sábado, 1 de agosto de 2020

Domingo 02 de Agosto de 2020

“EL AMOR ABUNDANTE DE DIOS”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 55,1-3

“Venid y comed”
Así dice el Señor: "Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Las tres lecturas de hoy repican como campanas de pascua el tema del amor abundante de Dios. Nuestro Dios no es tacaño ni mezquino; es generoso, más allá de todo lo que podemos imaginar o afirmar. Y tal es su magnificencia el da sin esperar nada a cambio. La palabra clave del Nuevo Testamento y quizá de toda la Biblia lleva ese sello de que es gratis, por lo que hablamos de la palabra gracia. Dios es un Dios compasivo, un Dios que sana,  multiplica panes, regala perdón, ofrece alimento, sabiduría, vida.
Por otra parte este texto que leemos  hoy  nos invita a hacer una valoración existencial de la Palabra de Dios, nos habla de el hambre y la sed  que son mecanismos fundamentales de los seres vivos. Todo ser viviente necesita nutrición e hidratación, pero en los seres humanos, estas necesidades biológicas tienen carácter social. El autor toma, entonces, esta necesidad vital y la traslada al campo de la fe para mostrarnos que para el creyente la Palabra de Dios es algo más que una comunicación divina, es la que alimenta nuestro ser y nos vivifica.
Isaías nos hace una invitación a degustar con sabiduría todos los dones que Dios nos ofrece, sabiendo que lo mejor que podemos ofrecer nosotros mismos es una gratitud activa, que revierte sobre los menos favorecidos los dones que unos pocos acaparan. Lo mismo ocurre con la Palabra de Dios, debe ser entregada con sabiduría y generosidad de modo que el pueblo de Dios no desfallezca. La Palabra de Dios nos invita y convoca a hacer de este ‘valle de lágrimas’ un jardín frondoso donde florezca la justicia y la sabiduría.
SALMO RESPONSORIAL: 144
R./Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
 el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
 abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es una alabanza al amor de Dios, que se basa en el poder creador del Señor y en su bondad para con los pobres y oprimidos. Invita a los fieles a no confiar en los poderosos, porque de ellos no puede venir la salvación. También proclama la felicidad de los que confían en el Señor.

SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 8,35.37-39

“Ninguna criatura podrá apartaros del amor de Dios, manifestado en Cristo”
Hermanos: ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Si creer significa aceptar no sólo lo que Dios nos da sino sobre todo aceptar al Dios que nos lo da, uno entiende que no es posible acoger la gracia de Dios sin llegar a ser creaturas nuevas,  dispuestas a vivir no según la lógica antigua del egoísmo y la satisfacción sino a la manera nueva, con la lógica de la donación y la santidad, como nos mostró Cristo, y como nos ha dicho Pablo. El amor que nos ofrece Dios  tiene expresión en regalos concretos, como el pan multiplicado como nos muestra la lectura del evangelio,  pero es ante todo un amor que quiere QUEDARSE en nosotros, habitar en nosotros. Ese amor es el don mismo del Espíritu Santo, y de ese amor nada, ni nadie  puede separarnos, como bien explica Pablo en esta segunda lectura de hoy.
LECTURA EL EVANGELIO
MATEO 14,13-21

“Comieron todos hasta quedar satisfechos”

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN

En el evangelio de Mateo, la multiplicación y los peces nos evoca la gran tentación de considerar que únicamente la satisfacción de las necesidades básicas nos conduce al Reino. Jesús se preocupó de que sus discípulos fueran mediadores efectivos frente a las necesidades del pueblo, pero no recurriendo a la mentalidad mercantilista que reduce todo a la presencia o ausencia de dinero (Mt 14,15). Es muy fácil, a falta de un benefactor, despedir a la multitud hambrienta para que cada cual consiga lo necesario. Pero Jesús no quiere eso; él pide a sus seguidores que sean ellos mismos quienes se ofrezcan a ser agentes de la solidaridad, ofreciendo lo que son y todo (lo poco) que tienen. Entonces la ración de tres personas, cinco panes y dos peces, se convierte en el incentivo para que todos aporten desde su pobreza y pueda ser alimentado todo el pueblo de Dios, que es lo que simbolizan las doce canastas. En la intención del evangelista, Jesús demuestra de este modo que el problema no es la carencia de recursos, sino la falta de solidaridad. «Cuando el pobre crea en el pobre, ya podremos cantar ¡Libertad!», dice un canto  Salvadoreño.
El problema de la humanidad no es únicamente la satisfacción de las necesidades básicas, sino, también, hacer surgir y formar una consciencia que exija la justa distribución de los recursos, que lleve a que la humanidad cultive lo mejor de sí y lo entregue como solidaridad y justicia en un proyecto social alternativo al proyecto egoísta.
Lo que nos acerca a Jesús no son los muchos rezos o ceremonias, sino el amor incondicional a su Causa, ¡el Reino, la Utopía! Algo que hizo diferente a Jesús de todos los predicadores de la época fue su capacidad para despertar los mejores sentimientos de la gente: amor, generosidad, solidaridad y respeto. Nosotros deberíamos amar a Jesús con el mismo tipo de amor con el que él nos ama. Si el nos amó con un amor solidario, generoso, compasivo... nosotros no podemos responderle solo con  plegarias o explosiones de emotividad, porque esto no sería un amor comprometido. Por eso, si entendemos con qué amor Jesús nos amó, estaremos seguros de lo que proclama Pablo hoy en la segunda lectura: nada nos podrá separar del amor de Cristo.

ORACIÓN
Gracias Señor, porque te compadeces de nosotros y no solo calmas nuestras penurias, sin pedir nada a cambio para ti, sino que nos transformas a nosotros mismos, para ser mejores seres humanos, que amen como Tú. Ayúdanos para que te busquemos, no para satisfacer nuestros apetitos y antojos, sino nuestras verdaderas necesidades que incluyen un cambio, una conversión, en nuestro ser integral. Oramos, damos gracias y bendecimos  la vida de Valentina Suavita en su cumpleaños. Amèn.


“Tenemos un Dios muy generoso que responde gratuitamente a nuestras necesidades, pero no a nuestros caprichos y antojos”

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