domingo, 1 de agosto de 2021

Jueves 12 de Agosto de 2021

 

 “EL PERDÓN INCONDICIONAL”

 

PRIMERA LECTURA

JOSUÉ 3,7-10A.11.13-17

 

“El arca de la alianza del Señor va a pasar el Jordán delante de vosotros”

 

En aquellos días, el Señor dijo a Josué: "Hoy empezaré a engrandecerte ante todo Israel, para que vean que estoy contigo como estuve con Moisés. Tú ordena a los sacerdotes portadores del arca de la alianza que cuando lleguen a la orilla se detengan en el Jordán." Josué dijo a los israelitas: "Acercaos aquí a escuchar las palabras del Señor, vuestro Dios. Así conoceréis que un Dios vivo está en medio de vosotros, y que va a expulsar ante vosotros a los cananeos. Mirad, el arca de la alianza del Dueño de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de vosotros. Y cuando los pies de los sacerdotes que llevan el arca de la alianza del Dueño de toda la tierra pisen el Jordán, la corriente del Jordán se cortará: el agua que viene de arriba se detendrá formando un embalse." Cuando la gente levantó el campamento para pasar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza caminaron delante de la gente. Y, al llegar al Jordán, en cuanto mojaron los pies en el agua -el Jordán va hasta los bordes todo el tiempo de la siega-, el agua que venía de arriba se detuvo, creció formando un embalse que llegaba muy lejos, hasta Adam, un pueblo cerca de Sartán, y el agua que bajaba al mar del desierto, el mar Muerto, se cortó del todo. La gente pasó frente a Jericó. Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza del Señor estaban quietos en el cauce seco, firmes en medio del Jordán, mientras Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que acabaron de pasar todos. Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

El prodigio que hoy contemplan nuestros ojos en la primera lectura tiene un hondo significado místico. La redacción de este pasaje quiere indudablemente que comprendamos cuáles son las fuerzas que pueden darle la victoria al pueblo de Dios. En realidad, la triunfante procesión de los israelitas, presididos por el arca de la alianza, es una inolvidable catequesis que tendía que marcar a fuego su memoria: "somos el pueblo elegido, somos el pueblo del Señor". En muchos pasajes de la Biblia el agua aparece como señal y recordatorio de aquel caos original sobre el que se cernía el espíritu de Dios (Gén 1,2). El agua es indómita, implacable, inapelable, inflexible en su obrar, imprevisible en su fiereza. Los israelitas no emularon a sus vecinos los fenicios en la capacidad de aprovechar las bondades de los caminos acuáticos. Por el contrario, padecieron tanto la escasez como el diluvio y por ello tenían la idea muy arraigada de que sólo Dios puede dominar las aguas. Esta clave nos ayuda a entender muchos pasajes de la Escritura, desde el diluvio hasta el caminar de Cristo sobre el lago.

 

SALMO RESPONSORIAL: 113A

R./Aleluya.

 

Cuando Israel salió de Egipto,

los hijos de Jacob, de un pueblo balbuciente,

Judá fue su santuario,

Israel fue su dominio. R.

 

El mar, al verlos, huyó,

el Jordán se echó atrás;

los montes saltaron como carneros;

las colinas, como corderos. R.

 

¿Qué te pasa, mar, que huyes,

a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;

colinas, que saltáis como corderos? R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo es un recuerdo poético de los acontecimientos del éxodo, el momento de fundación del pueblo de Dios. El éxodo seguirá siendo anticipación y símbolo de la más honda y universal liberación que Dios realiza por medio de Cristo.

 

 

LECTURA DE EVANGELIO

MATEO 18,21-19,1

 

“No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”

 

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano." Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El pasaje evangélico nos recuerda que la pertenencia al Reino es el perdón y éste es sin límites y para todos, tomando como ejemplo a Dios cuya oferta de gracia desborda todo cálculo humano. No hay lugar para la venganza personal, porque uno siempre vive en el amor misericordioso del Padre, y por tanto debemos compartir ese amor misericordioso con los demás. La condición esencial para el perdón divino es que nosotros perdonemos al prójimo, como Él nos perdona. Actuar perdonando es reflejar el Reino.

Negarse a perdonar nos sitúa fuera del Reino y, por consecuencia, fuera de la esfera del amor misericordioso de Dios. Él es capaz de tomar todos nuestros pecados, nuestras deudas para obtener el perdón; pero no puede tolerar el abuso de que, siendo pecadores, nos neguemos a perdonar las mínimas ofensas que se nos hacen. ¿Has reflexionado que perdonar no es ceder poder, ni debilidad, sino fortaleza, decidiendo que algo ya no te afectará?

ORACIÓN

Te Bendecimos Buen Dios por este nuevo encuentro a través de tu Bendita Palabra, empújanos por la fuerza de tu Espíritu a trabajar por alcanzar el perdón verdadero, nacidos o motivados por tu amor en nuestras vidas. Haz que perdonemos siempre sin detenernos a pensar cuantas veces hemos perdonado antes y  olvida nuestras muchas faltas. Amén.

 

“Descubrir el nivel de perdón de Dios en nuestras vidas, nos trae el deseo de corresponder a ese amor y nos da la fuerza que libera y descarga el corazón”

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