“BARRO EN MANOS DEL ALFARERO”
PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 18, 1-6
“Como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi
mano”
Palabra del Señor que recibió Jeremías: Levántate y baja al taller del
alfarero, y allí te comunicaré mi palabra." Bajé al taller del alfarero,
que estaba trabajando en el torno. A veces, le salía mal una vasija de barro
que estaba haciendo, y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al
alfarero.
Entonces me vino la palabra del Señor: ¿Y no podré yo trataros a
vosotros, casa de Israel, como este alfarero? -oráculo del Señor-. Mirad: como
está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de
Israel." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Una nueva acción simbólica de la profecía de Jeremías nos deja una
enseñanza imborrable: la caricia vigorosa del alfarero hace posible el milagro
de la belleza en el barro; la gracia poderosa del Señor hace posible la vida
divina en la existencia humana. Las manos son el símbolo y el instrumento
primero del poder. Ya el filósofo Aristóteles destacaba el papel de la mano
como vehículo de la voluntad; luego los antropólogos destacaron el diseño de la
mano humana, con el pulgar opuesto a los otros dedos, cosa que permite asir,
sujetar y "manejar." En un sentido más trivial, ¿qué sucede con mucha
frecuencia cuando descansamos o trabajamos? El "ratón" del computador
o el "control remoto" del televisor o equipo de sonido suelen estar
en nuestras manos. Nos dan una sensación de "poder" que ha sido
estudiada también: nos encanta tener el control.
Jeremías le da la vuelta a ese cuadro: se trata no de llenarnos de poder
sino de permitir que el poder de Dios obre; se trata no de tener a Dios en
nuestras manos sino de ponernos en sus manos. En ello está nuestra real
posibilidad de ser felices y de realizarnos en plenitud, pero también está el
sacrificio de ser remodelados incluso en aquellas cosas que quizá preferíamos o
no queríamos soltar.
SALMO RESPONSORIAL: 145
R. / Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes. R.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él. R.
OREMOS CON EL SALMO
La alabanza expresada en este Salmo se fundamenta en el poder creador
del Señor y en su bondad para con los pobres y oprimidos. Los motivos para
alabar a Dios están precedidos de una exhortación sapiencial y de una
“bienaventuranza”. El salmista invita a los fieles a no confiar en los
poderosos, porque de ellos no puede venir la salvación; proclama la felicidad
de los que confían en el Señor. Jesús proclamó el Reino de Dios y lo hizo
presente con sus obras de compasión y poder.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 13, 47-53
“Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran”
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se
parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces:
cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en
cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán
los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno
encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo
esto?" Ellos le contestaron: "Sí." Él les dijo: "Ya veis,
un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que
va sacando del arca lo bueno y lo antiguo." Cuando Jesús acabó estas
parábolas, partió de allí. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Aquí termina el sermón de las parábolas en el evangelio de Mateo. Es una
parábola síntesis. El Reino es una pesca con peces de toda especie. Exige
trabajo y dedicación pero tiene como final una pesca abundante. Como en la
parábola del trigo y la cizaña, en la pesca hay peces que no sirven. Hay
plenitud y abundancia, pero hay un discernimiento final de la historia donde
solo permanecen los pescados del Reino. Al final, Jesús nos pone un ejemplo
hermoso para explicar mejor su mensaje. El maestro de la ley, convertido en
discípulo del Reino, debe sacar, como el padre de familia, las cosas antiguas y
las nuevas para ponerlas en diálogo. Debe hacer memoria de la ley y los
profetas, de la marcha del pueblo del primer testamento y de la novedad del
Reino. No es destrucción de lo antiguo sino plenitud. En América Latina retomamos
las antiguas tradiciones de los pueblos indígenas, afrodescendientes y mestizos
y la ponemos en diálogo con las palabras del evangelio. ¿Contribuimos como
cristianos en potenciar los nuevos caminos de la interculturalidad, que tiene
como objetivo no solo reconocer la diferencia cultural, sino sobre todo,
construir proyectos comunes que protejan la vida humana y ecológica?
ORACIÓN
De rodillas ante ti Señor reconocemos que estamos en tu precioso regazo,
nos ponemos delante de ti, queremos ser barro en tus manos, que tú seas
nuestro alfarero, sigue obrando en nuestras vidas, quitando lo que no sea tuyo,
lo que impide que construyamos tu Reino a plenitud. Saca de nuestra vida tantos
miedos, angustias, incertidumbre, falta de fe, falta de amor, queremos vivir
y caminar con la certeza de que siempre nos guías y nos acompañas. Amén.
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