“LA PREDICACIÓN DEL REINO Y LOS SIGNOS QUE LA ACOMPAÑAN”
PRIMERA LECTURA
OSEAS 8, 4-7. 11. 13
“Siembran viento y cosechan tempestades”
Así dice el Señor: "Se nombraron reyes en Israel sin contar
conmigo, se nombraron príncipes sin mi aprobación. Con su plata y su oro se
hicieron ídolos para su perdición. Tu becerro, Samaria, te hizo alejarte. Se
encendió mi enojo contra ellos. ¿Cuándo lograréis la inocencia? Un
escultor lo hizo, no es dios, se hace añicos el novillo de Samaria. Siembran
viento y cosechan tempestades; las mieses no echan espiga ni dan grano, y, si
lo dieran, extraños lo devorarían. Porque Efraín multiplicó sus altares para
pecar, para pecar le sirvieron sus altares. Aunque les dé multitud de leyes,
las consideran como de un extraño. Aunque inmolen víctimas en mi honor y coman
la carne, al Señor no le agradan. Tiene presente sus culpas y castigará sus
pecados: tendrán que volver a Egipto." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Esta lectura, tomada de la profecía de Oseas, es una dura reprimenda.
Probablemente nos molestan los castigos, pero no los rechacemos sin saber si
son justos, porque a veces la salud llega como medicina amarga pero muy
oportuna. ¿Qué reprocha el profeta? Por lo menos cuatro cosas: el intento de
hacerse dioses, la pretensión de nombrar sus jefes y príncipes sin contar con
Dios, la sordera ante la voz del Señor, expresada en sus mandatos, y la ofrenda
de un culto vacío. Preguntémonos: ¿son esas quejas justas para aquel tiempo? De
eso no queda duda. ¿Son útiles para nuestro tiempo? Creo que tampoco pueda
dudarse.
El profeta denuncia al pueblo de haber extraviado su camino adorando a otros
dioses y en el momento de angustia buscan a Dios para que los salve. Algo
similar nos puede suceder a nosotros cuando descuidamos el encuentro personal,
familiar, comunitario con Dios creyendo que, con nuestras solas fuerzas,
resistiremos los embates del mal. El reconocimiento de nuestra fragilidad,
mezclada con ingenuidad, nos debería de alertar respecto de las trampas de todo
lo que el sistema-mundo ofreció como fuente de felicidad y plenitud humanas. Lo
que no se nos dijo es que también nos harían dependientes e idólatras de
estilos de vida por los que sacrificamos todo, incluso a tener libertad. Frente
a tantos detractores de la fe, necesitamos de personas que no sólo den
testimonio de la experiencia liberadora sino que ayuden consolando y
dignificando a otras. Necesitamos comunidades vivas que abran sus puertas a
quienes se sienten como «ovejas sin pastor».
SALMO RESPONSORIAL:
113B
R/ Israel confía en el Señor.
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. R.
Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen. R.
Tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan.
Que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos. R.
Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo. R.
OREMOS CON EL SALMO
Recuerdo poético de los acontecimientos del éxodo, el momento de
fundación del pueblo de Dios. El éxodo seguirá siendo anticipación y símbolo de
la más honda y universal liberación que Dios realiza por medio de Cristo.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 9, 32-38
“La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos”
En aquel tiempo llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó el demonio, y
el mudo habló. La gente decía admirada: "Nunca se había visto en Israel
cosa igual". En cambio, los fariseos decían: "Este echa los demonios
con el poder del jefe de los demonios". Jesús recorría todas las ciudades
y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y
curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se
compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, "como ovejas
que no tienen pastor". Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es
abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies
que mande trabajadores a su mies". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Para el evangelista Mateo, la misión de Jesús estuvo caracterizada en
esta segunda etapa por cuatro acciones: recorrer, enseñar, proclamar y sanar.
Todas y cada una de ellas lo diferenciaban de los maestros y de los movimientos
religiosos y sociales de esa época. Pero tal vez lo más característico fue su
preocupación y cuidado del pueblo pobre, comparado con un ‘rebaño sin pastor’.
Era bien sabido para los lectores de los evangelios la situación difícil de las
ovejas sin el cuidado de un pastor, porque a diferencia de las cabras que se
organizan en manadas pequeñas o que son capaces de sobrevivir solas, las ovejas
necesitan el cuidado frecuente de alguien que las conduzca hacia mejores
pastos, las defienda de las fieras y las limpie de parásitos peligrosos. En el
evangelio de Mateo esta situación es afrontada directamente por Jesús con la
serie de curaciones o acciones terapéuticas y, de ahora en adelante, por medio
de un discurso llamado apostólico con el que instruye a sus seguidores en la
atención y cuidado de esa masa de personas que percibe en Jesús y su grupo una
esperanza. Nosotros tenemos ahora el mismo desafío de los apóstoles: dejarnos
formar por las enseñanzas de Jesús.
ORACIÓN
Señor hoy nos haces darnos cuenta que necesitamos vivir un camino de
oración y acción, ayúdanos en la misión, que seamos operarios capacitados para
reconocerte, escucharte y tomar las decisiones más acertadas en la vida
personal y comunitaria. Señor que reflexionemos y seamos conscientes de
cómo estamos viviendo nuestra misión en esta tierra, si en nuestro caminar
diario contamos realmente contigo o permanecemos sin ti. Amén
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: