viernes, 1 de febrero de 2013

Domingo 24 de Febrero de 2013


Domingo 2º de Cuaresma

“LA ACCIÓN TRANSFORMADORA DE DIOS EN LA VIDA DEL DISCÍPULO(A)”

PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 15, 5-12. 17-18

“Dios hace alianza con Abrahán, el creyente”

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: "Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes."

Y añadió: "Así será tu descendencia."

Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.

El Señor le dijo: "Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra."

Él replicó: "Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?"

Respondió el Señor: "Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón."

Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba.

Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.

El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.

Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: "A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
El texto de Gn 15 pertenece a una unidad que tiene dos partes muy marcadas: la primera vv.1-6 sobre la promesa de un hijo y descendencia, la segunda vv.7-21 sobre la promesa de la tierra. El texto que hoy presenta la liturgia presenta una cierta confusión ya que encontramos la conclusión de la primera parte, y parte de la segunda.

La primera parte (vv.1-6) nos muestra la promesa de Dios (v.1), la objeción de Abraham, (vv.2-3), la respuesta de Dios en forma de signo (vv.4-5: v.4, negación a la objeción, v.5, signo en el cielo) y aceptación de Abraham (v.6). Como vemos, la liturgia sólo incorpora el signo y la aceptación final.

La segunda parte (vv.7-21) presenta una nueva promesa (v.7), objeción (v.8), signo presentado como voto (vv.9-17: v.9: presentación, vv.10-11, vv.12-16, paréntesis histórico, v.17, realización), confirmación de la alianza (vv.18-21: v.18, presentación, v.19-21, explicitación histórica).

El paralelo entre 15,7 y Lev 25,38 cambiando Egipto por “Ur de los Caldeos” ciertamente hace muy posible esta última interpretación: no hay que olvidar que los Caldeos son los habitantes de Babilonia en tiempos del Exilio; los encontramos por primera vez en el s.9 a.C. en el sur de Babilonia, vecinos de los arameos. Son víctimas del apogeo asirio y se enfrentan con él logrando finalmente el trono babilónico en tiempos de la caída de Jerusalén (587 a.C.); su influencia parece haber sobrevivido a la caída de Babilonia aún durante el período persa y luego griego. Pero, como es evidente, ciertamente estamos muy lejos de las época de Abraham. Es evidente que se refiere a los tiempos del redactor y no a los tiempos de lo narrado.


SALMO RESPONSORIAL: 26
R. / El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
"Buscad mi rostro." R.

Tu rostro buscaré,
Señor, no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio. R.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida. Espera en el Señor,
sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA
FILIPENSES 3, 20-4, 1

“Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo glorioso”

Hermanos: Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.

Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La carta de Pablo a los Filipenses tiene una serie de puntos que merecerían ser discutidos. Señalemos, sin embargo, que 3,1-4,1 parece ser una unidad (o quizá hasta 4,3 por la repetición de la invitación a estar alegres).  Pablo alerta a la comunidad contra los “perros”, “obreros malos”, “falsos circuncisos”, todo lo que parece una ironía contra los grupos judaizantes, es decir quienes pretendían que los cristianos para ser verdaderamente salvados previamente debían aceptar la circuncisión. El tema es complicado: ¿quiénes eran? la cosa se discute, pero parecen ser grupos que pretenden que los cristianos venidos del mundo no judío se hagan a sí mismos primero judíos (circuncisión mediante) para poder gozar luego de los beneficios de la salvación. Puede ser para evitar conflictos: el judaísmo es una religión lícita, las novedades no son bien vistas por algunos griegos; puede ser por cerrazón ante la novedad de parte de los “judaizantes”; puede ser por una suerte de idolatría de la Ley, la circuncisión y la misma ley puestas casi al mismo nivel que Dios... la cuestión es que misioneros itinerantes han llegado a Filipos e insistido en que es necesario hacerse judíos por la circuncisión, y dejar de ser perros (= paganos). Pablo les dice que ellos son los incircuncisos, los perros, etc
Es característico en Pablo presentarse él mismo pero después de dejarnos muy claro que -como apóstol- su vida misma es una vida crucificada. Él “encarna” la cruz en su vida, y por eso está crucificado, lo que es motivo de gloria es su debilidad, “su cruz” (ver 2 Cor 10-12). Si en Fil 3 Pablo realiza una nueva “apología”, lo hace presentándose como él mismo crucificado”. Por eso puede decir que lo imiten, “como yo imito a Cristo” agrega en 1 Cor 11,1. No es su vida, sino su muerte, podríamos decir. Lo que cuenta es la cruz, que aparece como debilidad y es “fuerza de Dios” (1 Cor 1,24). Por eso, los que ponen su confianza en sus fuerzas, en sus obras, en su propia vida son “enemigos de la cruz de Cristo”. ¿Dónde ponen la confianza? en el cumplimiento de las leyes, por ejemplo las alimenticias, o en la circuncisión, y con eso creen alcanzar a Dios.
La vida cristiana tiende a la liberación, y está en tensión entre una liberación y otra, entre la liberación que alcanzamos por la cruz y la liberación que nos vendrá por la ciudadanía del cielo que nos alcanzará una corona de gloria.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 9, 28B-36

“Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió”

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: "Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías."

No sabía lo que decía.

Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle."

Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El Evangelio de la Transfiguración según la versión de Lucas propone una serie de elementos que es interesante tener en cuenta. La diferencia con los textos de Mateo y Marcos hizo que muchos se pregunten si Lucas tuvo en su poder una fuente propia, aunque otros piensan que posiblemente las diferencias de deban propiamente a la redacción del evangelista.

