martes, 1 de julio de 2014

Sábado 26 de Julio de 2014

Joaquín y Ana

“LAS PERSONAS JUSTAS CONTEMPLAN  A DIOS”

PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 7, 1-11


¿Creéis que es una cueva de bandidos el templo que lleva mi nombre?

Palabra del Señor que recibió Jeremías: "Ponte a la puerta del templo, y grita allí esta palabra: "¡Escucha, Judá, la palabra del Señor, los que entráis por esas puertas para adorar al Señor!

Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, y habitaré con vosotros en este lugar. No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: 'Es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor.'

Si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones, si juzgáis rectamente entre un hombre y su prójimo, si no explotáis al forastero, al huérfano y a la viuda, si no derramáis sangre inocente en este lugar, si no seguís a dioses extranjeros, para vuestro mal, entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre.

Mirad: Vosotros os fiáis de palabras engañosas que no sirven de nada. ¿De modo que robáis, matáis, adulteráis, juráis en falso, quemáis incienso a Baal, seguís a dioses extranjeros y desconocidos, y después entráis a presentaros ante mí en este templo, que lleva mi nombre, y os decís: 'Estamos salvos', para seguir cometiendo esas abominaciones? ¿Creéis que es una cueva de bandidos este templo que lleva mi nombre? Atención, que yo lo he visto."" Oráculo del Señor.

REFLEXIÓN
En esta primera lectura, Jeremías el profeta, nos invita a reflexionar sobre una temática fundamental para la vida del pueblo: la justicia social y el culto. Para los hombres y mujeres es más fácil ofrecer un sacrificio que vivir como Dios quiere. Es más fácil vivir y peregrinar con las normas de adentro del templo, que vivir por fuera en la vida según la voluntad de Dios. Sin embargo, ningún sacrificio es agradable a Dios si no tiene una vida que lo sustente; por lo contrario muchos de los sacrificios ofenden a Dios. Por eso, el profeta se pone en un lugar estratégico para gritarle al pueblo lo que Dios le está diciendo: en las puertas mismas del templo.
Por ahí deben pasar todos, seguramente pensando que la ofrenda del sacrificio les dará la bendición de Dios, sin embargo, esa bendición no pertenece a quienes ofrecen holocaustos, sino a quienes viven según su voluntad; a quienes asumen su plan de vida (que es amor, misericordia, justicia y solidaridad con el más necesitado y débil. La fórmula “cueva de bandidos” queluego y más adelante utilizará Jesús, hay que saberla entender. A veces, el templo con su liturgia e hipocresía cuando no está acompañado del amor y de la misericordia se ha convertido en una cueva de bandidos, porque quien vive mal en su relación con el otro no puede refugiarse allí esperando recibir una bendición de Dios.
 Recordemos que el gran signo de ofrenda en el templo es primero reconciliarme con mi hermano, para que sea aceptada mi ofrenda. La invitación es a vivir una vida de fe litúrgica, celebrativa en comunidad cuyo gran signo sea siempre la justicia y la misericordia; “culto, alabanza y justicia”, este sería el verdadero avivamiento, signo de la verdadera reconciliación y arrepentimiento o sea compromiso social.

SALMO 131, 11. 13-14. 17-18
R. / El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.

El Señor hizo un juramento a David,
una firme promesa, de la que no se retractará:
“Yo pondré sobre tu trono
a uno de tus descendientes”. R.

Porque el Señor eligió a Sión,
y la deseó para que fuera su Morada.
“Este es mi reposo para siempre;
aquí habitaré, porque lo he deseado”. R.

“Allí haré germinar el poder de David:
prepararé una lámpara para mi Ungido;
 cubriré de vergüenza a sus enemigos,
y su insignia real florecerá sobre él”. R.

OREMOS CON EL SALMO Y acerquémonos a su contexto
Cantico litúrgico que celebra las promesas hechas a David, la elección de Jerusalén como sede del templo y consagración de este cojo lugar para el arca de la alianza, símbolo de la presencia de Dios en medio de su pueblo. La presencia definitiva de Dios en medio de los seres humanos se realiza en Jesucristo. La nueva Jerusalén es la comunidad de seguidores, que constituyen el cuerpo de Cristo o Iglesia.    

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 13, 24-30

“Dejadlos crecer juntos hasta la siega”
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña.
Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"
Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.”

REFLEXIÓN
En el Evangelio, la comunidad de Mateo nos presenta la parábola del trigo y la cizaña. Al decir “Otra Parábola” el evangelista la pone en conexión con la del sembrador. Pero así como ésta no trataba directamente del Reino, sino de las actitudes del hombre ante el mensaje del Reino, y en esta, es decir de la Cizaña, en cambio, trata directamente del reinado de Dios. La presencia de malas yerbas en un campo es cosa normal. La vida está llena de trigo y de cizaña. Mi vida, tu vida, nuestras familias, nuestras comunidades, nuestra sociedad, la historia entera está llena de trigo y de cizaña. La parábola nos enseña y nos invita a convivir con las semillas malas sin pretender arrancarlas, sin exclusivos fundamentalistas, ni exclusiones discriminatorias.
Los que hemos optado por la semilla del Reino debemos sembrarla en los campos de la vida, en las realidades cotidianas, en las pequeñas comunidades cristianas, pero tenemos que saber convivir con la diferencia, con lo que la parábola llama el enemigo que siembra la cizaña. Hay que estar atentos al tentador que divide, el que causa dolor. El que hace tropezar y confundir está también atento para sembrar semillas falsas. Si no lo hacemos recogeremos al final frutos amargos. Pero solamente al final en la cosecha se separan definitivamente las dos semillas. Hoy valdría la pena preguntarnos: ¿En nuestra vida cristiana, que hemos sembrado más, trigo o cizaña?

ORACIÓN
Gracias precioso Dios por todas aquellas personas que a lo largo de la historia han ejercido un trabajo desde su vida, para ser justos y hacedores de justicia verdadera. Gracias, porque aun sin merecerlo, te has fijado en nosotros(as) para que reconciliándonos contigo y haciéndote nuestro constante acompañante nos reveles la grandeza del verdadero amor y la manera de transmitirlo. Amén.


“El más elevado tipo de persona es la que obra antes de hablar y profesa lo que practica”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: