“EL
ENCUENTRO CON JESUCRISTO PRODUCE SALUD, LIBERACIÓN Y SEGUIMIENTO”
PRIMERA LECTURA
1PEDRO 2,2-5.9-12
“Vosotros sois un sacerdocio real, una
nación consagrada, para proclamar las hazañas del que os llamó”
Queridos hermanos: Como el niño
recién nacido ansía la leche, ansiad vosotros la auténtica, no adulterada, para
crecer con ella sanos; ya que habéis saboreado lo bueno que es el Señor.
Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y
preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la
construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para
ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Vosotros sois
una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo
adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de las
tinieblas y entrar en su luz
maravillosa. Antes erais "no pueblo", ahora sois "pueblo de
Dios"; antes erais "no compadecidos", ahora sois
"compadecidos". Queridos hermanos, como forasteros en país extraño,
os recomiendo que os apartéis de los deseos carnales que os hacen la guerra.
Vuestra conducta entre los gentiles sea buena; así, mientras os calumnian como
si fuerais criminales, verán con sus propios ojos que os portáis honradamente y
darán gloria a Dios el día que él los visite. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy nos invita
a ponernos en la ruta de una alimentación sana y nutritiva. De ello habla mucho
la televisión y se lee mucho en Internet, sólo que en este caso se trata de
alimento para el alma. Y la primera condición, en analogía con el caso de
nuestro cuerpo, es tener sano el paladar. El apóstol Pedro nos dice: "Como
el niño recién nacido ansía la leche, ansiad vosotros la auténtica, no
adulterada, para crecer con ella sanos; ya que habéis saboreado lo bueno que es
el Señor." La experiencia de un amor sano, sirve luego para discernir qué
amores convienen. La experiencia de una enseñanza recta sirve para luego
discernir qué doctrinas son correctas, y así sucesivamente. Esta clase de
experiencias conforman lo que podemos llamar la conciencia de la propia
dignidad del cristiano. Humildad no significa pobre autoestima, y sencillez de
corazón no significa ingenuidad. Valientes en medio de la paciencia y
perseverantes en medio de la mansedumbre, nosotros los cristianos sabemos que
valemos mucho: tanto como la Sangre de Cristo.
SALMO RESPONSORIAL 99
R./ Entrad en la presencia del Señor con
vítores
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.
"El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades." R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Esta salmo es
un canto litúrgico que expresa la alegría del pueblo fiel al Señor, e
invitación universal a reconocer la gloria y el poder de Dios. Nuestra liturgia
también debe ser expresión de la alegría que nace de nuestra fe en la obra
salvadora de Dios en Cristo. La invitación universal es más actual gracias al
evangelio. El juicio anunciado es juicio salvador.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 10,46-52
“Maestro, haz que pueda ver”
En aquel tiempo, al salir Jesús de
Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de
Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era
Jesús Nazareno, empezó a gritar: "Hijo de David, Jesús, ten compasión de
mí." Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:
"Hijo de David, ten compasión de mí." Jesús se detuvo y dijo:
"Llamadlo." Llamaron al ciego, diciéndole: "Ánimo, levántate,
que te llama." Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le
dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego le contestó:
"Maestro, que pueda ver." Jesús le dijo: "Anda, tu fe te ha
curado." Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La curación de Bartimeo («el hijo de
Timeo») es un relato de curación típico, típico de los que aparecen en los
evangelios. Jesús, como siempre, pone el acento en la fe: «Tu fe te ha curado»;
nunca dice Jesús en primera persona «yo te he curado». Lo que está en juego en
los diálogos de Jesús en los evangelios es esa salvación: la curación, la
salud, la plenitud de la vida humana misma.
Hagamos también un recorrido por el
evangelio de Marcos para concluir luego con el evangelio de hoy. Recordemos
otro ciego que fue curado por Jesús, el ciego de Betsaida (Marcos 8,22-26), el
cual en un primer momento no queda curado totalmente, comienza a intuir cosas, pero
sólo la mitad, ve primero las personas como si fueran árboles. En un segundo
momento en cambio comienza a ver bien y ya a entenderlo todo bien. Comparémoslo con
los discípulos; conforme a las lecturas que hemos reflexionado en días pasados,
ellos estaban como este ciego de Betsaida, no tenían la fe suficiente, aceptaban
a Jesús como Mesías, pero no aceptaban la cruz (Mc 8,31-33), no tenían una fe fuerte en Jesús, continuaban
siendo ciegos. Cuando Jesús insistía en el servicio y la entrega, ellos
discutían sobre quién era el más importante (Mc 9,34) y continuaban pidiendo
los primeros puestos en el Reino, uno a la derecha y otro a la izquierda del
trono, señal de que la ideología imperante de la época penetraba profundamente
en sus mentalidades. El haber vivido varios años con Jesús, no les había
renovado su modo de ver las cosas y personas. Miraban a Jesús con la mirada del
pasado. Querían que fuese como ellos se lo imaginaban: Un Mesías glorioso. Pero
el objetivo de la instrucción de Jesús es que sus discípulos fueran como el
ciego Bartimeo, que acepta a Jesús como es. Bartimeo tiene una fe fuerte que le
hace ver, (¿Qué quieres que haga por ti?" a lo que Bartimeo le contestó:
"Maestro, que pueda ver."), fe
que Pedro no posee todavía. Y así Bartimeo se convierte en el modelo para los
discípulos del tiempo de Jesús, para las comunidades del tiempo de Marcos, así
como también hoy para nosotros.
ORACIÓN
Señor
Jesús, queremos ver, quita las escamas de nuestros ojos, quita toda sombra de
oscuridad que haya en nuestras vidas, retira todo lo que nos haga actuar
en tinieblas, que vivamos, y nos movamos
en la verdad, en la luz. Acrecienta nuestra fe, danos la fe necesaria para
continuar en el camino, para creerte a pesar de los momentos difíciles y las
circunstancias. Amén
“Seamos
piedras vivas en la edificación del Reino”
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