martes, 1 de julio de 2014

Viernes 4 de Julio de 2014


“HAMBRIENTOS(AS) DE UNA PALABRA QUE SACIA Y CURA”

PRIMERA LECTURA AMÓS 8, 4-6. 9-12

“Enviaré hambre, no de pan, sino de escuchar la Palabra del Señor”

Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: "¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?" Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo.
Aquel día, oráculo del Señor, haré ponerse el sol a mediodía, y en pleno día oscureceré la tierra. Cambiaré vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegía; vestirá de saco toda cintura, quedará calva toda cabeza. Y habrá un llanto como por el hijo único, y será el final como día amargo.
Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que enviaré hambre a la tierra: no hambre de pan ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. Irán vacilantes de oriente a occidente, de norte a sur; vagarán buscando la palabra del Señor, y no la encontrarán.  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
El  Profeta Amós nuevamente esta en tono de denuncia y nuevamente nos habla de justicia. La palabra justicia atravesó el ministerio del Profeta Amós, atravesó su vida: la justicia, la pasión por la justicia, el valor para defender la justicia delante de todos, incluyendo los poderosos de esa época. Sobre los dos poderosos de esa época: Jeroboam Segundo y Amasías. Amasías era el gran sacerdote del Santuario de Betel, y Jeroboam Segundo, fue el que causó la división entre Israel y Judá, fue el que propagó la idolatría, por todo el Reino de Israel, como tantos otros reyes.   Amós se encara con Jeroboam y Amasías. Amós es el rostro del valor para defender los derechos de Dios y los derechos de los pobres. Esas son las denuncias y ese es el clamor de justicia que hemos escuchado hoy, un clamor fuerte, un clamor vigoroso: "Escuchad esto, los que exprimís al pobre diciendo: ¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?". La "luna nueva" era día de descanso, y el sábado era día de descanso, día en que no había comercio. Aquí, Amós se refiere a aquellos que están obsesionados por sus ganancias y que miran en el descanso religioso, que miran en el sábado, que miran en todo ello, sólo un estorbo para su codicia.

 "Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa". Ya desde aquellas épocas y desde aquellas culturas están las balanzas con trampa y la insaciable codicia del ser humano.¿Será que estas estrategias se siguen dando en nuestro tiempo?. Será lo mismo que nos encontramos hoy.  Detrás del engaño y de la riqueza ilícita, la opresión: el pobre se convierte en moneda, cuenta por su utilidad y es intercambiable. Se puede prescindir de él porque sólo representa un ingreso, una cantidad que los poderosos le asignan. El rostro de Dios queda así disminuido y afrentado.

La Creación se rebela, (se oscurece el día) porque el hombre, que ha renunciado a ser imagen de Dios, ya en realidad no le representa. Hay una  distancia entre la voz del hombre y la voz de  Dios. Pero sin embargo, el hombre busca un sentido, una dirección, un por qué. Así llega a sentir hambre de la Palabra de Dios, porque sólo la Palabra que hizo todas las cosas podrá de algún modo explicar el desorden que ocupa todo. De este modo, el hombre que con rebeldía se había apartado de su Dios, aprende a través de la rebeldía de la Creación su propio estado y entonces busca con ansia la Palabra que le ilumine y le levante.

SALMO RESPONSORIAL: 118
R. / No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”

Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R.

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R.

Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos. R.

Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R.

Mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia. R.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R.


OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO

Este es el salmo más largo de todos. Presenta las excelencias de la ley de Dios (indicada por numerosos sinónimos), entendida como la manifestación de la voluntad de Dios para el ser humano. Su cumplimiento le asegura el bienestar y la dicha. La urgencia de cumplir siempre la voluntad de Dios nace de la misma fe. Para nosotros se trata de la “ley perfecta del amor” que se encuentra en el evangelio y se encarna en el seguimiento a Cristo.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 9, 9-13

“No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificios

En aquel tiempo vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Los recaudadores de impuestos eran mal vistos y tenidos en baja estimación social. Jesús provoca el escándalo al llamar a uno de ellos y reunirse a comer en compañía de otros recaudadores y de  pecadores. Los fariseos que se tenían por buenos y justos, interrogan a los discípulos sobre este actuar de Jesús: “¿Por qué su maestro come con recaudadores de impuestos y pecadores?” La pregunta demuestra el nivel de exclusión y rechazo en que vivían muchos grupos de personas. El llamado de Mateo a pertenecer al grupo de discípulos y la comida compartida constituyen un gesto de acogida y de inclusión por parte Jesús. Su respuesta a los fariseos es contundente: “No tienen necesidad del médico los sanos, sino los enfermos”. Por supuesto, que los fariseos se creían sanos, por lo que son puestos en su lugar. Aquí no se trata solamente de enfermedades físicas, sino de enfermedades sociales y morales. La ausencia de misericordia y la pesada carga de sacrificios son las enfermedades que portan los que se creen justos. Preguntémonos: ¿Cómo actuamos hoy? ¿Dónde comería Jesús hoy? ¿Con quiénes lo veríamos reunido? ¿Cuáles son nuestros actos de misericordia? ¿De qué tipo de ritos y sacrificios necesitamos liberarnos hoy?

ORACIÓN
Amado Dios, ayúdanos a sentir verdaderamente hambre de la Palabra que cuestiona nuestro estilo de vida pero que también, sanados y liberados, nos sacia y nos mueve a salir como mensajeros(as) y testigos(as) de la misericordia.  

“No hay que buscar cualquier Palabra, sino la que genera vida, sanidad, verdad y justicia”



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