lunes, 1 de julio de 2024

Domingo 14 de Julio de 2024

 

 


“ÉL NOS LLAMA LIBREMENTE”

 

Las lecturas de hoy nos dejan ver algo del poder que acompaña a los enviados de Dios. En el Antiguo Testamento esa expresión se refiere principalmente a los profetas, y en el Nuevo corresponde sobre todo a los apóstoles. Los elementos centrales son dos, que Dios envía y que Dios acompaña con su fortaleza, sabiduría y poder a los que envía.

 

PRIMERA LECTURA
AMÓS 7,12-15

 

“Ve y profetiza a mi pueblo”

 

En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, a Amós: "Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país." Respondió Amós: "No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

El santuario de Betel (Casa de Dios), tenía una significación política para el Reino del Norte. Por eso el sacerdote Amasías tiene que cuidar su puesto defendiendo los intereses del rey. En la medida en que los profetas participan del poder del Dios soberano, su palabra puede volverse antipática para los que quieren ocupar el lugar de Dios. Es el caso con aquellos sacerdotes del santuario de Betel ("Casa-de-Dios"), que sentían que tenían controlada la situación y que habían hecho del culto su modo de llevar una vida cómoda aunque ajena a los mandamientos del Señor. En nombre de ese sacerdocio habla Amasías, tratando de controlar a Amós, al  menos queriéndolo sacar de la escena. 

 

Amós, en el comienzo de su misión profética, encuentra rechazo de parte de la estructura religiosa, esto le augura problemas y dificultades pero está dispuesto a enfrentarlos. Vive de lo que hace, su vida no depende de su labor profética, de ahí que puede actuar con libertad tanto frente a la estructura religiosa como a la estructura política. Yahvé mismo le ha pedido que vaya a profetizar a Betel, así que Amasías va a tener que escucharlo aunque se incomode y aunque él no sea del Reino del Norte. Su respuesta es valiente, y Dios que lo envió lo asiste, de modo que el profeta permanece firme y su voz permanece clara, directa y eficaz. La predicación de Amós muestra la vaciedad del culto, de un culto que se queda en las obras exteriores; un culto que acalla la conciencia y que no deja ver la terrible incoherencia de un pueblo dividido por las injusticias.

 

El cristianismo como conjunto es un «santuario de Betel», los representados aquí por Amós no son sólo los teólogos críticos, ni los obispos proféticos, sino también somos nosotros, todos los cristianos de a pie de corazón limpio de intereses y sensibles a las exigencias del Evangelio.

 

SALMO RESPONSORIAL: 84

R/ Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

 

Voy a escuchar lo que dice el Señor:

"Dios anuncia la paz

a su pueblo y a sus amigos."

La salvación está ya cerca de sus fieles,

y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

 

La misericordia y la fidelidad se encuentran,

la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,

y la justicia mira desde el cielo. R.

 

El Señor nos dará lluvia,

y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,

la salvación seguirá sus pasos. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo refleja que la experiencia del poder salvador de Dios en la historia de Israel, permite al salmista pedir a Dios que continúe y lleve a término esa acción salvadora, que garantiza al pueblo la paz y la libertad. Esa experiencia se planifica en el acto salvador por excelencia realizado por Dios en la muerte y resurrección de Jesús. La justicia liberadora de Dios ofrece la paz a toda la humanidad.    

 

SEGUNDA LECTURA

EFESIOS 1,3-14

 

“Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo

 

Bendito sea Dios, Padre nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en el que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Para Pablo es claro que no sólo los judíos sino también los gentiles están ahora en Cristo y participan de la bendición de Dios que tiene lugar también en Cristo. La gran dificultad en el comienzo de la Iglesia fue aceptar a los gentiles. Pablo se esfuerza en esta alabanza de bendición a Dios por mostrar que quien se bautiza participa también de la elección, de la gracia o remisión de los pecados y de la iniciación en el misterio de Dios. Los miembros de la Iglesia somos, según el apóstol, los que hemos recibido la bendición: elegidos desde siempre y antes de todas las cosas, elegidos y destinados por Cristo para la condición santa de hijos y para que lleguemos a la plenitud de nuestro ser al transformarnos en imágenes de su Hijo, gracias a la acción del Espíritu y al haber sido agraciados en el Amado con el perdón de los pecados mediante la sangre de Cristo, elegidos para que mediante la sabiduría y la prudencia que, proceden del mismo Espíritu, penetremos en el misterio de Dios. En el misterio de la voluntad de Dios, de su propósito y realización en Cristo, nos hallamos incluidos también nosotros los cristianos procedentes tanto del judaísmo como los no judíos, porque en él está definida nuestra esencia, en él experimentamos el perdón de los pecados. Pablo siente que esta realidad terrena tiene que evolucionar, que el plan de Dios es recapitular todas las cosas en Cristo y que los cristianos no debemos permanecer al margen de las transformaciones sociales. Hemos sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo para ser sensibles a la acción transformadora de Dios, acción transformadora que tampoco es exclusiva de los cristianos. El compromiso del cristiano es hacer que este mundo de injusticia se transforme en una sociedad de hermanos pues se supone que entendemos cuál es la voluntad y el plan de Dios sobre la humanidad. Esta tarea no es fácil, porque no vivimos aislados de los demás y porque el mal ha sido institucionalizado por el ser humano.

