domingo, 1 de septiembre de 2024

Miércoles 18 de Septiembre de 2024

 

“ASPIREMOS AL REGALO DEL AMOR”

 

PRIMERA LECTURA

1CORINTIOS 12, 31- 13, 13

 

“Quedan la fe, la esperanza, el amor; la más grande es el amor”

 

Hermanos: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor. Palabra del Señor.

 

 

REFLEXIÓN

 

En el centro de los capítulos dedicados a la relación entre carismas y ministerios, en la comunidad de Corinto, Pablo quiere dejar claro que es lo fundamental del tema, y nos coloca lo que se ha conocido como “Himno al Amor” (caridad cristiana), una de las páginas más bellas de todos los escritos. Hablando de carismas y ministerios Pablo presenta al amor como el carisma más grande, el que supera a todos. Para Pablo, el cristiano debe amar como Dios ama, como Cristo ama; por los mismos motivos, con la misma intensidad, constante y gratuitamente, sin condiciones, sin desmayar en el propósito. Incluso la fe y la esperanza, las otras 2 virtudes que llamamos cardinales, no son tan importantes como el amor. Todo lo demás pasará; sólo el amor durará para siempre. Quien ama como Dios, se realiza y llega a la madurez cristiana.

Al final, y a manera de alabanzas Pablo trata de describir, sin pretender agotarlas, las características del amor que viene de Dios. Cuanto necesitamos hoy como comunidad, reflexionar este pasaje de la Escritura. Si miramos nuestra realidad, descubrimos que no somos muy diferentes de la comunidad de Corinto, destinataria del mensaje paulino, respecto a la caridad cristiana. Se nos dificulta amar bien, saber disculpar, aguantar sin límites, ni irritarnos fácilmente, no tener envidia. Damos poco lugar a la tolerancia, a saber perdonar, a desde la diversidad construir unidad. A veces nos creemos buenos discípulos (as) de Jesús, llenos de carismas y dones, pero terminamos siendo como “un metal que resuena o unos platillos que aturden”. Por eso, debemos inclinarnos continuamente en humildad ante el Señor e implorarle que nos dé un corazón como el suyo: “Manso y humilde”. Un corazón que ambicione amar como Dios ama  y que no ponga los dones y carismas por encima de la personas.   

 

SALMO RESPONSORIAL: 32

R. / Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

 

Dad gracias al Señor con la cítara,

tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;

cantadle un cántico nuevo,

acompañando los vítores con bordones. R.

 

Que la palabra del Señor es sincera,

y todas sus acciones son leales;

él ama la justicia y el derecho,

y su misericordia llena la tierra. R.

 

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,

el pueblo que él se escogió como heredad.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo es un canto de alabanza a Dios por su poder manifestado en la creación, en el gobierno de las naciones, en la ayuda concedida a su pueblo. El nuevo pueblo de Dios es más extenso que el solo Israel y tiene motivos más amplios aún para cantar su alabanza, con la humilde confianza de ser objeto del amor de Dios. 

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 7, 31-35

 

“¿Con quién comparare esta generación?”

 

En aquel tiempo, dijo el Señor: "¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón."  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Jesús es un lector de los signos de los tiempos. Experimenta que su Padre actúa en la historia a través de acontecimientos a veces tristes como las denuncias del Bautista, experto en vida austera y denunciador de los excesos de los poderosos, pero otras veces, y este es el caso de Jesús, como anunciador de buenas noticias. Como en la parábola de los niños que juegan a ver los acontecimientos tristes y lo expresan con canciones tristes, y los alegres con cantos alegres. Ahora suena una alegre: es el Dios con nosotros. Las personas somos expertos en querer ver solo algunos signos de los tiempos conforme a la imagen equivocada que tenemos de Dios. Los contemporáneos de Jesús querían ver un mesías político, un vengador del imperio romano. Como seguidores de Jesús, debemos tener un oído a las noticias del mundo y otro a las de la Biblia. Denunciar las malas noticias, proclamar por encima de todo, las buenas, esa infinidad de iniciativas de los pobres del mundo en favor del Reino, iniciativas contra el maltrato infantil, de la mujer, contra la desigualdad, contra la injusticia, donde Dios habla.

 

ORACIÓN

Si no tenemos Amor, ¿cómo podremos recibir de ti para dar a nuestros semejantes?  Ayúdanos para aprovechar tu paso por nuestra vida, para solicitarte, antes que dones materiales, lo que a Ti más te gusta: que caminando contigo seamos libres para amar y servir sin prejuicios ni complicaciones, sino a tu estilo. Amén       

 

“Solo el amor supera el espíritu de división. El amor cristiano no es simplemente el fruto del esfuerzo, es un don al cual hay que aspirar, suplicar y recibir de Dios para poder vivir”

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