domingo, 1 de mayo de 2016

Lunes 16 de Mayo de 2016


“TODO ES POSIBLE PARA QUIEN TIENE FE”

PRIMERA LECTURA
SANTIAGO 3,13-18

“Si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos”
Queridos hermanos: ¿Hay alguno entre vosotros sabio y entendido? Que lo demuestre con una buena conducta y con la amabilidad propia de la sabiduría. Pero, si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos, porque sería pura falsedad. Esa sabiduría no viene del cielo, sino que es terrena, animal, diabólica. Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Volvemos una vez más al tiempo ordinario en nuestro tiempo litúrgico, y lo hacemos iluminados por la palabra del apóstol Santiago (que significa Dios me protege), ¿conoces algún Santiago?, compártele la promesa del significado de su nombre. Esta carta es como un pequeño poema que exalta la sabiduría espiritual. En la tradición bíblica se ha enseñado que el inicio de la sabiduría es el temor del Señor. En esa misma línea Santiago nos recuerda el valor práctico de la sabiduría, y se demuestra en actitudes de misericordia, justicia y paz. El apóstol, tal vez motivado por la realidad de las primeras comunidades cristianas, donde algunos se creían muy sabios hace una descripción sobre la verdadera y falsa sabiduría. La verdadera sabiduría se conoce en la buena conducta, la bondad, la amabilidad, la capacidad de comprensión hasta los otros, la sinceridad y la misericordia, esta viene de Dios. En cambio el necio, el que no es sabio se reconoce por su corazón, tiene rostro y palabras de amargura, su malgenio y violencia constante, su envidia y egoísmo, su hipocresía y culto a las apariencias, su tendencia siempre a crear conflictos y dividir. Esta falsa sabiduría viene del diablo, cuyo nombre significa, el que divide. ¿En qué lugar de los dos anteriores nos podíamos ubicar nosotros? ¿Qué clase de sabiduría es la que conduce nuestra vida?.  
SALMO RESPONSORIAL: 18
R./Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
 la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
 los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.

OREMOS Y ACERQUÉMONOS A  SU CONTEXTO
En este Salmo se encuentran yuxtapuestos dos poemas de estilo y contenido diversos. El primero es un himno de intensa vibración lírica, que celebra la gloria del Creador manifestada en la armonía y grandiosidad del firmamento (vs. 2-7). El segundo  -que proviene de una época mucho más reciente- es un poema didáctico, en el que se describen las excelencias de la Ley divina. A pesar de estas diferencias, la yuxtaposición de los dos poemas no es totalmente artificial, ya que así se establece un paralelismo entre las dos manifestaciones de la gloria de Dios: una en la Creación y en las perfecciones del universo, y otra en la Revelación concedida a su Pueblo, fuente de felicidad y de vida para los que la aman y aceptan sus exigencias.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 9,14-29

“Tengo fe, pero dudo; ayúdame”
En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó: "¿De qué discutís?" Uno le contestó: "Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces."
Él les contestó: "¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo." Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?" Contestó él: "Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos." Jesús replicó: "¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe." Entonces el padre del muchacho gritó: "Tengo fe, pero dudo; ayúdame." Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él." Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie. Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: "¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?" Él les respondió: "Esta especie sólo puede salir con oración."
REFLEXIÓN
En el relato evangélico de hoy, nos encontramos frente a un caso de epilepsia interpretado como posesión demoníaca. El fondo de este relato evangélico no es el de posesión demoníaca, sino el del poder de la fe y de la oración. Los discípulos no son capaces de hacer esta obra de sanidad interior, de liberación, porque para poder realizarla es importante encontrar la ayuda en la fe y la oración. Es fundamental actuar con fe para comprender que Dios lo puede hacer todo nuevo. Esa es la fe que Jesús exige al grupo de discípulos. Solo la fe es capaz de transformar toda realidad negativa en realidad de vida, de posibilidad y de felicidad. Este milagro tiene que ser leído con ojos pascuales. Nos queda claro que el ser humano vive una impotencia total. Sólo Dios puede liberar al ser humano de esta realidad. Sin Dios no somos nada. Solo la fe en Él, y una oración humilde y sincera, puede ayudarnos a superar las realidades contrarias al plan de felicidad que Dios ha trazado para los hombres y mujeres de todos los tiempos. ¿Tenemos verdaderamente fe en el Padre de Jesús?

ORACIÓN
Buen Señor Jesús, concédenos en tu Espíritu la fe suficiente y una disciplina de oración, para que podamos entrar en una verdadera comunión contigo y podamos colaborar en la misión de generar vida y salud a las personas que nos rodean. Aumenta nuestra fe. Que podamos reconocer tu obra en nuestra vida. En tu Espíritu danos de tu sabiduría. Amén.

“Con oración tendremos dominio para colaborar en la tarea de dar vida y salud a las personas”


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