“PENTECOSTÉS: UN CAMINO DE REGRESO AL
PRIMER AMOR”
Estamos terminando este tiempo de Pascua,
donde por espacio de cincuenta días, en un ambiente festivo, hemos celebrado el
triunfo de la vida sobre la muerte, de la luz sobre la oscuridad, del amor
sobre el odio; el triunfo de Jesús sobre la muerte. En este tiempo hemos
enfatizado en las mujeres, los discípulos y la comunidad como signos del Resucitado.
Ahora llegamos como al culmen o plenitud de la Pascua que es Jesús Resucitado
que comunica a los suyos el Espíritu Santo, es decir PENTECOSTÉS. Para este año
quisiera que reflexionáramos esta fecha
con el reto de volver al primer amor, y ese primer amor descubrirlo y
experimentarlo en este mes tan precioso de las madres con “rostro de mamá”.
PENTECOSTÉS: buscar el camino que me regrese al PRIMER AMOR. PRIMER AMOR que por los batallares,
adversidades, frustraciones, cansancios y desánimos de la vida se ha ido
perdiendo poco a poco. PRIMER AMOR que en muchas parejas y familias por no alimentarse y renovarse se ha ido
secando y desgastando. PRIMER AMOR que en las relaciones comunitarias se ha ido
también secando y muchas veces hiriendo. Pero quizás PRIMER AMOR, lo más triste
y que duele en lo más profundo del corazón del creyente ( discípulo) en mi
relación con Dios, el que es VIDA y da VIDA y se ha ido apagando, porque me he
ido distanciando y ya poco queda de esa relación de amor que viví un día con el
Resucitado ( Jesús); y sin darme cuenta poco a poco he ido perdiendo la ilusión
en la vida, he dejado de soñar, de tener esperanza, me he dejado robar las ilusiones,
y aunque pareciera que estoy vivo realmente por dentro soy un cadáver. Sin ese PRIMER
AMOR (Espíritu Santo) me he amargado y le estoy amargando la vida a los demás, por
ello la invitación de Juan en
Apocalipsis es válida quizás para ti en alguna área de tu vida y también para mí:
“Sé todo lo que intentas hacer, se que haces cosas que parecen buenas, pero
tengo algo contra ti, haz perdido el amor del comienzo, por eso arrepiéntete y
vuelve (Apocalipsis 2,4-5)”.
Perder el PRIMER AMOR como los discípulos en
Emaús, es perder la capacidad de visión, es decir, ver, descubrir al Dios de la
vida que camina conmigo. Perder el PRIMER AMOR es como en Emaús perder el ardor
del corazón, es decir perder la pasión por la vida, perder la emoción por lo
que soy, por lo que hago (vocación, trabajo), es perder la pasión por quienes
convivo. Por eso hablar de PENTECOSTÉS
es recuperara la visión, y ver el mundo ya no con mis ojos desgastados y
tristes, sino ver el mundo con los ojos de Jesús descubriendo en ellos lo
maravilloso que es vivir. PENTECOSTÉS es vivir por la gracia del Espíritu Santo
en un constante palpitar o emoción por
todo cuanto soy, tengo y puedo; ardor ( felicidad) aún en medio de las
dificultades y adversidades. PENTECOSTÉS es no amargarme, ni quejarme tanto,
sino atreverme a ser feliz, aún como muchos desde una silla de ruedas, con una
limitación, en una etapa terminal, con carencias de tantos elementos esenciales
de la vida, pero sin embargo como nos enseñan muchos enfermos, muchos sufrientes
y excluidos, lo que es atreverse a ser feliz con tantas limitaciones; eso se
llama volver al primer amor, sentir o tener pasión o ardor en mi vida, para aún
en los problemas y dificultades gozarme la vida. PENTECOSTÉS en un segundo
lugar es volver a recobrar mi “Emaús” que también a veces he perdido (Lucas
24,31-32).
