viernes, 1 de febrero de 2013

Lunes 18 de Febrero de 2013



“LA SANTIDAD Y LA JUSTICIA CON EL PRÓJIMO VAN DE LA MANO”

PRIMERA LECTURA
LEVÍTICO 19,1-2.11-18

“Juzga con justicia a tu conciudadano”

El Señor habló a Moisés: "Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No robaréis ni defraudaréis ni engañaréis a ninguno de vuestro pueblo. No juraréis en falso por mi nombre, profanando el nombre de Dios. Yo soy el Señor. No explotarás a tu prójimo ni lo expropiarás. No dormirá contigo hasta el día siguiente el jornal del obrero. No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezos al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.

No daréis sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu conciudadano. No andarás con cuentos de aquí para allá, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Hoy queremos destacar un hecho: la fuerza positiva de un buen "no". Alguien dijo que el hombre es el único ser que tiene la facultad de decirse "no" a sí mismo. Los animales o las plantas obedecen a sus ciclos y a sus estímulos. Comen, beben, duermen o se aparean según esas reglas internas que no quebrantan ni pueden quebrantar. Sólo el ser humano puede sentir el deseo, tener la oportunidad de realizarlo y sin embargo decirse "no".

El "no", aunque es por definición una negación, tiene también un aspecto positivo. Decirse que no es un modo de disponer de sí mismo, de adueñarse de la propia vida. El que quiere dormir y hacer pereza toda una mañana pero se dice que "no" crea una disciplina, y con ella un hábito. Fortalecido por ese hábito llega a dominar un arte, aprender un idioma, lograr interpretar un difícil instrumento musical... ¡todo nace de un "no" dicho con amorosa constancia!
También las sociedades necesitan aprender a decirse "no" ante ciertas prácticas que destruirían su propio tejido. Los grupos humanos que se abstienen de los caminos fáciles pero degradantes del robo, el adulterio o el soborno institucionalizado. Ese "no" como esfuerzo colectivo brinda también un precioso fruto colectivo que puede medirse en términos de paz, progreso, seguridad, confianza mutua, actitud creativa y gozo compartido. Así entendemos la fuerza de amor que tienen los preceptos de Dios: cada cosa que nos ha ordenado es para nuestro bien.

SALMO RESPONSORIAL: 18
R. / Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia
el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 25,31-46

“Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."

Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Como la Cuaresma es tiempo de conversión, no cabe duda que uno del los enemigos a vencer es este, el egoísmo. Y las lecturas de hoy quieren invitarnos a superar ese egoísmo.
El capítulo número diecinueve del libro Levítico y el capítulo veinticinco del evangelio según San Mateo viene en nuestra ayuda.
Según estos dos textos el primer paso que hay que dar es la justicia, y el segundo paso es la caridad. La justicia me lleva a ponerle un límite a mi egoísmo, por ejemplo, si tengo empleados, hay una justicia que me dice que tengo que pagar unos suledos, unas prestaciones, y de ese modo mi afán desmedido de riqueza se ve contenido, contenido por la justicia.
Lo mismo en otros planos, por ejemplo, en la vida familiar. Es posible que alguna persona sienta un vehemente deseo de apoderarse de la esposa de un conocido suyo, pero hay un orden de justicia. El orden de la familia, el orden del matrimonio le pone un límite a esa ansia de placer, y ahí queda frenado ese modo de egoísmo que es buscar la propia complacencia.
Ya la justicia, de la que habla este capítulo diecinueve del Levítico, es una victoria que ayuda a limitar nuestras pretensiones, pero hay que ir más allá; ir más allá es descubrir, más allá del orden de la estricta justicia, que hay un cantidad de personas que han caído al borde del camino y que necesitan una mano.
Y de eso nos habla Jesús en este pasaje del capítulo veinticinco de San Mateo, y nos dice algo muy importante, y es que Él ha tomado ese lugar, Él ha tomado, podríamos decir, una opción radical por esos pobres, de modo que lo que hacemos a esas personas lo hacemos por Jesús, sea bueno o sea malo.
Si hacemos un bien a esos hermanos tan caídos, se lo hemos hecho a Jesús; y si hacemos un mal, lo hemos cometido contra Jesús.
Justicia, primero; y caridad, misericordia, después, la gran respuesta a una enfermedad que agobia al mundo: el egoísmo. ¡Vamos a vencerlo en el Nombre de Cristo!

ORACIÓN
Tu Palabra, Señor, es eterna, no cambia, es la verdad verdadera y ella nos invita a caminar por sendas de justicia y paz, libera nuestro corazón, de toda envidia, odio y violencia, aparta nuestros  pasos de la mentira y el egoísmo,  queremos aprender de Ti a vivir en el amor, Tú que eres un juez justo y un Padre- Madre de misericordia. Amén        

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