sábado, 1 de agosto de 2020

Jueves 6 de Agosto de 2020

Transfiguración del Señor

“ESCUCHAR Y SEGUIR LA VOZ DEL HIJO PREDILECTO”


PRIMERA LECTURA
Daniel 7,9-10.13-14

“Su vestido era blanco como nieve”

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.   Palabra de Dios.


REFLEXIÓN
La visión  apocalíptica tiene sus raíces en la profecía. El profeta intenta mirar con los ojos de Dios la historia que transcurre. Intenta con esa ayuda, con esa gracia de Dios, dar el parecer divino sobre el conjunto de la historia, no sólo sobre el momento presente, sino sobre el desenlace, podríamos decir, sobre el misterio que se esconde detrás de la cotidianidad, detrás de las realidades de cada día.

 El libro de Daniel, lo mismo que otros textos apocalípticos, compara a los reinos de la tierra con todo género de fieras, algunas de ellas verdaderamente monstruosas: leones, leopardos, dragones, serpientes. Todo género de animales salvajes y crueles aparecen en estos textos y en estas visiones.
A través de esa comparación, podemos intuir el juicio de Dios sobre tantos gobiernos que existen en el mundo. Son feroces y se sostienen, precisamente, por la fuerza, por la crueldad. En contraste con todos esos poderes, la imagen de la primera lectura de hoy, es consoladora, es hermosa, es alentadora. Este es un poder con rostro humano. ¡Jesucristo, el que recibe del Anciano venerable poder sobre toda raza, lengua, pueblo y nación! Jesucristo es el poder; pero, un poder que tiene rostro de hombre. Y como el hombre es también imagen de Dios, el poder de Dios y el poder de Dios realizado en esta tierra, en realidad tienen el rostro de Jesucristo.

Salmo responsorial: 96
R. / El Señor reina, altísimo sobre la tierra

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean, 
justicia y derecho sostienen su trono. R.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

Porque tú eres, Señor,
Altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R.

OREMOS CON EL SALMO
La frase inicial de este Salmo  es una solemne proclamación, que anuncia el advenimiento del Reino de Dios, inaugurado por una revelación en la que participan todos los elementos de la naturaleza. Esta manifestación del Señor como Rey significa el triunfo definitivo de la justicia y es un motivo de júbilo para su Pueblo.. La exhortación final parece estar dirigida a la comunidad congregada en el Templo, que actualizaba culturalmente la victoria del Señor sobre sus enemigos y el establecimiento de su Reino.

SEGUNDA LECTURA
2Pedro 1,16-19

“Esta voz del cielo la oímos nosotros”

Queridos hermanos: Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: "Éste es mi Hijo amado, mi predilecto." Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El texto de San Pedro es la certeza del testimonio de quien se ha hecho testigo y escuchó la declaración del Padre reconociendo en Jesús, a su Hijo Amado y su motivo de complacencia. Podemos celebrar esta fiesta de la Transfiguración con la certeza de este testimonio que nos entregan los discípulos misioneros del Señor, de aquellos que han contemplado la manifestación gloriosa de Jesús Salvador antes y después de su pasión.
Somos la comunidad (Iglesia) fundada sobre la experiencia de vida, amor martirial de los apóstoles y el testimonio de muchos profetas que estuvieron allí y que ahora fortalecen nuestra fe. De la misma manera valoramos y agradecemos hoy la entrega de tantos hombres y mujeres que se hacen los nuevos discípulos y misioneros, entregando su vida en el servicio a los demás, especialmente como el gran Maestro optando siempre por los más necesitados y excluidos de nuestra sociedad.  

LECTURA DEL EVANGELIO
Mateo 17,1-9

“Su rostro resplandecía como el sol”

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo." Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: "Levantaos, no temáis." Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos."  Palabra del Señor

REFLEXIÓN
Hoy la Iglesia celebra la Transfiguración del Señor. En el evangelio, se nos narra que Pedro, Santiago y Juan vieron la divinidad de Jesús en la montaña, lugar del encuentro con Dios. La divinidad se ha manifestado en la profecía (Elías) y en la liberación del pueblo (Moisés). Ahora Jesús manifiesta la plenitud de la comunicación de Dios con su pueblo. En la transfiguración se descubre la llamada del discípulo a bajar de la montaña, a no quedarse con lo cómodo de la experiencia de fe, sino a enfrentar las exigencias del seguimiento de Jesús. En la Transfiguración del Señor hay un itinerario de fe, subir a la montaña, encontrarnos con Dios por medio de la Palabra para divisar la belleza de la creación, las luchas de los pueblos y los sufrimientos de las ciudades. No podemos omitir bajar de la montaña, enfrentar las realidades humanas con la fuerza de Dios, con el compromiso permanente de escuchar a Jesús, el hijo amado. ¿Qué significa la Transfiguración en nuestra vida, en nuestro discipulado, es  motivo de alegría y de compromiso?

ORACION
Señor eres para nosotros, la esperanza,  la luz que ilumina nuestro camino. Gracias por la unción de tu Espíritu, que nos fortalece, nos impulsa a seguir, que nos da una nueva visión, nos hace discernir  que la vida sin Ti no tiene sentido y que aunque hayan valles de oscuridad y muerte, que aunque tengamos que pasar por la cruz,  Tú eres  nuestra victoria; gracias por animarnos,  porque tenemos la certeza que nuestras vidas cimentadas en Ti son como casas sobre la piedra.  Amén 


“Si cada uno de tus días es una centella de luz, al final de la vida habrás iluminado una buena parte del mundo”

1 comentario:

  1. La transfiguración para mi significa conversión, es encontrar en el evangelio en la palabra de Jesús la forma para hacer realidad el reino de Dios, ir al encuentro con Dios en la montaña para luego volver a cambiar nuestra vida y la de los que nos rodean desde ese cambio que Jesús nos muestra.

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