresa: “Como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los alabe”. Mateo presenta las tres obras buenas principales para los judíos: ayuno, oración y limosna, con la finalidad de acercar más la persona a Dios. El llamado de atención que hace Jesús a sus discípulos (a ti y a mí) es que no seamos como ellos, que, cuando hagamos estas obras, las realicemos más bien en secreto, porque el Padre que ve lo secreto lo recompensará. Es un reto para cada uno de nosotros, especialmente en nuestro tiempo en que los medios de difusión masiva promocionan el heroísmo, la exaltación, el exhibicionismo, y menosprecian el anonimato: no vales. La gente se esfuerza por llegar a hacerse personaje público, pero poco a poco va perdiendo lo fundamental: la identidad.


A Dios se le agrada “ de corazón” no con apariencias. Jesús conoce muy bien cuan profunda es la tendencia del ser humano a buscarse a sí mismo. Es por eso que el Señor quiere enseñarnos a reorientar continuamente nuestro corazón. Jesús nos asegura que el Padre está en nuestro interior, en lo secreto de nuestro corazón. Él conoce nuestras búsquedas, nuestras luchas y también nuestros esfuerzos y nos dará todo lo que necesitamos para ser felices, para ser discípulos auténticos de Cristo, para verdaderamente hermanos e hijos de Dios, hijos del Reino.

PARA REFLEXIONAR:
¿Somos generosos para Dios? ¿Somos generosos con los que nos rodean? ¿Somos generosos con nuestro tiempo, con nuestra disposición, con nuestro servicio, con nuestra escucha, con nuestros bienes materiales y espirituales?

ORACIÓN
Señor queremos abrir nuestro corazón en oración, en reparación, en generosidad, en solidaridad para ti y para todos los que nos rodean. Ayúdanos Señor a actuar con transparencia, no buscando reconocimiento, ni exaltación, sino buscando y trabajando silenciosamente para que tu Reino se haga realidad. Amén.

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