viernes, 1 de julio de 2022

Sábado 30 de Julio de 2022

 

.“EL PROFETA DA LA VIDA POR LA JUSTICIA Y LA VERDAD ”

 

PRIMERA LECTURA

JEREMÍAS 26, 11-16. 24

 

“Ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar estas palabras”

 

En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los príncipes y al pueblo: "Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como lo habéis oído con vuestros oídos." Jeremías respondió a los príncipes y al pueblo: El Señor me envió a profetizar contra este templo y esta ciudad las palabras que habéis oído.  Pero, ahora, enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, escuchad la voz del Señor, vuestro Dios; y el Señor se arrepentirá de la amenaza que pronunció contra vosotros. Yo, por mi parte, estoy en vuestras manos: haced de mí lo que mejor  os parezca. Pero, sabedlo bien: si vosotros me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sus habitantes. Porque ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar a vuestros oídos estas palabras." Los príncipes del pueblo dijeron a los sacerdotes y profetas: Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios." Entonces Ajicán, hijo de Safán, se hizo cargo de Jeremías, para que no lo entregaran al pueblo para matarlo.  Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

La primera lectura, del libro del profeta de Jeremías, nos deja ver un momento dramático del ministerio de este hombre de Dios, enfrentado por las circunstancias a decir lo que nadie quiere oír y a no poder callar lo que sabe que sólo le atrae enemistad y persecución. Las cosas alcanzan una tensión máxima cuando empiezan a deliberar si Jeremías merece o no la muerte. Algunos dicen que sí, presentando al profeta como un enemigo del templo, y por lo tanto, como enemigo de Dios y de la Ley; otros en cambio dicen que no puede merecer la muerte porque precisamente ha hablado de parte de ese mismo Dios. Las cosas se dan de tal modo que el profeta mismo poco puede hacer y casi le toca convertirse en espectador angustiado de las deliberaciones y decisiones de otros sobre sí mismo.

El profeta Jeremías es el ejemplo del verdadero profeta, vemos como es acusado de alta traición porque denuncia aquello que las autoridades civiles y religiosas están haciendo mal, y su mensaje es fiel al querer de Dios para su pueblo, no al querer de las autoridades. Son momentos difíciles para Jeremías; sus palabras proféticas desbaratan los sesudos cálculos políticos de unos y la irreligiosidad de otros. Ante la ejecución inminente del profeta un amigo acude a su rescate. Siglos más tarde como lo veremos en el evangelio de hoy y bajo circunstancias similares, el profeta Juan no correrá con la misma suerte. La identidad bautismal del cristiano tiene en sus venas el adn de los profetas, como lo han demostrado mártires y santos que, apegados a la palabra de Dios, se han opuesto al absolutismo de reyes y gobiernos. Hoy, más que nunca, la palabra profética pasa por el crisol del discernimiento personal y comunitario que nos debe llevar a revisar nuestros procesos evangelizadores y nuestro compromiso concreto con las causas que abraza el Reino de Dios. ¿Preguntémonos cómo discernimos en  la voluntad de Dios en nuestras  decisiones cotidianas? Oremos hoy  por una Iglesia profética y comprometida y unos mejores gobernantes que busquen la  verdad, la paz y la justicia social.

 

SALMO RESPONSORIAL: 68

R. / Escúchame, Señor, el día de tu favor

 

Arráncame del cieno, que no me hunda;

líbrame de los que me aborrecen,

y de las aguas sin fondo.

Que no me arrastre la corriente,

que no me trague el torbellino,

que no se cierre la poza sobre mí. R.

 

Yo soy un pobre malherido;

Dios mío, tu salvación me levante.

Alabaré el nombre de Dios con cantos,

proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.

 

Miradlo, los humildes, y alegraos,

buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

Que el Señor escucha a sus pobres,

no desprecia a sus cautivos. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Lamentación de profunda emotividad de alguien que sufre profundas aflicciones y clama a Dios para que le socorra a él personalmente y a todo el pueblo. Salmo frecuentemente citado en el Nuevo Testamento que lo entiende como referido a Cristo, el justo sufriente por excelencia, que confía plenamente en Dios 

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MATEO 14, 1-12

 

“Herodes mandó decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús”

 

En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él". Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.  Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

El evangelio narra con abundancia de detalles la corrupción y la crueldad de los gobernantes de Galilea, que no dudaban en eliminar todo lo que se oponía a sus intereses. Las palabras de Juan el Bautista y el movimiento de Jesús fueron víctimas de estos gobernantes. Sus palabras no dejaban dormir al tirano Herodes Antipas hijo del Herodes el grande, el genocida de los niños inocentes de Belén.

Herodes Antipas tiene una imagen sobre Juan el Bautista, miedosa y supersticiosa. Su conciencia le grita, pero tiene miedo que Juan promueva un movimiento en su contra. Según el historiador de la época, Flavio Josefo, Herodes mandó matar a Juan Bautista porque temía que fuera a provocar un levantamiento popular en su contra. La condena a muerte del profeta Juan se decide en una orgía, en medio de un derroche de comida y bebida, fruto de los impuestos que empobrecen al pueblo de Galilea. El texto revela la bajeza moral, la cobardía, el alejamiento del sufrimiento del pueblo y todas las actitudes que se oponen al anuncio de la Buena Nueva del Reino. ¿Qué hacemos los cristianos ante las nuevas muestras de poder, intolerancia y violencia que siguen dejando víctimas y sufrimiento?

 

ORACIÓN

Señor, necesitamos tanto deponer incluso nuestra propia vida para decir a los demás lo que no corresponde a tu proyecto de amor. Por favor ayúdanos y fortalécenos,  para denunciar, a no callar por temor y/o hacernos los indiferentes ante todas aquellas actitudes, situaciones, comportamientos y realidades que  nos  apartan y apartan a otros de ti Amén.

  

 “Denunciemos con valentía la injusticia, y la corrupción que Dios reprueba ” 

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