sábado, 1 de agosto de 2020

Martes 25 de Agosto de 2020

“UN LLAMADO A LA SERENIDAD”

PRIMERA LECTURA
2Tesalonicenses 2, 1-3a. 14-17

“Conservad las tradiciones que habéis aprendido”

Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima. Que nadie en modo alguno os desoriente. Dios os llamó por medio del Evangelio que predicamos, para que sea vuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así, pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.
Que Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza, os consuele internamente y os dé fuerzas para toda clase de palabras y de obras buenas.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Hoy parece indudable que la primera predicación cristiana insistía con mucha fuerza y con mucho entusiasmo en el pronto retorno de Cristo como Señor del Universo. Entendían estos cristianos que la proclamación de la victoria del Resucitado no es sencillamente el comienzo de un nuevo orden visible, como si un genio del derecho se pusiera a reorganizar la sociedad o como si un brillante filósofo nos diera las claves de una vida feliz. La noticia de la Resurrección es más bien la declaración del breve tiempo que resta antes de que todo lo visible comparezca ante Cristo, ya no como Salvador sino como Juez.

 Con ese contexto comprendemos que había una cierta prisa de algunos de los primeros cristianos a anhelar el retorno de Jesucristo con tal intensidad que ciertas señales de su tiempo les parecían ya los preliminares de la gran manifestación del Señor. Las cosas llegaron al extremo de crear cierto nerviosismo o expresiones de fanatismo en algunos que vivían demasiado atentos a cualquier mensaje o profecía que fuera en la dirección de sus deseos. Pablo, que como creyente tanto anhelaba el retorno de Jesús, se vio en el deber de sosegar los ánimos, como vemos en la primera lectura de hoy.

Aprendemos de estos hechos que el amor no puede adormecerse con mediocridad pero tampoco puede exaltarse con nerviosismo. Nuestra esperanza es grande y, por grande, serena.

Salmo responsorial: 95
R. / Llega el Señor a regir la tierra

Decid a los pueblos: "El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente." R.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos. R.

Aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R.

OREMOS CON EL SALMO

La proclamación de la realeza del Señor es asociada en este salmo a dos acontecimientos decisivos de su obra salvadora: la creación y el juicio. La primera establece en la naturaleza el orden querido por Dios (Gn. 1. 31); el segundo restablece en la historia el orden quebrantado por la injusticia. Por eso, no sólo los hombres, sino todos los seres creados son invitados a celebrar jubilosamente la llegada del Señor, que viene a instaurar definitivamente su justicia.

LECTURA DEL EVANGELIO
Mateo 23, 23-26

“Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello”

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad!  Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.  ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpio también por fuera."  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas!”. Es el grito de protesta que Jesús lanza de manera contundente y sin miedo. El Evangelio de hoy lo recoge muy bien y lo acerca a los cristianos para que golpee la conciencia. Esta palabra de Jesús quiere llegar a la mente y al corazón del bautizado. Ese grito no es para mirar hacia atrás, a los personajes de la Palestina del primer siglo, sino para que cada seguidor de Jesús vuelva a ratificar, de manera existencial, que lo más importante es “la justicia, la misericordia y la fe”. Todo el capítulo 23 de Mateo, se podría llamar la radiografía de la hipocresía religiosa de todos los tiempos, también de la Iglesia. Una de las tentaciones de la persona religiosa es cumplir con todos los preceptos, con todas las normas, con todo lo establecido, pero sin tener amor, sin ser movido por la fuerza humanizadora que reside en el corazón. No se puede olvidar que el mal se hace muchas veces, de manera sutil, con la máscara de la observancia religiosa. 

ORACIÓN
Señor perdónanos, pues aun perteneciendo a la iglesia y siendo tus discípulos(as) nos pueden faltar muchos valores que viniste a rescatar, el amor, la misericordia y la justicia. Por eso llegamos a caer en la falta de sentir el dolor del otro, y atrevernos a intervenir y promover la solidaridad en nuestro entorno y comunidad. Señor haznos más conscientes de nuestros actos para no estar fuera de tu proyecto, haznos mas humanos y quita de nuestra vida la hipocresía. Oramos, bendecimos y damos gracias por la vida de Silvia Gonzalez en su cumpleaños. Amén


“Jesucristo quiere erradicar del mundo la hipocresía por amor a quienes la practican y por compasión con quienes la padecen”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: