“ENTRE EL TRIGO Y LA CIZAÑA”
PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 14, 17-22
“Recuerda, Señor, y no rompas tu alianza con nosotros”
Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan: por la terrible
desgracia de la doncella de mi pueblo, una herida de fuertes dolores. Salgo al
campo: muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de hambre; tanto el
profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país. ¿Por qué has rechazado
del todo a Judá? ¿Tiene asco tu garganta de Sión? ¿Por qué nos has herido sin
remedio? Se espera la paz, y no hay bienestar, al tiempo de la cura sucede la
turbación.
Señor, reconocemos nuestra impiedad, la culpa de nuestros padres, porque
pecamos contra ti. No nos rechaces, por tu nombre, no desprestigies tu trono
glorioso; recuerda y no rompas tu alianza con nosotros. ¿Existe entre los
ídolos de los gentiles quien dé la lluvia? ¿Soltarán los cielos aguas
torrenciales? ¿No eres, Señor, Dios nuestro, nuestra esperanza, porque tú lo
hiciste todo? Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Jeremías, el que es llamado "profeta de desgracias," es
también en este sentido el gran profeta que apunta hacia la gracia. Su palabra es
tan vigorosa en mostrar la seriedad del pecado humano como la seriedad del amor
divino, que no es más terco el hombre en pecar que Dios en perdonar. Por eso
hoy el profeta nos enseña a orar, juntando la humildad con la confianza, y la
verdad de la miseria que es tan propia nuestra con la verdad de la misericordia
que es tan propia de nuestro Dios.
Importante también en este sentido cómo la conversión es un acto de
afirmación de la soberanía de Dios. Más importante que proclamar cuán poco
somos es el anunciar que Él es el único y verdadero, y que todas nuestras
búsquedas idolátricas son mentira y falsedad. Lo central del arrepentimiento
entonces es el amor que restaura en su lugar único al Dios que merece toda la
gloria.
SALMO
RESPONSORIAL: 78
R. / Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre.
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo,
ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas
de generación en generación. R.
OREMOS CON EL SALMO
La destrucción de Jerusalén y del templo, motiva esta lamentación y
queja. Dios parece haberse olvidado de su pueblo. Se apela al poder de Dios
Creador para que venga en auxilio de los afligidos. La historia de Israel es
parte de nuestra historia de salvación. Como Israel, podemos encontrar a Dios
aún en medio del más profundo abatimiento.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 13,
36-43
“Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo”
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos
se le acercaron a decirle: "Acláranos la parábola de la cizaña en el
campo". El les contestó: "El que siembra la buena semilla es el Hijo
del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del
Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es
el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo
mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo
del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los
corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto
y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino
de su Padre. El que tenga oídos, que oiga". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Como en la parábola del sembrador, la de la cizaña viene explicada por
Jesús. Si bien la parábola nos traslada a un escenario de juicio y quizás un
poco desalentador por los símbolos de la misma. Aquí la invitación es clara: la
acogida del Reino comienza en el interior de las personas en la fe a Jesús,
pero se realiza en la vida de los pueblos cuando el mal vaya siendo vencido por
el proyecto liberador de Dios. El Reino de Dios está ya abriéndose camino por
la historia y Jesús invita a entrar en él. A pesar de todas las resistencias y
desilusiones que se puedan producir por esta tarea, Jesús confía que Dios hará
suya la utopía tan anhelada del ser humano: la de hacer desaparecer el mal, la
injusticia y la muerte. No obstante, es necesario que hombres y mujeres tomen
con responsabilidad la misma tarea de Jesús, pues siempre se necesitarán
personas capaces de poner en marcha el proyecto de Dios. ¿Con nuestras
actitudes será que somos como semillas o, más bien, cizaña?
ORACIÓN
Amado Dios Gracias porque, sin merecerlo, nos llamaste a ser parte de tu
Reino. Por favor quita toda hoja seca, toda cizaña, que nos haga volver atrás y
fallarle a un Dios tan bueno. Que toda tentación sea apartada de nuestra vida
para no recaer, ni apartarnos de Ti y en comunidad ayudarnos unos a otros para
crecer en el Espíritu y contagiar a otras personas de Tu amor
misericordioso. Amén.
“Que Dios ponga sus palabras y su mensaje en cada corazón para que sepa
dar el fruto que Él busca en cada uno(a) de nosotros(as), a fin de sembrar la
verdadera justicia y paz”
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