“RENUNCIAR A LOS CRITERIOS DE ESTE MUNDO”
PRIMERA
LECTURA
JEREMÍAS 20,7-9
“La Palabra del Señor
se volvió oprobio para mí”
Me
sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste. Yo era el
hazmerreír todo el día, todos se burlaban de mí. Siempre que hablo tengo que
gritar: "Violencia", proclamando: "Destrucción". La palabra
del Señor se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día. Me dije: "No
me acordaré de él, no hablaré más en su nombre"; pero ella era en mis
entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no
podía. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La liturgia de hoy centra la
atención sobre las consecuencias dolorosas del ministerio profético y del
seguimiento de Jesús. Tanto Jeremías como Mateo, llaman la atención sobre el
conflicto que tienen que afrontar tanto el profeta como Jesús.
La experiencia del exilio marcó la vida del pueblo de
Israel. Fue un momento muy doloroso, que le exigió replantear su fe en el Dios
de la Alianza. En este marco histórico se ubica el Profeta Jeremías. El pasaje
pone de relieve el clamor del profeta Jeremías porque Dios le ha
seducido y le ha forzado, ha sido objeto de burla de todos y la palabra ha sido
motivo de dolor y desprecio. Por eso el profeta ha querido desentenderse de la
misión, pero la Palabra ha sido más fuerte y, prácticamente, lo ha vencido.
La mayoría de los profetas bíblicos han sufrido
experiencias similares a las de Jeremías. Son rechazados por sus propios
hermanos y por las autoridades correspondientes. Muchos de ellos tuvieron que
sufrir la muerte o el destierro. Pero pudo más la fidelidad a Dios y a su
Pueblo que su propia seguridad y bienestar. La Palabra de Dios actúa en el
profeta como un fuego abrasador que no lo deja tranquilo y lo mantiene siempre
alerta en el cumplimiento de su misión.
SALMO RESPONSORIAL: 62
R./ Mi alma está
sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R.
Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R.
OREMOS CON EL SALMO
La
experiencia del culto en el templo deja en el salmista un profundo anhelo de
comunión con Dios y de alegría confiada. El anhelo de unión con Dios está
inherente en el espíritu humano. La experiencia de relación con Dios es fuente
de alegría y de paz. Cristo promete torrentes de agua viva a quienes crean en
Él (Juan 7,38)
SEGUNDA
LECTURA
ROMANOS 12,1-2
“Presentad vuestros
cuerpos como hostia viva”
Os exhorto,
hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia
viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino trasformaos por la renovación de la mente, para que
sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo
perfecto. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
La segunda lectura de la carta de Pablo a los cristianos de Roma utiliza un lenguaje imperativo.
Estos versículos sirven de enlace entre la parte anterior, de orden más
indicativo. El lenguaje es exhortativo. Les habla no sólo como hermano en la fe
sino con la autoridad del Apóstol. Les invita a hacer de su cuerpo una ofrenda
permanente a Dios. El verdadero culto no se reduce a ritos externos sino que
procede de una vida recta. El cuerpo, vehículo de la vida interior, debe ser un
canto de alabanza y gratitud a Dios. En esto consiste la conversión para Pablo:
en una vida totalmente transformada por el Espíritu de Dios, en el cambio de
mentalidad, de valores, de horizonte. Sólo así se podrán tener los criterios de
discernimiento para buscar, encontrar y realizar la voluntad de Dios.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MATEO 16,21-27
“El que quiera venirse
conmigo, que se niegue a sí mismo”
En aquel
tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y
padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y
que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte
y se puso a increparlo: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede
pasarte." Jesús se volvió y dijo a Pedro: "Quítate de mi vista,
Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como
Dios." Entonces dijo a sus discípulos: "El que quiera venirse
conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno
quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará.
¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué
podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles,
con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su
conducta." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el evangelio de Mateo, nos encontramos con un bello esquema de Jesús, sobre el
discipulado como su seguimiento hasta la cruz». Jesús pone de manifiesto a sus
discípulos que el camino de la resurrección está estrechamente vinculado a la
experiencia dolorosa de la cruz. El núcleo principal es el primer anuncio de la
pasión. Pero los discípulos, simbolizados en la persona de Pedro, no han
comprendido esta realidad. Ellos están convencidos del mesianismo glorioso de
Jesús que se enmarca dentro de las expectativas mesiánicas del momento. Jesús
rechaza enfáticamente esta propuesta, pues la voluntad del Padre no coincide
con la expectativa de Pedro y los discípulos. Por eso Pedro aparece como
instrumento de Satanás delante de Jesús para obstaculizar su misión.
El maestro invita al discípulo a
continuar su camino detrás de él porque aún no ha alcanzado la madurez del
discípulo. Luego Jesús se dirige a todos los discípulos para señalarles que el
camino del seguimiento por parte del discípulo también comporta la cruz. No hay
verdadero discipulado si no se asume el mismo camino del Maestro. El anuncio
del evangelio trae consigo persecución y sufrimiento. Tomar la cruz significa
participar en la muerte y resurrección de Jesús. La pérdida de la vida por la
Causa de Jesús habilita al discípulo para alcanzarla en plenitud junto a Dios.
En el Bautismo hemos sido
consagrados sacerdotes profetas y reyes. Hoy no podemos prescindir del
profetismo en el seguimiento de Jesús. Y sabemos que las consecuencias del
profetismo, vinculado estrechamente a la misión evangelizadora, son la
oposición, la persecución, el rechazo y el martirio. Muchos hombres y mujeres
en distintas partes del mundo se han jugado la vida por la fe y la defensa de
los valores del evangelio. Si se quiere seguir a Jesús en fidelidad tendremos
que enfrentar muchas contradicciones, caminar en contravía de lo que propone el
orden establecido, la cultura imperante y la globalización del mercado –que no
es otra cosa que la globalización de la exclusión
Quisieramos vivir un cristianismo
cómodo, sin sobresaltos, sin conflictos. Pero Jesús es claro en su invitación:
hay que tomar la cruz, hay que arriesgar la vida, hay que perder los
privilegios y seguridades que nos ofrece la sociedad si queremos ser fieles al
evangelio.
ORACIÓN
Bendito
Señor, Tú fuiste rechazado, negado, violentado y asesinado por no seguir los
criterios de este mundo y lo aceptaste por amor al Padre y a la humanidad
entera, por eso te damos gracias hoy. Señor. Te pedimos que nos ayudes a
superar el temor y la inseguridad, que nos puede llevar a acceder a cosas de
este mundo que solo nos traen desobediencia, y otras consecuencias y sobre todo
nos apartan de Ti y de seguir tus preceptos para ejercer el primer y mayor
mandamiento: el amor. No permitas que nos apartemos de tu Espíritu Santo que
nos guía, ilumina y acrecienta nuestro amor, para seguirte plenamente. Amén
“Amar y abrazar la
cruz supone aceptar las situaciones inesperadas, los ataques injustos y confiar
en el plan que tiene Dios para nosotros”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: