sábado, 1 de agosto de 2015

Sábado 08 de Agosto de 2015


“LA FE NOS EXIGE ESTAR EN PLENA COMUNIÓN CON CRISTO”

PRIMERA LECTURA
DEUTERONOMIO 6,4-13

“Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón”
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales. Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que juró a tus padres -a Abrahán, Isaac y Jacob- que te había de dar, con ciudades grandes y ricas que tú no has construido, casas rebosantes de riquezas que tú nos has llenado, pozos ya excavados que tú no has excavado, viñas y olivares que tú no has plantado, comerás hasta hartarte. Pero, cuidado: no olvides al Señor que te sacó de Egipto, de la esclavitud. Al Señor, tu Dios, temerás, a él sólo servirás, sólo en su nombre jurarás." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Este texto de Deuteronomio trae una frase que debemos sentir como nuestra: “Cuidado: no olvides al Señor que te sacó de Egipto”, la preocupación de Moisés, en su testamento, es que el pueblo tiene poca memoria: olvida fácilmente lo que Dios ha hecho; así como nosotros hoy que cuando nos llega la dificultad olvidamos todo lo que el Señor ha hecho en nuestras vidas. El encargo último de Moisés es: “Escucha Israel, shema, Israel”, que es la oración principal de los judíos, aún hoy. Una oración que recitan los creyentes tres veces al día. El “shema” es el resumen de toda la espiritualidad del pueblo israelita. Es la actitud de apertura a Dios con todo el corazón. Amarle es la única respuesta al amor inmenso que Dios ha mostrado a su pueblo a lo largo de esos cuarenta años y ante la perspectiva de un don como el que les va a dar, la tierra prometida.

SALMO RESPONSORIAL: 17
R./Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador:
tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Este salmo es una alabanza a Dios (puesta en boca de David) por la protección que obtuvo en su lucha contra diversos enemigos. La presencia de Dios se manifestó en medio de la tormenta. El tono guerrero de este Salmo podemos tomarlo como una imagen literaria y aplicarla a realidades nuevas, en el orden espiritual. También estamos en lucha con el pecado, con el mal, con la muerte. Dios es el único que puede iluminar nuestras tinieblas. Cristo el descendiente de David, es el Rey victorioso.     
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 17,14-20

“Si tuvierais fe, nada os sería imposible”
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre, que le dijo de rodillas: "Señor, ten compasión de mi hijo, que tiene epilepsia y le dan ataques; muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo." Jesús contestó: "¡Generación perversa e infiel! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo." Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento se curó el niño. Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: "¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?" Les contestó: "Por vuestra poca fe. Os aseguro que si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La pregunta de los discípulos es pertinente: “¿por qué no pudimos expulsarlo nosotros”? Y la respuesta de Jesús es contundente: “porque ustedes tienen poca fe”. El muchacho poseído es el símbolo de todo un pueblo que carece de los recursos suficientes para considerarse libre y, por lo tanto, sentir que está en camino de construir su proyecto de igualdad, de humanización. Los discípulos jamás llegarán por sí solos a transformar esa realidad que mantiene al pueblo en la marginación y en estado de deshumanización; ante todo ellos tienen que potenciar su fe y, sobre todo, hacerse conscientes de que es en la fidelidad a Dios y a Jesús y su propuesta como pueden comenzar a darse cambios en la sociedad.
Nuestro proyecto de cambio debe tener algo distinto a los proyectos meramente humanos que tantas veces encontramos en nuestro mundo. No somos agentes o trabajadores sociales al servicio de una determinada institución o de una ideología que propugne el cambio social; antes que nada somos seguidores de Jesús, quien nos exige una actitud y dinámica nuevas, basadas en la fe y en el convencimiento de que su propuesta es la única que puede generar formas de vida realmente nuevas.

ORACIÓN
Señor, a través de la Palabra de hoy comprendemos que necesitamos pedirte que nos regales la virtud de la fe , una fe auténtica, una fe en la que se confía plenamente en ti, sin titubear, una fe que mueva montañas. Señor queremos ser fieles a ti, danos del  don de un corazón que da y se compadece por otros,  condúcenos por el camino seguro en la construcción de una alternativa de una nueva de sociedad, el camino del Reino de Dios. Amén.

“Si nos conformamos con la fe que teníamos a los diez años, en la primera comunión, es lógico que nuestro musculo espiritual este raquítico” (Papa Francisco)


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