Los elementos comunes son conocidos: Jesús ha anunciado que le espera el rechazo y la muerte. En los otros Sinópticos Pedro se ha escandalizado y Jesús lo compara con “Satanás” aunque esto es omitido por Lc. Jesús anuncia que quien quiera ser discípulo debe cargar la cruz (“cada día” añade Lc). Esto es muy duro, pero termina aclarando que “algunos de los que están... no probarán la muerte hasta que vean” (Mt aclara “al Hijo del hombre viniendo”) el Reino. Precisamente Jesús se aparta a algunos y les hará “ver”. Así sucede la Transfiguración.

Hay elementos que son propios de Lc y son interesantes: a diferencia de Mc/Mt los días son “ocho”, Jesús sube “al” monte (como si supiéramos cuál es) y sube “para orar” lo que es muy frecuente en Lc; lo que ocurre sucede “mientras oraba”, como una consecuencia de esta oración. Lc agrega como algo importante el contenido de la conversación entre Jesús, Moisés y Elías. Agrega el temor en medio de la nube, Jesús es además de “Hijo” presentado como “elegido”. Finalmente Lc omite toda relación entre Elías y el Bautista en el descenso del monte. Es interesante que este monte no sea el monte Sión, lugar donde Dios se encuentra con su pueblo: la cita “este es mi hijo” remite al Sal 2 que en v.6 dice que “ha instalado a su rey en Sión, su monte santo”.

La invitación a la cruz es un escándalo, y Jesús invita a la superación de este escollo. La transfiguración aparece así como un relámpago en medio de la oscuridad. En medio de la noche de la cruz la transfiguración presenta un esbozo de lo que espera a los seguidores de Jesús: la cosa no termina en la cruz. Jesús es presentado como “hijo”, algo que ya sabemos desde el Bautismo (3,22), o mejor desde la infancia (1,32); a su vez es interesante notar la diferencia: en el Bautismo la frase del cielo se dirige a Jesús: “tú eres...”, mientras que ahora se dirige a la comunidad representada en los discípulos: “este es...”. Pero al añadir “elegido” Lc nos recuerda al Siervo de Yavé (ver Is 42,1), el siervo anunciado que sufre. Es sabido la importancia que la relectura de los cantos del Siervo tuvieron en la comunidad cristiana para referirse a Jesús. Finalmente hay que destacar a Jesús como el “profeta como Moisés” (ver Dt 18,15), es a él a quien “escucharán”, como además recuerda Pedro en Hch 3,22. Lo que ocurre no es una “metamorfosis” sino que su rostro cambia, como había ocurrido con Moisés (Ex 34,29s). Lo que no es claro es por qué se alude a Moisés y a Elías; pensar que Elías aparece como “profeta” mientras Moisés representa a la ley es olvidar que Jesús es visto como “profeta semejante a Moisés”. Lc recibe el texto con ambos personajes, pero él omite el diálogo posterior donde el Bautista es comparado con Elías, probablemente porque prefiere comparar a Jesús con Elías. Es interesante citar aquí un texto rabínico: “Johanán ben Zachaí ha dicho: Dios dijo a Moisés: cuando yo envíe al profeta Elías, ambos habrán de venir juntos”. Lc, en cambio, presenta el diálogo de los dos personajes con Jesús sobre su “éxodo”, es decir sobre su paso (ver 9,51; Hch 13,24), un paso marcado por el plan de Dios. La referencia a Jerusalén es muy importante en el Tercer Evangelio ya que ocupa un lugar central en la teología histórico-geográfica del Evangelio: todo el Evangelio apunta a la ciudad, y desde allí todo parte en Hechos.

Ante la presencia de Moisés y Elías interviene Pedro, pero “no sabe lo que decía”, probablemente Lc lee la clásica incomprensión propia de Mc pensando que es toda la Iglesia la que debe ser reunida por el Señor, o porque no se le puede dar a Dios una morada... La nube es un signo de la presencia divina y de su gloria (“vieron la gloria”, v.32), y por eso cuando los discípulos entran en la nube (sólo Lc señala expresamente que también ellos quedan cubiertos por la nube) “se llenaron de temor”; ellos no son simples espectadores, la nube es reunión de los discípulos en torno a la palabra de Dios, y unidos a su vez con los personajes del cielo en una suerte de “comunión de los santos”. Sin embargo, como en Getsemaní, el sueño los vence (22,45-46), no son testigos del diálogo, y sólo después de la resurrección comprenderán.

“Escúchenlo” es la clave del relato: para estar en cercanía a Jesús no es necesario armar tiendas, sino escucharlo, vivir de su palabra. La peregrinación no ha terminado, estamos en camino aunque la transfiguración ilumine brevemente el escándalo de la cruz anunciada; la Iglesia en marcha a su éxodo en el cielo mira el monte, como Israel miraba el Sinaí en su éxodo.

De golpe, súbitamente todo termina y encontramos a “Jesús solo”. Sin prohibición de por medio, los discípulos guardan el secreto, seguramente porque no han comprendido y se mantienen en el misterio.

ORACIÓN
Señor, al avanzar la Cuaresma, te pedimos que sus efectos transformadores se realicen no sólo en nuestra propia vida, sino también en la vida de la comunidad, como anticipación de tu Reino. En este tiempo tu Palabra, nos interpela y compromete a dejar que actúes en cada uno de nosotros, aunque no lo percibamos con nuestros sentidos, pero sabemos que lo estás haciendo. Amén 

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