“LLAMADOS A ESCUCHAR AL MAESTRO”
PRIMERA LECTURA
1CORINTIOS 10, 14-22
“Aunque somos muchos, formemos un solo cuerpo, porque comemos todos del
mismo pan”
Amigos míos, no tengáis que ver con la idolatría. Os hablo como a gente
sensata, formaos vuestro juicio sobre lo que digo. El cáliz de la bendición que
bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no
es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque
somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.
Considerad a Israel según la carne: los que comen de las víctimas se unen al
altar. ¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas son algo o que los ídolos son algo?
No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios, y
no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber de los dos cálices,
del Señor y del de los demonios. No podéis participar de las dos mesas,
de la del Señor y de la de los demonios. ¿Vamos a provocar al Señor? ¿Es que
somos más fuertes que él?. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy nos ilumina de lo que somos como cuerpo
de Cristo, del cuerpo físico, muerto y luego glorificado, Su Cuerpo nos hace
cuerpo.
Ya hemos mencionado, cómo los fieles de Corinto eran propensos a las
divisiones y partidismos. Su ciudad, un populoso puerto repleto de comerciantes
tanto como de maestros de toda clase de teorías y doctrinas, era terreno abonado
para una especie de continua competencia y búsqueda de adeptos y discípulos. Es
natural que esto engendrara una mentalidad propensa a los grupos, a las
polémicas y a las divisiones. Pablo era consciente de las causas profundas de
este modo de pensar y de obrar y quiere sanarlas llevando la atención de
aquellos cristianos hacia la raíz misma de su ser; por eso escribe: "El
cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio
de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su
cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo
cuerpo, porque todos comemos del mismo pan."
Sólo quien busca a Cristo por encima de toda versión existente o
posible de cristianismo podrá trabajar eficazmente en la unidad entre los
hermanos por una misma Sangre y congregados por un mismo Cuerpo.
SALMO RESPONSORIAL: 115
R./Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.
OREMOS CON EL SALMO
En este Salmo, alguien que ha experimentado la protección divina en una
grave aflicción da gracias al Señor por su bondad y proclama ante la comunidad
los beneficios recibidos de Dios. Nuestra Eucaristía es la acción de gracias de
la Iglesia por los beneficios recibidos mediante Cristo y así repite con el
salmista “Alzaré la copa de la salvación invocando su nombre.”
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 6, 43-49
“¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?”
En aquel tiempo decía Jesús a sus discípulos: "No hay árbol sano
que dé fruto dañoso, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce
por su fruto: porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian
racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón
saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal, porque lo que rebosa
del corazón, lo habla la boca. ¿Porqué me llamáis "Señor, Señor", y
no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone
por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una
casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió
el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente
construida. El que escucha y no pone por obra, se parece a uno que edificó una
casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se
derrumbó desplomándose". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Reconocer a Jesús como Señor implica para los discípulos de todos los
tiempos, un llamado exigente a la coherencia entre lo que decimos del evangelio
y lo que practicamos en nuestra vida cotidiana. La bondad del corazón es un
don, pero también es como una semilla que debemos cultivar y alimentar todos
los días para que los frutos del amor puedan brotar de nuestros corazones y
así, contagiar al mundo que nos rodea. A la maldad, como una cizaña, también le
gusta el corazón, y si le damos oportunidad se enquista y comenzará a producir
la maldad en el mundo. La bondad del corazón tiene su mejor alimento en la
Palabra de Dios. Una Palabra que como una roca debe convertirse en la base para
la construcción de una vida cristiana bondadosa, generosa, solidaria y
comprometida con la causa de Jesús. De lo contrario, serán palabras que se
lleva el viento, sin tiempo de dar fruto ni de sostener la vida de nadie.
Construir sobre roca a arena es una decisión que corresponde a cada cristiano.
¿Está hoy nuestra vida levantada sobre roca o sobre una frágil arena movediza?
¿Sentimos que la Palabra de Dios nos hace personas buenas, generosas, tiernas,
solidarias…?
ORACIÓN
Dios que nos educas y transformas, ayúdanos por favor a poner en
práctica lo que nos enseñas, para hacer lo que tú nos dices; que cuando vengan
las dificultades, tentaciones y opresiones seamos capaces de decir no y de
hacer lo que es correcto; pues ¿de qué sirve alabarte, recibir y transmitir tu
mensaje si no obramos según lo que nos enseñas?. Hoy más que nunca necesitamos
de tu dirección. Oramos, bendecimos y damos gracias por la vida de Elsa Piñeros
en su cumpleaños. Amén.
“Cristo quiere reinar en nuestros
corazones, hacer verdaderas nuestras palabras y coherentes nuestras obras”
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