lunes, 1 de julio de 2024

Jueves 18 de Julio de 2024

 

 

“DESCANSO  PARA LOS FATIGADOS”

 

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 26, 7-9. 12. 16-19

 

 “Despertarán jubilosos los que habitan en el polvo”

 

La senda del justo es recta. Tú allanas el sendero del justo; en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos, ansiando tu nombre y tu recuerdo. Mi alma te ansía de noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti, porque tus juicios son luz de la tierra, y aprenden justicia los habitantes del orbe. Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú. Señor, en el peligro acudíamos a ti, cuando apretaba la fuerza de tu escarmiento. Como la preñada cuando le llega el parto se retuerce y grita angustiada, así éramos en tu presencia, Señor: concebimos, nos retorcimos, dimos a luz... viento; no trajimos salvación al país, no le nacieron habitantes al mundo. ¡Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! Porque tu rocío es rocío de luz, y la tierra de las sombras parirá. Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

El texto de Isaías nos presenta lo que podemos llamar un extraño canto de esperanza.  El lenguaje es sonoro, las imágenes vigorosas, el tono es solemne: estamos frente a la obra de un genuino poeta. Y esto solo ya debe ser destacado: hay una calidad literaria inmensa en estos y muchos otros textos de Isaías. Una calidad, por otra parte, que no se queda en pura forma, porque está completamente al servicio del mensaje inspirado y revelado. Si miramos el texto mismo, lo descubrimos lleno de contrastes que en últimas quieren mostrar que Dios es el Poderoso; él es Aquel que obra en nosotros, a través de nosotros o sin nosotros. Por el contrario, nosotros sin él somos un parto vacío, un espectáculo ridículo y carente de significado. La esperanza, pues, que aquí se anuncia, es la del pueblo que busca con ardor la fuente viva y que ha aprendido a reconocer su nada. Sin él nada somos; con él todo podemos.

 

SALMO RESPONSORIAL: 101

R. / El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.

 

Tú permaneces para siempre,

y tu nombre de generación en generación.

Levántate y ten misericordia de Sión,

que ya es hora y tiempo de misericordia.

Tus siervos aman sus piedras,

se compadecen de sus ruinas. R.

 

Los gentiles temerán tu nombre,

los reyes del mundo, tu gloria.

Cuando el Señor reconstruya Sión,

y aparezca en su gloria,

y se vuelva a las súplicas de los indefensos,

y no desprecie sus peticiones. R.

 

Quede esto escrito para la generación futura,

y el pueblo que será creado alabará al Señor.

Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,

desde el cielo se ha fijado en la tierra,

para escuchar los gemidos de los cautivos

y librar a los condenados a muerte. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo es una invocación a Dios en una grave enfermedad y lamentación por la situación de la ciudad en ruinas. En medio de tal situación se expresa la confianza en la intervención salvadora de Dios. Las calamidades personales y públicas nos ayudan a reconocer nuestra pequeñez y a poner la confianza en Dios.

 

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MATEO 11, 28-30

 

“Soy manso y humilde de corazón”

 

En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera". Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

En la época de Jesús el común de la gente debía soportar unas brutales cargas económicas, sociales y culturales. Los impuestos superaban más de la mitad de lo que un individuo podía ganar en un año. Las posibilidades de ascenso social eran inexistentes, porque el común de la gente no tenía ningún acceso a la educación necesaria para ejercer un cargo público. Culturalmente la gente vivía agobiada por el temor a las fuerzas de la naturaleza o a los poderes de los mundos inferiores. La propuesta de Jesús suponía en este contexto una exigencia altísima, pero también una enorme libertad. Los valores del respeto y la humildad no sólo son un modo de relacionarse mejor con los demás, sino que se convierten en un camino de liberación humana. Se trata de cambiar el peso de las exigencias sociales, culturales y religiosas por la libertad y la disciplina de la misericordia y la solidaridad. El cumplimiento de esas exigencias sociales sólo llevaba a la angustia y desesperación, la libre aceptación de la propuesta de Jesús, conducía a la gracia y a la liberación. Nosotros tenemos hoy la tarea de descubrir el significado de la propuesta definitiva del amor solidario, el respeto y el arraigo en nuestra sociedad.

 

ORACIÓN

Señor, queremos practicar los valores de tu Reino, Aunque no sea fácil, sabemos que contamos contigo, tu apoyo, tus enseñanza y tu Espíritu para que en medio de nuestras angustias y equivocaciones vayamos creciendo en ser mejores personas que influyan en el cambio de una sociedad. Ayúdanos por favor para entender que tu siempre nos ayudas con nuestra cargas, acontar contigo siempre. Amén.

 

 

“Que Jesús nos dé un corazón manso y humilde como el suyo y sea siempre nuestro descanso”

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