martes, 1 de julio de 2014

Domingo 13 de Julio de 2014


“ATENTOS A LA ESCUCHA DE LA PALABRA”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 55,10-11


“La lluvia hace germinar la tierra”

Así dice el Señor: "Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy compara a la Palabra de Dios con la lluvia; el evangelio la relaciona con la semilla. El mundo de la agricultura nos ayudará hoy a entender el misterio maravilloso que acontece cuando Dios habla y alguien escucha.

No es causalidad esta comparación. El campo es el lugar donde brota la vida; una vida que no vemos pero que sí necesitamos; una vida que hace posible nuestra propia vida. Y aunque comprendemos en parte lo que sucede entre la tierra, la semilla y el agua, un corazón atento siempre sabe maravillarse de gozo cuando aparece la espiga.

La primera lectura enfatiza la eficacia, es decir, el poder que hay en la Palabra de Dios. El resumen está en esa frase: "así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado."

¿Por qué dice Dios que la palabra "vuelve" a él? Esto no es obvio al principio. Uno no habla para que le devuelvan lo que uno ha dicho. En esto hay un misterio más, muy bello, que uno puede percibir con el verbo "bendecir." Dios nos bendice y nosotros bendecimos a Dios. O mejor: nosotros bendecimos porque hemos sido bendecidos. Bendecir viene de "decir bien," esto es: "decir la palabra justa, bella, sabia, apropiada. Dios nos bendijo porque nos dio la Palabra que salva; nosotros le bendecimos porque somos su pueblo adquirido, la raza que él ha salvado.
  
SALMO RESPONSORIAL: 64
R. / La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.

Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R.

Riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
 bendices sus brotes. R.

Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R.

Las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Canto de acción de gracias. La comunidad expresa su ferviente alabanza y reconocimiento al Señor por todos los beneficios recibidos, de sus manos. Insiste en la bondad de Dios, que escucha desde su Templo las oraciones de los fieles y se muestra siempre dispuesto a perdonarlos. Evoca el poder creador del Señor y sus obras admirables en la naturaleza y en la historia universal. La parte final del Salmo es de un delicado lirismo, y celebra al Señor como fuente de vida e inagotable fecundidad.

SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 8,18-23

“La creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios”

Hermanos: Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Pablo, en la Carta a los Romanos, nos propone esta misma reflexión: la creación, el terreno fértil que Dios ha dado al ser humano en la historia (Gn 2,4-25), aguarda con impaciencia la realización de la obra de Cristo en toda la humanidad. La propuesta de Jesús nos abre a la esperanza de un futuro en el que la Humanidad se reconoce en la justicia y en el amor solidario, y no en la muerte y la guerra.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 13,1-23

“Salió el sembrador a sembrar”
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: "Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga."

Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" Él les contestó: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure." ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.

Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Esta parábola se refiere a una realidad de la comunidad cristiana sobre la que ya se había hecho una profunda recepción. En la comunidad, representada por la parcela, se encuentran terrenos, es decir personas, con diferentes actitudes y proyectos. No se puede saber de antemano qué respuesta va a dar cada quien. Lo único que se sabe es que el sembrador reparte con generosidad su fértil semilla. En el desarrollo del proceso de cultivo se sabe quién es apto y quién no. Pero no basándonos en criterios arbitrarios, sino en el fruto que cada quien muestra. La expresión ‘dar frutos’ tiene un valor muy preciso en la Biblia y se refiere siempre a la respuesta positiva del ser humano al proyecto de Dios. Pero no a cualquier proyecto presentado en nombre de Dios, sino a la propuesta de los profetas que Jesús de Nazaret ha llamado ‘reinado de Dios’. Es decir, una experiencia humana donde sea posible el amor solidario, la libertad para hacer el bien y la justicia responsable.

La parábola del sembrador nos pone en contacto con la profecía consoladora de Isaías. La palabra de Dios actúa en la historia humana en las personas que cultivan el terreno sorprendente del amor solidario, de la escucha atenta del hermano y del servicio generoso y desinteresado a los excluidos. La palabra de Dios se hace fecunda en las comunidades y personas que asumen una actitud responsable ante la historia y no permiten que la ‘buena nueva del Evangelio’ se convierta en consigna barata ni en cliché de espiritualizaciones alienadoras y superfluas, sino que procuran siempre que la palabra del profeta sea eficaz en la historia.

ORACIÓN
Señor que la escucha de tu Palabra disponga nuestras comunidades discipulares a una cosecha generosa que rompan con los modelos conformistas y se abran a los valores trascendentales, comprometiéndonos a acoger la Palabra con un corazón bien dispuesto a la escucha con el fin de hacerla vida y alimento para cada uno(a) y para toda la comunidad. Amén  

“La vida es siembra que solo da su cosecha con la muerte a lo que no la produce”



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