“REPRODUCIR EL MANDAMIENTO DEL AMOR”
PRIMERA LECTURA
DEUTERONOMIO 30, 10-14
“El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo”
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Escucha la voz del Señor, tu
Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de
esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el
alma. Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni
inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir: "¿Quién de nosotros
subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo
cumplamos?"; ni está más allá del mar, no vale decir: "¿Quién de
nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo
cumplamos?" El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu
boca. Cúmplelo." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La época del destierro fue para Israel una situación que confrontó el
modelo de Alianza entre Dios y su pueblo, como principio de cambio y conversión.
Esta conversión incluye la vuelta personal a Dios y el cumplimiento de
todos su mandatos, “con todo el corazón” como pide Dt 6,4. Aunque el
capítulo 30 está redactado en segunda persona del singular, es de sentido
plural en la época del exilio: “cuando te sucedan estas cosas” (v. 1) ya les
han sucedido. Todo el capítulo presupone la destrucción de Judá y Jerusalén el
año 587 A.C. La buena nueva para el pueblo se centra en el capítulo 30. Se
presenta mostrando que el precepto no supera las fuerzas, ni está fuera del
alcance (v. 11) aunque el pueblo esté en el exilio. No está en el cielo, ni más
allá de los mares (vv. 12-13). La Palabra de Dios ya ha sido pronunciada y se
encuentra en nuestra boca y en nuestro corazón. Si nos llenamos de su Palabra,
se realizará su voluntad en nosotros (v. 14). Tener cerca la Palabra es amar a
nuestro prójimo. Hoy necesitamos también estar abiertos a la palabra que se nos
dirige en los signos de los tiempos y los lugares, como palabra reveladora de
la acción de Dios en nuestra historia, con el compromiso de escucharla y
vivirla en radicalidad y compromiso.
SALMO RESPONSORIAL:
68
“Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón”
Mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R.
Yo soy un pobre malherido; Dios mío,
tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R.
El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es una lamentación de profunda emotividad de alguien que
sufre profundas aflicciones y clama a Dios para que le socorra a él
personalmente y a todo el pueblo. Salmo frecuentemente citado en el Nuevo
Testamento que lo entiende como referido a Cristo, el justo sufriente por
excelencia, que confía plenamente en Dios.
SEGUNDA LECTURA
COLOSENSES 1, 15-20
“Todo fue creado por él y para él”
Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura;
porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres,
visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue
creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es
también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito
de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que
residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su
cruz. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El himno de Colosenses presenta poéticamente la primacía de Cristo, como
hijo de Dios y como principio de toda la nueva humanidad que renace en él.
Conecta la acción salvadora de Cristo con la obra de la creación, unidas a un
mismo tronco, con las raíces profundas de la fe. La nueva creación que surge
con Cristo, en esta visión entusiasta de Pablo, se presenta en el modelo de nueva
humanidad, por el mundo y la historia, donde hay que trabajar por ellas para
cumplir el plan salvador de Dios en su Hijo. Es una confesión de amor, más que
confesión de fe o de teología, por parte de Pablo.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 10, 25-37
“¿Quién es mi prójimo?”
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús
para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida
eterna?"Él le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en
ella?" Él contestó: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y
con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a
ti mismo." Él le dijo: "Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida."
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: "¿Y
quién es mi prójimo?" Jesús dijo: "Un hombre bajaba de Jerusalén a
Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos
y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por
aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un
levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un
samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio
lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y,
montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día
siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de
él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres
te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los
bandidos?" Él contestó: "El que practicó la misericordia con
él." Díjole Jesús: "Anda, haz tú lo mismo." Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
La mentalidad judía del tiempo de Jesús, absorbida por el legalismo, se
había convertido en una conciencia fría, sin calor humano, a la que no le
importaban las necesidades ni los derechos del ser humano. Solo se hacía lo que
permitía la estructura legal y rechazaba lo que prohibía dicha estructura. El
legalismo impuesto por la estructura religiosa era la norma oficial de la moral
del pueblo. Se había llegado, por ejemplo, a establecer, desde la legalidad
religiosa, que la ley del culto primaba sobre cualquier ley, así fuera la ley
del amor al prójimo. Esto asombraba y preocupaba a Jesús pues no era posible
que en nombre de Dios se establecieran normas que terminaran deshumanizando al
pueblo.
Este era el contexto en que nació la parábola del buen samaritano: un
hombre necesitado de ayuda, caído en el camino, más muerto que vivo, sin
derechos, violentado en su dignidad de persona, es abandonado por los
cumplidores de la ley (sacerdotes y levitas) y en cambio es socorrido por un
ilegal samaritano (que no tenían buenas relaciones con los israelitas).
La actitud del sacerdote y el levita frente al hombre caído en el camino
no se basa en el plan de la necesidad que tiene este último, sino en el de
inutilidad que presentaría ante la ley y el desempeño del oficio, el prestarle
cualquier atención al hombre caído, impediría a estos representantes del culto
oficial poder ofrecer los sacrificios agradables a Dios. El samaritano,
por el contrario, no encuentra ninguna barrera para prestar su servicio
desinteresado al desconocido que está tendido y malherido, que necesita la ayuda
de alguien que pase por ese camino. El samaritano únicamente siente compasión
por la necesidad de ese hombre anónimo y se entrega con infinito amor a
defender la vida que está amenazada y desposeída. Prójimo, compañero, dice
Jesús en esta parábola, debe ser para nosotros, en primer lugar el compatriota,
pero no sólo él, sino todo ser humano que necesita de nuestra ayuda.
Vemos como Jesús hizo una propuesta de verdadera opción por los derechos
de ese ser humano caído, condenado por las estructuras sociales, políticas,
económicas y religiosas que aparecen excluyentes (estructuras que se encargan
de no respetar los derechos de las personas y no les permitan vivir en libertad
y en autonomía). Jesús quiere decirnos cómo la solidaridad es un valor que hay
que anteponer no solo a la ley del culto, sino también a la misma necesidad
personal, buscando el bienestar social y comunitario, la defensa de los
derechos de tantos y tantas que viven en situaciones de falta de solidaridad y
de reconocimiento de sus derechos, nos hace pensar en la opción por continuar
el camino de compromiso y de trabajo en nuestras comunidades y organizaciones,
desde el compromiso solidario con los hermanos y hermanas que están caídos en
el camino, por el no reconocimiento de sus derechos. Todos como seres humanos,
debemos estar preparados y disponibles en todo tiempo y lugar, para
arriesgar la vida por el hermano o la hermana, porque es nuestro prójimo.
La parábola es todo menos un juego de palabras bonitas, es algo más
que una pieza literaria de la antigüedad. Es una constante interpelación para
hoy.
ORACIÓN
Señor Jesús, te damos gracias por esta nueva semana que hoy en tu día
domingo iniciamos. A la luz de tu Palabra reconocemos que todavía nos hace
falta mucho camino por recorrer. Sabemos muchas cosas, quizás conocemos tu
Palabra pero nos falta todavía el “hacer o actuar”, que nos coloque al servicio
gozoso de nuestros hermanos especialmente los que más sufren y no tienen quien
se acerque a ellos y venden su heridas y cuiden de sus dolencias. Por la acción
de tu Espíritu inunda nuestros corazones de tu amor para que seamos capaces de
hacernos prójimo de los demás y le sirvamos con tu amor. Amén
“Recibimos del amor del Dios para compartirlo
con personas en necesidad, que quizá no eran parte de nuestra vida ni nuestros
planes pero si son parte de los planes del Señor”
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