viernes, 1 de julio de 2022

Domingo 24 de Julio de 2022

 


“ORAR COMO JESÚS NOS ENSEÑA”

 

PRIMERA LECTURA

GÉNESIS 18, 20-32

 

“No se enfade mi Señor, si sigo hablando”

 

En aquellos días, el Señor dijo: "La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré." Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán. Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios: "¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?" El Señor contestó: "Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos." Abrahán respondió: "Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?" Respondió el Señor: "No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco."Abrahán insistió: "Quizá no se encuentren más que cuarenta." Le respondió: "En atención a los cuarenta, no lo haré." Abrahán siguió: "Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?" Él respondió: "No lo haré, si encuentro allí treinta."  Insistió Abrahán: "Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?" Respondió el Señor: "En atención a los veinte, no la destruiré." Abrahán continuo: "Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?" Contestó el Señor: "En atención a los diez, no la destruiré." Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Como suele suceder los domingos, hay un tema común entre la primera lectura y el evangelio, en este caso, el tema común es la oración y cuánto puede lograrse a través de ella. La primera lectura, nos muestra a Abraham, padre de la fe y antepasado de Israel, como gran intercesor ante  los habitantes de estas ciudades de Sodoma y Gomorra.  Abraham intercede a favor de los que, siendo inocentes, se hallan en medio de un pueblo corrupto y vil. Las ciudades de Sodoma y Gomorra han amontonado su propia destrucción, pero Abraham no quiere que en la catástrofe que habrá de llegar perezcan juntos los culpables con los honrados. Por eso ruega, apelando a la justicia de Dios, de un modo humilde pero persistente. De su ejemplo aprendemos esas dos cualidades que son muy propias de la oración cristiana: humildad y perseverancia.

Abraham nos muestra una actitud a imitar: apertura y ayuda a los demás. La negociación entre el intercesor y Dios, recuerda el estilo oriental (y muy latinoamericano, también) del regatear. Lo que se busca es acentuar la insistencia intercesora de Abraham y la magnitud del pecado de Sodoma y Gomorra. El texto es el mejor ejemplo de oración como diálogo audaz y comprometido con Dios, en el que vemos a Abraham hablar con el Señor y tratar de convencerlo a partir de su bondad y justicia, pero, al parecer, abusando de su confianza. El estilo y modo de proceder es, obvio, de una mentalidad semítica: poner en juego el honor de Dios, su reputación de justicia pero que muestran la confianza en Dios y la proximidad de los hombres a Él.

 

SALMO RESPONSORIAL: 137

R./ Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.

 

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;

delante de los ángeles tañeré para ti,

 me postraré hacia tu santuario. R.

 

Daré gracias a tu nombre,

por tu misericordia y tu lealtad.

Cuando te invoqué, me escuchaste,

 acreciste el valor en mi alma. R.

 

El Señor es sublime,

se fija en el humilde,

y de lejos conoce al soberbio.

 Cuando camino entre peligros,

me conservas la vida;

extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo. R.

 

Y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:

Señor, tu misericordia es eterna,

no abandones la obra de tus manos. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este Salmo es un canto de acción de gracias a Dios y expresión de confianza en la protección divina. La invitación es a tener la certeza a que sabiéndose amados por Él aunque haya muchas dificultades, El escucha y da la valentía para salir adelante, porque somos hechura de sus manos. Esa acción de gracias es universal; el mundo entero debe expresarle gratitud

 

SEGUNDA LECTURA

COLOSENSES 2, 12-14

 

“Os dio vida en Cristo, perdonándoos todos los pecados”

 

Hermanos: Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

A partir de este texto los cristianos consideraban la pila bautismal como un sepulcro en el que somos sepultados con Cristo; por otra parte, es también como la madre que engendra a la vida; de ahí, el expresivo ritual de la inmersión. Pero el ritual que representa esta muerte y esta resurrección sólo tiene eficacia si corresponde a la fe en Dios que resucitó a Cristo de entre los muertos. Esta expresa, pues, la vinculación entre bautismo y fe. La introducción al misterio de Cristo acontece en el bautismo, pero se funda en la fe. Haber resucitado significa en realidad vivir en Cristo, como consecuencia de haber obtenido el perdón de los pecados como resultado de la muerte del Señor. Siendo coherente, Pablo dice que “el perdón del pecado es liberación de la ley y  porque existe una correspondencia entre Ley, muerte y pecado ( Rom 7,7-9). La mejor expresión paulina al respecto se encuentra aquí como imagen. La Ley ha sido clavada en la cruz.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 11, 1-13

 

“Pedid y se os dará”

 

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos."Él les dijo: "Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación." Y les dijo: "Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.

¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?" Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

La oración forma parte de la vida del pueblo judío. Los piadosos volvían su espíritu a Dios varias veces al día. Jesús aprende, desde el pueblo y su tradición a orar. Como buen judío, aprendió a hacerlo en la familia y en la sinagoga. En su ministerio, su oración adquiere una particularidad: su acercamiento a Dios, “su Abbá”. Lucas lo describe en oración varias ocasiones (3,21; 5,16; 6,12; 9,29). Lucas  muestra la transmisión más fiel de la oración con el Padrenuestro: PADRE, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: o sea que Dios sea conocido, dado a conocer, alabado, amado, bendecido, glorificado y agradecido por todas las personas del mundo. Que el nombre del Señor, o sea el mismo Dios, reciba estimación, amor veneración, y piadosa adoración por todos y cada vez más. VENGA TU REINO: es una oración misionera. Lo que buscan los misioneros es hacer que Dios reine en las personas de las tierras en que ellos están evangelizando desde sus culturas y costumbres. Que venga su Reino. Si primero buscamos el Reino de Dios, todo lo demás vendrá por añadidura. Es un deseo de que Dios reine en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestro hogar, en la sociedad, en la nación y en el mundo entero. Y en cuantas naciones y personas todavía no reina! DANOS EL PAN DE CADA DÍA. Pedimos para cada día el pan, sin afanarnos por el futuro, porque Dios estará también en el futuro y El proveerá. Como el Maná del desierto, el pan de cada día es un don maravilloso de la bondad del Señor. Con esta petición del pan diario le estamos queriendo pedir que nos libre de tantas dificultades económicas, desempleo, inundaciones y sequía,  violencia, desplazamiento, injusticia social,  desprotección para la madre, niño, anciano, viuda abandonados.   Todos los días lo necesitamos, necesitamos de su pan,  por eso tenemos que pedirlo todos los días. PERDONANOS NUESTROS PECADOS, COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. San Agustín enseña que a algunos no les escucha Dios la oración que le hacen, porque antes no han perdonado a los que los han ofendido, o no le han pedido perdón al Señor por sus pecados. Sin pedirle excusas por los disgustos que le hemos proporcionado, ¿cómo queremos que nos conceda las gracias que le estamos suplicando?. Dios pone una condición para perdonarnos: no podemos obtener perdón del cielo, si no perdonamos en la tierra. El día del Juicio no tendrás disculpas: te juzgarán como hayas juzgado. Te condenarán si no quisiste perdonar a los demás, y te absolverán si supiste perdonar siempre.: El Padre Celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan. ÉL LES DARÁ EL ESPÍRITU SANTO. El objetivo final y el contenido de la oración cristiana es llegar a recibir el Espíritu que es capaz de renovar la faz de la tierra, incluidos nosotros. El Espíritu Santo es la fuerza que viene de lo alto con poder avasallador y aleja los vicios y nos trae muchos buenos pensamientos y deseos. El Espíritu Santo quiere ser nuestro Huésped, y es enviado por el Padre Celestial si se lo pedimos con fe y perseverancia. El Espíritu Santo es el que nos hace comprender la Palabra.  El Espíritu Santo cuando viene nos ofrece: orar mejor, arrepentirnos de nuestros pecados y tener deseo de dedicarnos a agradar a Dios.

 

ORACIÓN

Padre Bondadoso, te damos gracias, te alabamos y te bendecimos por esta nueva semana. Por la acción de tu Espíritu a través de la poderosa  Palabra que hoy nos regalas, permítenos tener voluntad y esfuerzo para lograr que tu Reino venga a  nuestra vida y a los nuestros, concédenos todo lo que tú sabes que necesitamos, para ser hijos agradecidos, creyentes convencidos y discípulos fieles de tu Hijo Jesús, que siempre estemos atentos a la escucha de tu Palabra y tocando a tu corazón a través de la oración para ser bendecidos y transformados compartiendo siempre en solidaridad con los más necesitados. Amén.

 

“Seamos sensibles ante las necesidades de nuestros semejantes y dispongámonos a interceder por ellos en oración y en acción”

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