 

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 6,7-13

 

“Jesús envía a los doce”  

 

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Comienza una nueva etapa en el proceso del seguimiento, la etapa de la misión. Ahora les corresponde a los Doce proclamar lo que han visto y oído. Jesús es consciente de que tendrán que enfrentar el mal en todas sus dimensiones por eso les da poder para hacerlo y les da algunas recomendaciones, les indica que es necesario un cierto estilo de pobreza, tener capacidad para acomodarse a las circunstancias y saber que van a ser aceptados o rechazados. La proclamación de la Buena Nueva debe hacerse en libertad, a nadie se puede obligar a aceptarla. Jesús les está hablando desde su propia vida, les está aportando desde su práctica pastoral. Todos los comienzos tienen sus dificultades, así lo vemos también en la experiencia de Amós, pero además están llenos de esperanza y de alegría porque se tiene la motivación de sacar  adelante un proceso. Jesús les advierte a los discípulos cómo son las cosas, para que nada los tome por sorpresa. Sin embargo, la experiencia para cada evangelizador será siempre diferente y a veces donde creemos que nos va a ir bien quizá no logramos nada. Quien evangeliza debe tener presente que es Dios quien hace que surja el fruto, pero también debe disponerse para que el mensaje que transmita motive, inquiete y sea más creíble. Jesús sabe lo que les espera a los Doce. Los envía de dos en dos. La compañía es apoyo, fuerza y motivación para cumplir mejor con la misión y para resistir a las dificultades. La tarea que van a realizar es una tarea liberadora pero, ¿están capacitados para hacerla? Al final del texto se nos dice cómo los discípulos expulsaron muchos demonios y curaron muchos enfermos. De esta forma los Doce van adquiriendo autonomía y confianza en sí mismos, se dan cuenta de que son capaces de hacer lo mismo que hace Jesús.

El que es enviado sabe que debe permanecer en el lugar hasta que cumpla con su misión, así lo vemos en Amós y en las indicaciones que Jesús les da a los Doce. El enviado no va a nombre personal, va en nombre de quien lo envió. Además Jesús cuenta con la buena voluntad de muchos hombres y mujeres que son solidarios, que abren la puerta de su casa para compartir, de ahí que se atreva a decirles que se queden en la casa donde entren hasta que vayan a otro lugar. Pero también les dice que donde no los reciban ni los escuchen, al marcharse sacudan el polvo de los pies. El gesto de sacudir los pies se hacía públicamente y expresaba condena y separación. No se puede obligar al otro a que reciba la Buena Nueva, también los demás tienen derecho a disentir, a manifestar que no están de acuerdo y el evangelizador debe tener una actitud más tolerante y comprensiva, Dios es claro que no quiere que obliguen a nadie a aceptar el mensaje y tal vez  debe esperarse una nueva oportunidad. Es más coherente con la «política de Dios» ser menos en número, por ser  respetuosos de la libertad religiosa, que ser más cuantitativamente a base de bajar el nivel de la calidad evangélica y de los métodos evangelizadores. Hoy  continuamente el Señor nos llama así mismo, a anunciar a todas las personas el Reino, la utopía de justicia y  fraternidad, a caminar por la vida anunciando a todos la Buena Noticia, somos destinados para esa misión y como hijos destinados a vivir una Vida plena en Él.

 

ORACIÓN

Jesús, al sabernos tus enviados(as) para llevar tu mensaje y dar de Ti a quien lo necesita, te pedimos que nos hagas ligeros de equipaje; prepáranos para recibir lo positivo y negativo que nos llegue en los lugares donde debamos estar. Que siempre te reflejemos con nuestras acciones y palabras y que los corazones como las realidades sean tocados y transformados por Ti. Amén

 

“Jesús nos envía a convertir corazones y a hacer retroceder las tinieblas a través de la predicación; y a llevar el bálsamo de la misericordia a quienes están maltratados y agotados”

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