domingo, 1 de mayo de 2016

Martes 24 de Mayo de 2016


“DEJARLO TODO PARA SEGUIR A CRISTO”

PRIMERA LECTURA
1PEDRO 1,10-16

“Predecían la gracia destinada a vosotros; por eso, controlaos bien, estando a la expectativa
Queridos hermanos: La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros. El Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu. Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro. Y ahora se os anuncia por medio de predicadores que os han traído el Evangelio con la fuerza del Espíritu enviado del cielo. Son cosas que los ángeles ansían penetrar.
Por eso, estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia. El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura: "Seréis santos, porque yo soy santo."  Palabra del Señor
REFLEXIÓN
El apóstol Pedro nos recuerda cómo hay un tema que atraviesa las Sagrada Escrituras: la salvación. El punto central de toda la Biblia no es difícil de decir. Se trata de esto: el ser humano necesita ser salvado y Dios ha provisto su salvación en Jesucristo. Ahí está todo. Claro que falta aclarar de qué y por qué necesita ser salvado el hombre. La versión corta dice: el hombre necesita salvación porque en el camino de sus anhelos más profundos y auténticos hay tres obstáculos gigantescos, que parecen aplastar nuestra esperanza; ellos son la ignorancia, el pecado y la muerte. Ignorancia de nuestra verdadera dignidad; pecado que nos ata a bienes parciales, transitorios o aparentes; y por último, la muerte, que se burla de todo lo que intentamos y perpetúa su dominio en todos y en todas partes. Y luego viene la otra pregunta: cómo nos salva Jesucristo. Respondemos: de la ignorancia, porque su vida y sus palabras revelan que somos preciosos para el Dios que nos creó. Del pecado, porque su sacrificio eficaz nos arranca del poder de Satanás y abre un camino para el Espíritu Santo que empieza a vivir y transformarnos desde dentro. Y de la muerte porque él mismo venció a la muerte, y es capaz de comunicar vida inmortal a los que creemos en su Nombre.
SALMO RESPONSORIAL: 97
R. / El Señor da a conocer su victoria.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Este Salmo es un himno de alabanza al Señor, que estableció su trono en Sión para revelarse a Israel como Rey justo y poderoso (vs. 1-4). La benevolencia y la justicia con que el Señor gobierna a su Pueblo se manifiesta, de manera arquetípica, en las figuras de Moisés, Aarón y Samuel: ellos son, a un mismo tiempo, los mediadores de la Revelación divina y un ejemplo constante para los fieles (vs. 6-8). La triple aclamación al Dios “Santo” (vs. 3, 5, 9) recuerda el canto de los Serafines de Is. 6. 3, y es un indicio del carácter marcadamente litúrgico del Salmo. Si bien este poema pertenece al grupo de “Himnos a la realeza del Señor” (Sal. 47; 93; 96 - 98), por su forma y su contenido difiere notablemente de los demás.


LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 10,28-31

“Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: "Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido." Jesús dijo: "Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros."  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús ha pedido, sin titubeos, como lo veíamos en el evangelio de ayer,  al joven rico que lo venda todo y lo siga. En el relato evangélico que la liturgia nos propone hoy, aparece Pedro quien con alegría quiere hacer resaltar lo que ellos –los discípulos– han dejado. Lo que Jesús deja claro con su exigencia de abandonar casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos y campos, es que sólo se dejan esas realidades importantes, por algo que es mucho más grande aún: el Reino de Dios. Podemos preguntarnos: ¿qué sentido doy a las renuncias que hago en la vida? ¿Mi actitud es puramente negativa? O más bien ¿hago una opción mayor, una elección mucho más radical que me lleva a darle sentido a las renuncias que hago? Estamos invitados a darle sentido profundo a la radicalidad a la que nos invita Jesús de Nazaret. Vivir esa radicalidad, muchas veces, es ir en contra de lo que la sociedad ha establecido como bueno. El seguimiento de Jesús es muy exigente. No es cuestión de superficialidad. Nuestro mundo ha falseado los valores. Dios, tiene su propia lógica y esta lógica es la que Jesús presenta a los discípulos. ¿Estoy dispuesto a seguir con radicalidad la llamada de Jesús? .

ORACIÓN
Gracias Señor por enseñarnos con tu ejemplo que la prioridad en nuestro paso por esta tierra es seguirte, seguir  la causa de tu  evangelio y renunciar a muchas cosas para construir tu Reino. Señor que Tú te conviertas en el primer lugar  para nuestra vida,  que no nos dejemos  absorber por dependencia a personas, cosas o ideales que nos distraen del caminar contigo, que te sigamos con radicalidad. Que entendamos que no es abandonar a los nuestros, sino aún con ellos que  Tú seas  el centro de nuestra vida y nuestra comunidad. Ayúdanos en esta tarea te lo pedimos. Amén


“El cristiano(a) opta por el servicio, la sencillez, humildad y resistencia a las dificultades”

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