“SIMPLICIDAD
PARA CUMPLIR LA MISIÓN”
PRIMERA LECTURA
JOB 9, 1-12. 14-16
“El hombre no es justo frente a
Dios”
Respondió Job a sus amigos:
"Sé muy bien que es así: que el hombre no es justo frente a Dios.
Si Dios se digna pleitear con él,
él no podrá rebatirle de mil razones una. ¿Quién, fuerte o sabio, le resiste y queda
ileso?. Él desplaza las montañas sin que se advierta y las vuelca con su
cólera; estremece la tierra en sus cimientos, y sus columnas retiemblan; manda
al sol que no brille y guarda bajo sello las estrellas; él solo despliega los
cielos y camina sobre la espalda del mar; creó la Osa y Orión, las Pléyades y
las Cámaras del Sur; hace prodigios insondables, maravillas sin cuento. Si cruza junto a mí, no puedo verlo, pasa
rozándome, y no lo siento; si coge una presa, ¿quién se la quitará?; ¿quién le
reclamará: "Qué estás haciendo"? Cuánto menos podré yo replicarle o escoger
argumentos contra él. Aunque tuviera razón, no recibiría respuesta, tendría que
suplicar a mi adversario; aunque lo citara y me respondiera, no creo que me
hiciera caso. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Los antiguos griegos tenían un
nombre para esa especie de vanidad o locura con la que a veces los seres
humanos olvidamos las proporciones y creemos que somos infinitos, colosales, grandes,
inteligentísimos o poderosos sin medida. Ese defecto, esa falsa grandeza la
llamaban "hibris. (desmesura)"
Las palabras de Job el día de hoy
son al contrario, el reconocimiento del
propio tamaño, la conciencia de que uno tiene límites; incluso más que eso: la
seguridad de que uno nunca logrará saber cuánto ignora, como decía San Agustín.
En nuestro tiempo se valora mucho el conocimiento, y eso está bien. Pero, ¿has
notado que son muchas más las personas que quieren mejorar su inteligencia y
mucho menos las que quieren aprender a amar, servir o adorar? Job nos recuerda
que el mundo es más grande que lo que podemos controlar, y que saber que uno no
sabe ya es comienzo de verdadera sabiduría.
Salmo
responsorial: 87
R. / Llegue hasta Ti mi súplica,
Señor.
Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los
muertos?
¿Se alzarán las sombras para
darte gracias? R.
¿Se anuncia en el sepulcro tu
misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la
muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la
tiniebla,
o tu justicia en el país del
olvido? R.
Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro
mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro? R.
OREMOS CON EL SALMO Y
ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
La fe en la resurrección y en la vida futura ilumina con una nueva
perspectiva el misterio del dolor, tan elocuentemente expresado en este Salmo,
que pertenece a los llamados “Oraciones de los enfermos”. Cristo en la cruz experimentó
toda la profundidad de la miseria humana e hizo suyos nuestros sufrimientos. El
único consuelo es invocar a Dios
LECTURA DEL EVANGELIO
Lucas 9,
57-62
“Te seguiré adonde vayas”
En aquel tiempo, mientras iban de
camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: "Te seguiré adonde vayas."
Jesús le respondió: "Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido,
pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza." A otro le dijo: "Sígueme." Él
respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre." Le contestó:
"Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino
de Dios." Otro le dijo: "Te
seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia." Jesús le
contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el
reino de Dios." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús,
de camino a Jerusalén, se encuentra con posibles candidatos para el anuncio del
reino. La primera persona se ofrece a seguirlo, “te seguiré adonde vayas”.
Jesús no le dice si o no, solo describe lo radical de su propuesta, que implica
vivir sin casa y sin su familia biológica. Los otros dos candidatos responden a
la invitación, pero ponen requisitos justos. “Déjame primero ir a enterrar a mi
padre”. Esto exigía la Ley de Moisés del buen hijo. Jesús propone otra manera
de entender la ley; el reino no admite competencia. El último candidato quiere
seguir a Jesús, después de despedirse de su familia, como lo hizo Eliseo antes
de seguir a Elías. Jesús se muestra intransigente ante tal pedido, por la
prioridad que tiene el anuncio del reino. La misión de Jesús es compartida,
necesita de personas enamoradas del reino, a las que nada ni nadie se les
interponga en la construcción de la comunidad alternativa del camino. Jesús no
propone vivir desconectado de la familia o de la comunidad, ni caminar solo. Lo
que propone es cambiar la familia biológica por otras nuevas familias que
compartan los valores del reino. ¿Estás dispuesto/a a apropiarte los valores
del reino para seguir libremente a Jesús? ¿Qué te distrae del seguimiento a
Jesús?
ORACIÓN
Señor Jesús
te damos gracias, y te declaramos como nuestro Rey. Nadie puede ser más
importante que Tú y nada ni nadie puede ocupar tu lugar. Te entregamos todo lo
que somos, colocamos nuestros proyectos en ti, queremos caminar en tus
senderos, acogemos tu Palabra con un corazón sincero y dispuesto. Gracias por
recordarnos que solo Tú nos haces libres y le das el verdadero sentido a
nuestra vida. Amén.
“Seguir a Jesús es ir con Él y
estar a su servicio permanentemente”
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