“A CADA DECISIÓN SU TIEMPO”
PRIMERA LECTURA
ECLESIASTÉS 3, 1-11
“Todas las tareas
bajo el sol tienen su sazón”
Todo
tiene su tiempo y sazón, todas las tareas bajo el sol: tiempo de nacer, tiempo
de morir; tiempo de plantar, tiempo de arrancar; tiempo de matar, tiempo de
sanar; tiempo de derruir, tiempo de construir; tiempo de llorar, tiempo de
reír; tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar; tiempo de arrojar piedras,
tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse; tiempo de
buscar, tiempo de perder; tiempo de guardar, tiempo de desechar; tiempo de
rasgar, tiempo de coser; tiempo de callar, tiempo de hablar; tiempo de amar,
tiempo de odiar; tiempo de guerra, tiempo de paz. ¿Qué saca el obrero de sus
fatigas? Observé todas las tareas que Dios encomendó a los hombres para
afligirlos: todo lo hizo hermoso en su sazón y dio al hombre el mundo para que
pensara; pero el hombre no abarca las obras que hizo Dios desde el principio
hasta el fin. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El texto del Eclesiastés, en la
primera lectura de hoy, es quizás el más conocido de este libro de la Biblia: nos
presenta un texto muy elaborado en donde nos dice : “Hay tiempo para cada cosa”.
Enumera catorce parejas opuestas, tomadas de la vida, es decir cuatro veces
siete: tiempo para nacer y tiempo para morir, de plantar y recoger, de callar y
de hablar, de guerra y de paz, etc. Con estas parejas que nos enuncia quiere
indicarnos que debemos saber en cada momento lo que nos toca hacer, con
sensatez. No son disyuntivas, sino situaciones complementarias, pero que cada
una tiene su tiempo adecuado.
Vuelve a insistir en la visión
escéptica y con cierta sensación de desconsuelo de: "¿Qué provecho saca de
su trabajo el que se esfuerza?" Si los tiempos se repiten, y todo llego y
todo pasa, ¿qué sentido tiene esforzarse? . Es tal la hermosura de lo creado y
lo que ha hecho tan bien Dios, y a su tiempo, que no vale la pena esforzarse
demasiado, porque el hombre no abarca las obras que hizo Dios.
Si supiéramos discernir, por
ejemplo, cuándo es tiempo de llorar o de reír, de guardar o de arrojar, de
destruir o de construir, nos irían bastante mejor las cosas, en las opciones
personales y las comunitarias. Cada cosa tiene su tiempo, dejemos que el Señor
y a través de su Espíritu nos guíe, guíe nuestros pasos, nuestras decisiones,
pequeñas o grandes y así menos nos equivocaremos. Y
recordemos el tiempo, o mejor, los tiempos, vienen de Dios. Él es el Señor de
la Historia.
SALMO RESPONSORIAL: 143
R. / Bendito el Señor, mi Roca.
Bendito el Señor, mi Roca,
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio. R.
Señor, ¿qué es el hombre para que
te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que
pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa. R.
OREMOS CON EL SALMO Y
ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Este Salmo es una súplica, al
parecer puesta en boca del rey, para pedir ayuda en la batalla y oración por
todo el pueblo. El acento guerrero puede ser traspuesto a realidades morales
(la lucha contra el mal presente aun dentro de nosotros). Todo el pueblo debe
reconocerse en manos de Dios.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 9, 18-22
“Tú eres el Mesías de Dios. El
Hijo del hombre tiene que padecer mucho”
Una vez que Jesús estaba orando
solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: "¿Quién dice la gente
que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros que
Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas".
El les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Pedro tomó la
palabra y dijo: "El Mesías de Dios". El les prohibió terminantemente
decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho,
ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y
resucitar el tercer día". Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
En
público, Jesús recibe un reconocimiento de ‘profeta’; en privado, es proclamado
como ‘Mesías’. La condición de profeta no necesita ninguna aclaración
adicional, ya que el pueblo lo coloca en la misma línea de los grandes profetas
de Israel: Elías, el profeta clásico que, junto con Moisés, configuran los
grandes modelos; Juan Bautista, el gran profeta contemporáneo que muere a causa
de su testimonio en contra de la corrupción generalizada de los líderes de
Israel. El título de ‘Mesías’, en cambio, sí merece una aclaración. No es el
Mesías triunfante, bien sea un guerrero invencible o un poderoso gobernante,
sino el ungido misericordioso, capaz de acoger a los pecadores, sanar a los
enfermos y orientar a la multitud. El mesianismo de Jesús no pasa por los
palacios regios ni por el gran Templo; sí pasa por los campos, caminos y aldeas
donde la esperanza de una justicia posible aún no se ha perdido. El pueblo
pobre no sueña con paraísos imposibles, sino con una vida digna en la que las
necesidades vitales estén al alcance del trabajo diario, y los recursos no
estén sujetos a los caprichos de los gobernantes. – ¿Qué significado podría
tener el mesianismo de Jesús para nuestros días?
ORACIÓN
Señor gracias,
porque hoy tu Palabra nos enseña que todo lo haces en su debido momento, porque
estás más allá del tiempo. Ayúdanos a comprender y vivir en paciencia y
tolerancia ante las respuestas de cambio que esperamos en nuestra vida
personal, familiar, comunitaria, del país y del mundo. También que no nos
apresuremos en tomar las decisiones sino que a la luz del Espíritu logremos
discernir el momento oportuno. Amén
“Cuando
debas tomar decisiones, mira siempre que estén de acuerdo con el plan de Dios”
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