domingo, 1 de mayo de 2016

Jueves 26 de Mayo de 2016


EL ENCUENTRO CON JESUCRISTO PRODUCE SALUD, LIBERACIÓN Y SEGUIMIENTO”


PRIMERA LECTURA
1PEDRO 2,2-5.9-12

“Vosotros sois un sacerdocio real, una nación consagrada, para proclamar las hazañas del que os llamó”
Queridos hermanos: Como el niño recién nacido ansía la leche, ansiad vosotros la auténtica, no adulterada, para crecer con ella sanos; ya que habéis saboreado lo bueno que es el Señor. Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de las tinieblas y  entrar en su luz maravillosa. Antes erais "no pueblo", ahora sois "pueblo de Dios"; antes erais "no compadecidos", ahora sois "compadecidos". Queridos hermanos, como forasteros en país extraño, os recomiendo que os apartéis de los deseos carnales que os hacen la guerra. Vuestra conducta entre los gentiles sea buena; así, mientras os calumnian como si fuerais criminales, verán con sus propios ojos que os portáis honradamente y darán gloria a Dios el día que él los visite.   Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy nos invita a ponernos en la ruta de una alimentación sana y nutritiva. De ello habla mucho la televisión y se lee mucho en Internet, sólo que en este caso se trata de alimento para el alma. Y la primera condición, en analogía con el caso de nuestro cuerpo, es tener sano el paladar. El apóstol Pedro nos dice: "Como el niño recién nacido ansía la leche, ansiad vosotros la auténtica, no adulterada, para crecer con ella sanos; ya que habéis saboreado lo bueno que es el Señor." La experiencia de un amor sano, sirve luego para discernir qué amores convienen. La experiencia de una enseñanza recta sirve para luego discernir qué doctrinas son correctas, y así sucesivamente. Esta clase de experiencias conforman lo que podemos llamar la conciencia de la propia dignidad del cristiano. Humildad no significa pobre autoestima, y sencillez de corazón no significa ingenuidad. Valientes en medio de la paciencia y perseverantes en medio de la mansedumbre, nosotros los cristianos sabemos que valemos mucho: tanto como la Sangre de Cristo.
SALMO RESPONSORIAL 99
R./ Entrad en la presencia del Señor con vítores

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

"El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades." R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Esta salmo es un canto litúrgico que expresa la alegría del pueblo fiel al Señor, e invitación universal a reconocer la gloria y el poder de Dios. Nuestra liturgia también debe ser expresión de la alegría que nace de nuestra fe en la obra salvadora de Dios en Cristo. La invitación universal es más actual gracias al evangelio. El juicio anunciado es juicio salvador.


LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS  10,46-52

“Maestro, haz que pueda ver”
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: "Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí." Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: "Hijo de David, ten compasión de mí." Jesús se detuvo y dijo: "Llamadlo." Llamaron al ciego, diciéndole: "Ánimo, levántate, que te llama." Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver." Jesús le dijo: "Anda, tu fe te ha curado." Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La curación de Bartimeo («el hijo de Timeo») es un relato de curación típico, típico de los que aparecen en los evangelios. Jesús, como siempre, pone el acento en la fe: «Tu fe te ha curado»; nunca dice Jesús en primera persona «yo te he curado». Lo que está en juego en los diálogos de Jesús en los evangelios es esa salvación: la curación, la salud, la plenitud de la vida humana misma.
Hagamos también un recorrido por el evangelio de Marcos para concluir luego con el evangelio de hoy. Recordemos otro ciego que fue curado por Jesús, el ciego de Betsaida (Marcos 8,22-26), el cual en un primer momento no queda curado totalmente, comienza a intuir cosas, pero sólo la mitad, ve primero las personas como si fueran árboles. En un segundo momento en cambio comienza a ver bien y  ya a entenderlo todo bien. Comparémoslo con los discípulos; conforme a las lecturas que hemos reflexionado en días pasados, ellos estaban como este ciego de Betsaida, no tenían la fe suficiente, aceptaban a Jesús como Mesías, pero no aceptaban la cruz (Mc 8,31-33),  no tenían una fe fuerte en Jesús, continuaban siendo ciegos. Cuando Jesús insistía en el servicio y la entrega, ellos discutían sobre quién era el más importante (Mc 9,34) y continuaban pidiendo los primeros puestos en el Reino, uno a la derecha y otro a la izquierda del trono, señal de que la ideología imperante de la época penetraba profundamente en sus mentalidades. El haber vivido varios años con Jesús, no les había renovado su modo de ver las cosas y personas. Miraban a Jesús con la mirada del pasado. Querían que fuese como ellos se lo imaginaban: Un Mesías glorioso. Pero el objetivo de la instrucción de Jesús es que sus discípulos fueran como el ciego Bartimeo, que acepta a Jesús como es. Bartimeo tiene una fe fuerte que le hace ver, (¿Qué quieres que haga por ti?" a lo que Bartimeo le contestó: "Maestro, que pueda ver."),  fe que Pedro no posee todavía. Y así Bartimeo se convierte en el modelo para los discípulos del tiempo de Jesús, para las comunidades del tiempo de Marcos, así como también hoy para nosotros.

 ORACIÓN
Señor Jesús, queremos ver, quita las escamas de nuestros ojos, quita toda sombra de oscuridad que haya en nuestras vidas, retira todo lo que nos haga actuar en  tinieblas, que vivamos, y nos movamos en la verdad, en la luz. Acrecienta nuestra fe, danos la fe necesaria para continuar en el camino, para creerte a pesar de los momentos difíciles y las circunstancias. Amén   


“Seamos piedras vivas en la edificación del Reino”

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