viernes, 1 de febrero de 2013

Miércoles 06 de Febrero de 2013


 “SÓLO QUIEN TIENE FE DESCUBRE LA VERDADERA IDENTIDAD DE JESÚS”

PRIMERA LECTURA 
HEBREOS 12,4-7.11-15

“El Señor reprende a los que ama”

Hermanos: Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado. Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: "Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos." Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz.

Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará. Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Es difícil conciliar el sentirse amado con el sentirse reprendido. Nos gusta el amor cuando llega con rostro de sanación o de consuelo; poco nos atrae, si viene con las ropa adusta de la exhortación o incluso el castigo. Pero esto es infantilismo, y es preciso superarlo.

 La analogía fundamental viene del ambiente de familia: Dios nos guía y nos educa como un papá guía y conduce a su hijo. No es una comparación nueva en la Biblia, pues ya leíamos en el Deuteronomio: "debes comprender en tu corazón que el Señor tu Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo" (Dt 8,5). Y está además la cita de Prov 3,11-12 que el texto mismo incluye: "no desprecies la corrección del Señor...".

 Es bello el razonamiento que se nos propone: si eres hijo, es normal que te traten como a hijo. Aún más: es hermoso descubrirte hijo en el momento mismo en que llega la contradicción, sobre todo porque eso te hace semejante a Aquel que "siendo Hijo, aprendió sufriendo a obedecer..." (Heb 5,8).

SALMO RESPONSORIAL: 102
R. / La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R.

Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 6,1-6

“No desprecian a un profeta más que en su tierra”

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: "¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?" Y esto les resultaba escandaloso.

Jesús les decía: "No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa." No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

REFLEXIÓN
Este es un resumen o sumario de la actividad misionera de Jesús. El evangelista lo coloca en su ciudad natal y en la sinagoga. Sus oyentes quedan perplejos por su sabiduría y por sus acciones liberadoras, que dan consistencia a su predicación. La mayoría le conoce de toda la vida. Han vivido y convivido con sus parientes. Lo han reconocido, seguramente, como un hombre común y corriente, sencillo, cercano, trabajador, artesano. Sin más estudios que los de la mayoría de varones que aprendían la ley y los profetas en las escuelas rabínicas de las sinagogas. Esta vecindad con Jesús, en vez de contribuir a confiar en él, era un obstáculo. Pero el reino de Dios no comienza por el poder y el prestigio. Su origen y desarrollo parte de los contextos sociales más sencillos e insignificantes. Jesús es un aldeano, pobre y humilde. Pero Él es el Hijo de Dios, el Mesías, el liberador. ¿Cómo es posible que alguien igual a nosotros, goce de semejantes atributos? – ¿No serán las mismas dificultades que nos llevan a nosotros a no creer en los líderes de nuestro pueblo y animadores de la comunidad, que han surgido al interior de ellas mismas?

ORACIÓN
Señor llévanos a darnos cuenta si te hemos reconocido, si realmente creemos en Ti a tal punto que la certeza de tu actuar en nuestra vida y en el mundo nos lleva a ser personas armoniosas, de paz y seguridad en sí mismas y en un Dios tan divino y tan humano como Tú, en quien confiamos y seguimos. Amén

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