sábado, 1 de agosto de 2015

Martes 04 de Agosto de 2015


“HAY QUE BUSCAR SIEMPRE A DIOS NO SOLO EN LA DIFICULTAD”

PRIMERA LECTURA
NÚMEROS 12,1-13

“Moisés no es como los otros profetas; ¿cómo os habéis atrevido a hablar contra él?”
En aquellos días, María y Aarón hablaron contra Moisés, a causa de la mujer cusita que había tomado por esposa. Dijeron: "¿Ha hablado el Señor sólo a Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?" El Señor lo oyó. Moisés era el hombre más sufrido del mundo. El Señor habló de repente a Moisés, Aarón y María: "Salid los tres hacia la tienda del encuentro." Y los tres salieron. El Señor bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la tienda, y llamó a Aarón y María. Ellos se adelantaron, y el Señor les dijo: "Escuchad mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños; no así a mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos. A él le hablo cara a cara; en presencia y no adivinando contempla la figura del Señor. ¿Cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?"
La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó. Al apartarse la nube de la tienda, María tenía toda la piel descolorida, como nieve. Aarón se volvió y la vio con toda la piel descolorida. Entonces Aarón dijo a Moisés: "Perdón, señor; no me exijas cuentas del pecado que hemos cometido insensatamente. No la dejes a María como un aborto que sale del vientre, con la mitad de la carne comida. Moisés suplicó al Señor: "Por favor, cúrala.". Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
 Parecería lo más lógico que cuando Dios suscita a un líder para bien de todos, todos lo acojan y vean en él un regalo que la Providencia les concede. Pero el mundo de los humanos no está hecho de manera lógica, y por eso lo más común no es lo más lógico ni lo más frecuente es lo verdaderamente natural. Hoy tenemos en la primera lectura una escena bochornosa de envidias de familia. En el texto se nos muestran actitudes adversas a la fe, recriminaciones y demás a la persona de Moisés, pero esta vez la rebelión y la protesta viene de su misma familia: su hermano mayor Aarón, el sacerdote que tanto había trabajado en colaboración con Moisés, y su hermana María (Miriam), la que había vigilado en el río la canasta donde su madre había depositado al niño Moisés. Ahora ambos le atacan y murmuran de él.  Un primer motivo es su matrimonio con una extranjera hecho del que no sabemos apenas nada. Pero, además, ponen en tela de juicio su carácter de profeta único. ¿No oían ellos también la voz de Dios?. Hay una doble reacción sobre este ataque inesperado. Por parte de Moisés, la paciencia, porque “era el hombre de más aguante del mundo”. Pero Dios se enfada y sale en defensa de su profeta: “¿cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?. Aparece también en el texto cómo el pecado trae consecuencias y cómo esas consecuencias recaen sobre el mismo pecador, como le sucedió a esta María, con la lepra que sufrió. Luego viene la parte del arrepentimiento. El que siente su propia fealdad, se aterra, se asusta, pero ese disgusto es bueno en la medida en que invita a la conversión y  mueve a pedir ayuda, como hemos visto también en el relato de hoy.  Aarón se arrepiente de su falta, el Salmo de hoy parece recoger sus sentimientos: “misericordia, por tu inmensa compasión borra mi culpa”. Y Moisés muestra, una vez más, su corazón magnánimo intercediendo ante Dios por su hermana. Y así, una historia de pecado no es al final una historia de fracaso sino, en último término, una preciosa historia de gracia.
SALMO RESPONSORIAL: 50
R./Misericordia, Señor: hemos pecado.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente. R.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Este Salmo -designado tradicionalmente con el nombre de Miserere- es la súplica penitencial por excelencia. El salmista es consciente de su profunda miseria y experimenta la necesidad de una total transformación interior, para no dejarse arrastrar por su tendencia al pecado. Por eso, además de reconocer sus faltas y de implorar el perdón divino, suplica al Señor que lo renueve íntegramente, “creando” en su interior “un corazón puro”. El tono de la súplica es marcadamente personal, y en el contenido del Salmo se percibe la influencia de los grandes profetas, en especial de Jeremías (24. 7) y Ezequiel (36. 25-27). En él se encuentra, además, el germen de la doctrina paulina acerca del “hombre nuevo” (Col. 3. 10; Ef. 4. 24).
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 14,22-36

“Mándame ir hacia ti andando sobre el agua”
Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: "¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!" Pedro le contestó: "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua." Él le dijo: "Ven." Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: "Señor, sálvame." En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: "¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?" En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: "Realmente eres Hijo de Dios." Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto, y cuantos la tocaron quedaron curados.” Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

Si nos atenemos al signo meditado ayer -de la multiplicación del pan del que todos comen y sobra- como una de las consecuencias necesarias de la transformación personal y comunitaria que tiene que generar el Evangelio, debemos aceptar también que este signo de Jesús que se une a sus discípulos, de noche, caminando sobre el agua, está en relación directa con la experiencia de vida de la comunidad. Aceptar el Evangelio, ser conscientes de las transformaciones de mentalidad y cambios de conciencia que implica, es relativamente fácil, es llamativo; pero ponerse en camino de esa transformación y cambios, hacerlos vida realmente, eso sí es bien difícil, y por lo general el discípulo o el creyente actual empiezan a zozobrar. Hé ahí la imagen de Pedro, que con gran facilidad y arrojo da unos cuantos pasos sobre el agua, pero luego comienza hundirse.
Pero también el cristiano actual y nuestras comunidades cristianas están bien reflejadas en este pasaje. ¿Habrá conciencia hoy de la zozobra en que vivimos? Nuestra forma tan pasiva y tan acomodada de vivir la fe y el compromiso cristiano, ¿no necesitan el auxilio de Jesús? 

ORACIÓN
Señor todos los días nos enseñas y nos llevas a comprender el sentido de vivir en fraternidad, unidad y comunión. Ayúdanos Buen Dios a sentir que Tú nos tiendes tu mano para colocarnos en camino, que entendamos que  no debemos caminar en nuestras fuerzas  porque podemos zozobrar, que nos mantengamos unidos a ti firmes en la misión. Amén


“Es creyente o seguidor(a) de Dios, quien posee una fe firme y comprometida, que no sucumbe ante las pruebas”

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