“JESÚS NOS SANA Y
PREPARA PARA EL SERVICIO”
PRIMERA LECTURA
1CORINTIOS 3, 1-9
“Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros
campo de Dios, edificio de Dios”
Hermanos, no pude hablaros
como a hombres de espíritu, sino como a gente carnal, como a niños en Cristo.
Por eso os alimenté con leche, no con comida, porque no estabais para más. Por
supuesto, tampoco ahora, que seguís los instintos carnales. Mientras haya entre
vosotros envidias y contiendas, es que os guían los instintos carnales y que
procedéis según lo humano.
Cuando uno dice "yo soy
de Pablo" y otro, "yo de Apolo", ¿no estáis procediendo según lo
humano? En fin de cuentas, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Ministros que os
llevaron a la fe, cada uno como le encargó el Señor. Yo planté, Apolo regó,
pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni
el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. El que planta y
el que riega son una misma cosa; si bien cada uno recibirá el salario según lo
que haya trabajado. Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de
Dios, edificio de Dios. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La lectura de hoy, tomada de
la Primera Carta a los Corintios, nos ayuda a descubrir la diferencia entre
infancia e inmadurez. Es verdad que Cristo nos invita a ser "como
niños" para entrar al Reino de los Cielos (Mt 18,3), pero esta infancia no
debe confundirse con la inmadurez espiritual que Pablo critica en su escrito de
hoy y que se condensa en eso que él llama ser "carnales" o
"dominados por las pasiones," como dice una traducción común. La
infancia espiritual nos libera del orgullo y nos invita a recibir con espíritu
dispuesto las invitaciones de la gracia, y a confiar en ella; la inmadurez, por
el contrario, nos cierra a la gracia, porque da autoridad solamente a las
propias opiniones o a quienes piensan y opinan como nosotros. Pablo nos habla
de ser carnal refiriéndose a las divisiones y partidismos evidentes
en esta comunidad de Corinto. La "carne" alude a ese poner, a la
certeza en lo que se ve, se siente o se controla inmediatamente, según esto, la
búsqueda del propio interés, que incluye la propia seguridad emocional como un
valor casi absoluto es pura "carne," causando así división y
desviándose del camino espiritual.
SALMO
RESPONSORIAL: 32
R. / Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como
heredad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.
Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es un canto de
alabanza a Dios por su poder manifestado en la creación, en el gobierno de las
naciones, en la ayuda concedida a su pueblo. El nuevo pueblo de Dios es más extenso
que el solo Israel y tiene motivos más amplios aún para cantar su alabanza, con
la humilde confianza de ser objeto del amor de Dios.
LECTURA DEL
EVANGELIO
LUCAS 4, 38-44
“También a los otros pueblos tengo que anunciarles
el Reino de Dios, para eso me han enviado”
En aquel tiempo, al salir
Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con
fiebre muy alta, y le pidieron que hiciera algo por ella. El, de pie a su lado,
increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a
servirles.
Al ponerse el sol, los que
tenían enfermos con el mal que fuera, se los llevaban; y él, poniendo las manos
sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios,
que gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Los increpaba y no les
dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a
un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban
retenerlo para que no se les fuese. Pero él les dijo: "También a los otros
pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado. Y
predicaba en las sinagogas de Judea. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús se revela como el
Mesías, es decir, como el Ungido, Enviado de Dios. Manifiesta autoridad sobre
las fuerzas del mal que dominan y deterioran la vida y la dignidad de los seres
humanos. Sabemos que para los tiempos de Jesús, las enfermedades eran signo de
castigo divino. Jesús cambia radicalmente este imaginario religioso del pueblo.
Las enfermedades son consecuencia del desarrollo natural del ser humano, y
también del abandono y descuido del enfermo. Por otra parte, los poseídos por
el demonio generalmente eran personas con trastornos mentales, cuyas causas
eran atribuidas a espíritus diabólicos que dominaban a las personas. Tanto la
enfermedad como los trastornos emocionales eran considerados consecuencia del
pecado personal o familiar y, por lo tanto, rechazo de Dios. Jesús sana,
libera, dignifica y devuelve a la vida normal a las personas oprimidas por
estas dolencias y carencias. En nuestros contextos socioculturales hay otras
“dolencias”, “carencias” y “posesiones diabólicas” que oprimen, marginan y
excluyen a muchos hermanos. ¿Cuáles son esos males que afectan la vida de tu
comunidad? ¿Cómo combatirlos?
ORACIÓN
Amado Dios, qué difícil es
dejar de vivir con criterios humanos, que nos llevan a apartarnos de tu
proyecto y de la encomienda que nos has dado como discípulos(as).
Ayúdanos por favor a no salirnos de tu voluntad y seguir trabajando por sembrar
tu Palabra en quienes más lo necesiten. Oramos, damos gracias y bendecimos la
vida de Rosalía
Olarte en su cumpleaños. Amén
“No basta con ser liberados(as) del mal, sino que hay que levantarse y
ponerse a servir”
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