Como lo hemos conversado algunas veces con
muchos de ustedes PENTECOSTES es una
invitación a renovar mi vida, mi familia, mi comunidad. Volviendo al PRIMER
AMOR, o recuperando mi Emaús, podre decir entonces que si es verdad, que si es
posible porque en PENTECOSTÉS “nace la
mujer y el hombre nuevo”. Como me lo has escuchado decir en más de una
oportunidad, nuevos en la manera de pensar, nuevos en la manera de sentir
(ardor) nuevos en la manera de ver el mundo, nuevos en la manera de hablar
(comunicación). Por ello para finalizar, la invitación es a vivir un día a día de
PENTECOSTÉS en PENTECOSTÉS. Es decir haciendo de lo cotidiano de la vida un
dinamismo o movimiento que siempre va a ser guiado por el amor y el ardor del
Espíritu de Jesús Resucitado. Un PRIMER AMOR y ardor centrado en la Palabra que
me da vida, animado y fortalecido por el compartir fraterno y solidario con los
demás (comunidad). Un regreso al PRIMER AMOR y ardor en el corazón que me
empuja al servicio y la vida misionera con los más necesitados. Un PRIMER AMOR
que me hace tolerante, respetuoso, abierto a la diversidad de pensamientos,
culturas, filosofías y religiones con los demás: para que desde la diversidad
por el Espíritu de Jesús Resucitado seamos capaces de sentarnos en la misma
mesa y compartir el mismo pan. Un PRIMER AMOR y ardor desde el Espíritu que me
lleve a reconocer, valorar, agradecer y dignificar el valor de las mujeres
especialmente en el rostro de las madres; que guiados(as) por el Espíritu de PENTECOSTES,
celebremos, no solo un mes, sino que cada momento y día de la vida lo hagamos con este Dios con rostro
maternal que nos sigue sirviendo y atrayendo hacia Él a través de las madres en
sus diferentes rostros de ayer hoy y siempre:
Abuelas que han hecho el papel de madres, madrinas, tías que se han
entregado y se han prestado para ser signos de amor maternal, y tantas hermanas
que se han gastado y desgastado cuando
los padres no han estado para mostrar ese rostro materno de Dios. Damos gracias
a Dios por ellas, por tantas educadoras maestras, catequistas que reflejan ese
rostro materno de Dios. Gratitud a todas ellas y bendiciones en este tiempo de
PENTECOSTES, recordando que “MADRE” es el nombre de Dios en el corazón y en los
labios de los que siempre se hacen siempre niños y niñas.
Dios los Bendiga
Roberto Zamudio
ORACIÓN
AL COMENZAR EL DÍA
Buenos
días Dios Padre y Madre de nuestra vida. En el día a día de este mes queremos
agradecerte por las madres y en especial por el amor tan similar al tuyo que has colocado
en ellas. Te pedimos nos ayudes a que nosotros como hijos e hijas, sepamos también obedecerles con
conciencia y humildad. Regálanos también sentimientos y acciones de ternura,
paciencia, buen trato, protección y provisión, como lo haces Tú y la mayoría de
mujeres que son madres. Apártanos de sentimientos y acciones negativas
como abandono, descuido e indiferencia
por todas las personas pero especialmente x el ser que se ha engendrado. Señor que la unción de tu Espíritu Santo, nos
lleve a descubrir, asimilar y adquirir los dones que has regalado a las madres
y que debemos tener todos los seres humanos, para responder al sentido de la
Resurrección. Si vivimos en la maldad, en lo que hace daño a las demás
personas, estamos negándote y negando a los seres que nos dieron la vida. Queremos ir caminando contigo y clamando nos hagas cada vez mejores seres
humanos, para alcanzar la verdadera paz
y reflejarte a ti, Dios de Amor.
Amén
ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA
Buenas
noches Señor, aquí en el descanso y en
el silencio de la noche, luego de un día de ires y venires,
te buscamos, con ansia, con fuego en nuestro corazón, recibe en esta noche nuestra adoración. Te
anhelamos, te necesitamos, te amamos más
que a nuestro ser. Te entregamos nuestros
aciertos, desaciertos, el daño que hayamos hecho con nuestro obrar. Ayúdanos
Señor a enmendarlo, necesitamos de una gran
porción de tu Espíritu Santo para convertir todo aquello que no sea tuyo y
obedecer a todo los que Tú nos pides, para cumplir y hacer tu voluntad, para
hacer vida tu Palabra.
Gracias
por que tu amor por nosotros es infinito, tan alto, tan ancho, tan grande que
no lo podemos tocar, pero lo percibimos
y lo sentimos en cada instante de nuestra vida. Cámbianos, transfórmanos
y ayúdanos a seguir tu ejemplo, Jesús, fortalécenos en esta noche y que podamos
levantarnos como las águilas y llenas de tu Espíritu salir a cumplir tu misión. Amén.