domingo, 1 de septiembre de 2024

Jueves 05 de Septiembre de 2024

 

“¿QUE LUGAR OCUPA JESÚS EN NUESTRA VIDA?”

 

 

PRIMERA LECTURA

1CORINTIOS 3, 18-23

 

“Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios”

 

Hermanos: Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: "Él caza a los sabios en su astucia." Y también: "El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos." Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.  Palabra del Señor. 

 

REFLEXIÓN

Parece una contradicción lo que nos sugiere el apóstol san Pablo en la lectura de hoy. La sabiduría de este mundo es ignorancia ante Dios; sólo "haciéndonos" ignorantes llegaremos a ser sabios. ¿Cómo entender estas palabras? Pablo no está hablando de aparentar, desde luego. No se trata de "hacerse el ignorante," como quien oculta algo que sigue creyendo que tiene. Se trata de volverse ignorante, " Porque así como es importante aprender es igualmente importante desaprender. Así como hay que conocer cómo se deben hacer las cosas, hay también que olvidar y dejar de lado los vicios o malos hábitos que nos conducen a obrar como no se debe. De modo que la propuesta del apóstol, puesta en lenguaje actual, es: "Necesitas desaprender los caminos del orgullo y la vanidad para empezar a aprender los caminos de la humildad, la fe y la verdadera sabiduría."

 

¿Y por qué dice él que la sabiduría del mundo es inútil y  es necedad?.  Por una razón: lo que se aprende en el mundo y para el mundo es idolatría, de una forma o de otra, nos aparta de Dios y sus caminos. La sabiduría del mundo es ante todo sagacidad, capacidad de lograr las propias metas, astucia para conseguir lo que se quiere. Y ese es el problema: si el énfasis está todo en los métodos y procedimientos, mientras que los fines no son cuestionados, pronto tendremos un mundo de gente que se ataca y destruye, un mundo donde el disimulo y la traición están a la orden del día. La sabiduría de lo alto, la sabiduría divina, es otra cosa. Es entrar en el plan de Dios, que es salvación para el hombre. Es recuperar el designio original, que supone que las cosas son para nosotros y no nosotros para ellas. Es encontrarnos, en fin, con el corazón de Dios Padre y con la posibilidad real de ser hermanos que comparten, que son solidarios, que amas, y no enemigos que se destruyen.

 

SALMO RESPONSORIAL: 23

R. / Del Señor es la tierra y cuanto la llena.

 

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

el orbe y todos sus habitantes:

él la fundó sobre los mares,

él la afianzó sobre los ríos. R.

 

¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes y puro corazón,

que no confía en los ídolos. R.

 

Ése recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.

Éste es el grupo que busca al Señor,

que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo pudo haber sido escrito para celebrar el traslado del arca del pacto desde la casa de Obed-Edom hasta Jerusalén. La tradición dice que este salmo se cantaba el primer día de cada semana en los cultos del templo.  Deberíamos comprometernos a administrar adecuadamente este mundo y sus recursos, pero no debemos consagrarnos demasiado a ninguna cosa creada ni actuar como únicos propietarios porque este mundo pasará.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 5, 1-11

 

“Dejándolo todo, lo siguieron”

 

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro y echad las redes para pescar". Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes". Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador". Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas: desde ahora serás pescador de hombres". Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.   Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Jesús se muestra como el profeta esperado. Sus palabras y acciones manifiestan la hora de Dios. En medio de la desesperanza y la oscuridad en que vive el pueblo, se vislumbra una luz de vida. Por eso la agente se agolpa para escucharlo. Sus palabras iluminan el corazón, avizoran un amanecer luminoso. Dios no se ha olvidado de su pueblo. Hasta los pescadores han perdido las ganas de pescar. Pero Jesús los desafía, les pide que remen mar adentro, que se arriesguen. Y lanzan las redes confiando en la palabra del maestro. ¡Vaya sorpresa! La red queda repleta de peces. Los peces simbolizan la abundancia de bienes que contribuye al bienestar del pueblo. Hoy cuando el planeta se estremece ante la crisis ecológica y humanitaria, cuando todo parece nublado, oscuro, confuso, desesperado. Ahora es cuando hay que echar las redes en nombre de Jesús, confiando en su palabra que se hace proyecto de vida y esperanza para todos los que quieran asumir su propuesta de Reino. ¿De qué manera puedes ser signo de esperanza para tu comunidad?

 

ORACIÓN

Siendo de ti Señor Jesucristo,  pertenecemos al  grupo de discípulos(as) que te seguimos y hemos recibido tus instrucciones, a través de la Palabra, la dirección de los apóstoles de la comunidad,  el compartir la vida, la oración y la mesa fraterna. Por eso te agradecemos y pedimos que nos sigas dando la  gracia para continuar siendo multiplicadores de tu Reino de amor. Amén  

      

“Demos a Dios el lugar que le corresponde en nuestra vida, no solo buscándolo en momentos de necesidad”

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