domingo, 1 de agosto de 2021

Sábado 14 de Agosto de 2021

 

 “CONFIANZA EN LA PROVIDENCIA”

 

PRIMERA LECTURA

JOSUÉ 24,14-29

 

“Escoged hoy a quién queréis servir”

 

En aquellos días, Josué continuó hablando al pueblo: "Pues bien, temed al Señor, servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto; y servid al Señor. Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; que yo y mi casa serviremos al Señor." El pueblo respondió: "¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor; ¡es nuestro Dios!"

Josué dijo al pueblo: "No podréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros y, después de haberos tratado bien, os maltratará y os aniquilará." El pueblo respondió: "¡No! Serviremos al Señor." Josué insistió: "Sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido servir al Señor." Respondieron: "¡Somos testigos!" Josué contestó: "Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, y poneos de parte del Señor, Dios de Israel." El pueblo respondió: "Serviremos al Señor, nuestro Dios. y le obedeceremos."

 

Aquel día, Josué selló el pacto con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. Escribió las cláusulas en el libro de la ley de Dios, cogió una gran piedra, y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, y dijo a todo el pueblo: "Mirad esta piedra, que será testigo contra vosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho. Será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios." Luego despidió al pueblo, cada cual a su heredad. Algún tiempo después murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años. Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Vemos que Josué confronta al pueblo y lo presiona para que tome una decisión consciente. Es fuerte en su lenguaje con sus hermanos de raza y les hace ver cómo su pasado de rebeldía anuncia un futuro de infidelidad.

El pasaje es interesante porque muestra de algún modo los límites de la conciencia humana. Uno puede tener elementos suficientes para discernir cuál es el bien a elegir y puede comprender, como comprendieron los israelitas, que optar por el servicio de Dios es la mejor opción, pero eso no es suficiente. Mañana puedo sentir que mi decisión ha quedado anclada en un pasado que ya no tiene fuerza para moverme al bien. Mi opción de ayer no tendrá entonces fuerza mañana.

De hecho eso fue lo que sucedió. La experiencia de todo el Antiguo Testamento mostró cómo las decisiones, no importa cuán vigorosas fueran, terminaban disolviéndose en traición, simplemente por falta de amor. El amor no puede vivir del pasado ni de las decisiones del pasado. Así entendemos que lo grande no es que nosotros optemos por Dios. Elegir a Dios no es grande, porque tal elección se disuelve.

 

La Palabra nos invita, entonces a decidirnos: “elijan hoy a quien quieren servir”. No podemos servir a dos señores. La tentación de la idolatría no sólo se refería entonces –y ahora- a adorar a otros dioses, sino a seguir un estilo de vida no conforme con el que Dios quiere de su pueblo. Josué lo dijo de una forma muy expresiva: “es un Dios Santo y un Dios celoso”.

 

Y la gran frase que viene a resolver este conflicto es la que Jesús dice a sus discípulos: "No me habéis vosotros elegido... fui yo quien os elegí". Si Dios nos eligió, estamos salvados, porque Él sí es fiel. Nuestras decisiones y nuestras opciones pueden ser inestables, como nosotros mismos; pero si son decisiones de Dios, son de fiar, porque habrán de durar más allá de nosotros mismos.

 

SALMO RESPONSORIAL: 15

R. / Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.

 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;

yo digo al Señor: "Tú eres mi bien."

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;

mi suerte está en tu mano. R.

 

Bendeciré al Señor, que me aconseja,

hasta de noche me instruye internamente.

Tengo siempre presente al Señor,

 con él a mi derecha no vacilaré. R.

 

Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Los levitas no recibieron una porción especial en Israel, porque Dios mismo fue la parte que les tocó en herencia. El salmista expresa su alegría por esa suerte y la certeza de que su pertenencia a Dios no será frustrada por la muerte. Esta herencia especial se extiende a todo el pueblo de Dios. Cada creyente puede repetirlo personalmente. Cristo, al resucitar, nos da la certeza de que Dios no dejará en el poder de la muerte a aquellos que ama.  

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MATEO 19,13-15

 

“No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos”

 

En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: "Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos." Les impuso las manos y se marchó de allí.  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

El rito de la imposición de manos y la bendición de los niños era común en aquella época y se ha transmitido hasta nuestros días. Lo hacían los padres, pero se pedía también la bendición de los rabinos famosos. Entre nosotros pedimos al sacerdote le rece “los evangelios”. En esta ocasión acuden a Jesús con los niños, para que los bendiga, teniendo en cuenta la fama que el joven rabino de Galilea había adquirido con su enseñanza y los milagros que realizaba.

Al acoger a los niños Jesús manifiesta el deseo de no descartar de su Reino a aquellos seres que el judaísmo y, de hecho, varias sociedades actuales, consideraban como insignificantes y sin valor, aunque su llegada al hogar sea considerada una bendición. Representados en los niños están los que sufren, los excluidos y los descartados de las sociedades, no valorados en su riqueza personal. Fomentemos su protección y cuidado. ¿Cómo promueves los derechos y el respeto de los infantes y necesitados?


 ORACIÓN

 

Señor Tú nos sacas de la esclavitud de nuestras frustraciones, prejuicios, actitudes de exclusión, individualismo, idolatría,  por eso hoy en tu Palabra, nos muestras como debe ser nuestro seguimiento para poder caminar contigo. Ayúdanos a ser como niños, hacernos pequeños, sencillos y humildes, dependientes plenamente de ti, para comprometernos de corazón para cambiar y construir tu Reino.  Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Lucrecia en su cumpleaños. Amén

 

“Con corazón inocente y puro como el de los “pequeños” podremos acoger con sencillez y total confianza el mensaje de Jesús”

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