viernes, 1 de febrero de 2013

REFLEXION


TIEMPO PARA ALIMENTAR LA SOLIDARIDAD, LA MISERICORDIA Y EL SERVICIO

El tiempo corre, hace apenas unos días estábamos celebrando el misterio de la encarnación, y ahora dentro de los próximos días  avanzaremos hacia la celebración de la Pascua, que se inicia con un tiempo de preparación de cuarenta días, al que llamamos Cuaresma.  Cada momento de éste tiempo que es una invitación a vivir la “Experiencia del desierto en la fuerza del Espíritu Santo”, tal como lo hizo el Señor Jesús (Luc 4,1). Todo este tiempo de Cuaresma es como un “Retiro Espiritual Comunitario”, durante el cual se nos va proponiendo desde la liturgia el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto. Sin la presencia y el empujoncito del Espíritu, la guía de la Palabra del Señor, la oración  y la vida comunitaria, es mejor no comenzar la Cuaresma.

La Cuaresma comienza con el signo penitencial el miércoles de ceniza, para hacernos tomar conciencia de nuestra condición de debilidad y del “peso del pecado” que limpia nuestra vida cristiana, y buscar con toda humildad ponernos a los pies de Jesús como Maestro, para recorrer con él estos cuarenta días, el camino hacia la Pascua.

CUARENTA DIAS….
…Para cambiar  nuestros corazones al estilo del profeta Ezequiel: “Les daré un corazón nuevo y un espíritu nuevo; les quitaré el corazón duro y les infundiré mi Espíritu”. (Ez. 36,26-27)
…Para la conversión que no es otra cosa que “recuperar el camino perdido”, para sentir la alegría de regresar a Dios, como lo confirma el profeta Isaías: “Vengan acérquense a mí, aunque sus pecados sean como el rojo más vivo yo los purificare”(Is.1,16-18). Incluso el ayuno, la oración y la caridad que son los signos más importantes de la Cuaresma  pierden su sentido si están desligados de un verdadero regreso al Señor y de hecho al prójimo.

CUARENTA DIAS…
…Para sumergirnos  en el proyecto de Jesús, y en oración reflexionar y contarle al Señor sobre las incoherencias, los egoísmos, las injusticias, las indiferencias, las violencias, las intolerancias, y las discriminaciones, e iniciar como el hijo prodigo el camino de regreso a la Casa Abierta del Padre Misericordioso.
CUARENTA DIAS…
…Para analizar con Jesús en comunidad las causas de tanta injusticia, exclusión, violencia y muerte en un mundo creado para la vida, y pedirle que nos diga cómo podemos ayudar a reconstruir nuestra humanidad y sociedad sobre la roca de la justicia, el amor y la paz (Is. 58,6-9)
…Para tejer con hilos de amor, misericordia, solidaridad, justicia y esperanza la ropa destruida de un mundo que se resiste a morir sin intentar su resurrección.

CUARENTA DIAS…
…Para sentir la mano y las palabras del gran Maestro Jesús que nos levanta de todo signo de muerte y nos da la fuerza de su Espíritu para seguir caminando en medio de nuestros propios desiertos.

CUARENTA DIAS…
…Para caminar hacia la meta que es la Pascua, y llegar optimistas a la Nueva Jerusalén y como Nicodemo, cuarenta días para nacer de nuevo (Jn. 3,7-8).

Aprovechemos pues este tiempo privilegiado para que junto al Señor, Dios de la vida, con la fuerza de su Espíritu, sigamos trabajando en y por la comunidad, en fraternidad, solidaridad, servicio y en la espera de un tiempo mejor para el mundo, guiado en las promesas del Señor.
Doy gracias por cada uno y cada una de ustedes. Oro y bendigo sus vidas, la de sus familias y comunidades en este nuevo mes.

Roberto Zamudio

PROMESA BÍBLICA DEL MES


“Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo yo los dejaré blancos como la nieve y si aceptan ser obedientes  comerán de lo  mejor que produce la tierra”         
                                                                                                                 Isaías 1,18-19

ORACIONES


 AL COMENZAR EL DÍA

Buenos días amado Dios de la vida y el amor.  Al despertarme esta mañana deseo colocar mi existencia  en tus manos para que sea limpiada, calmada y clara como el agua fresca que creaste. En este segundo mes del año entraremos ya al tiempo de cuarenta días de preparación para celebrar tu Pascua; ayúdame a vivir cada día de este tiempo simbólico del paso por el desierto, en constante interiorización de mi vida, suplicándote que me ayudes a lograr el cambio necesario para ser más discípulo(a) tuyo(a), persona más misericordiosa, amable, sencilla, justa amorosa  y sabia.

Que aumente mi anhelo de orar a solas pero también en comunidad, que es el sitio que nos has enseñado por excelencia para afrontar  el camino de la vida y donde Tú te manifiestas con la luz de tu Santo Espíritu. Bendice, por favor,  a cada uno de mis familiares y amigos(as), Tú sabes Señor cuánto les amo, bendigo y les deseo lo mejor en este día, pero ayúdame también a perdonar, orar y bendecir a aquellos(as) que no están en mis afectos o contra quienes pueda tener algún resentimiento y rechazo. Activa hoy, en varios momentos, mi pensamiento y corazón para tenerte en cuenta en el trato y servicio a mis semejantes. Sé que contigo lograré llevar a feliz término este día de actividad, por lo que te doy infinitas gracias mi Hermoso Pastor. Amén.




AL FINALIZAR EL DÍA
En esta noche vengo de nuevo a Ti para abrirte el corazón y recibir de Ti lo que requiero para poder descansar. Te suplico que me tomes en tus manos y que me hagas sentir cuánto me amas y así poder estar listo(a) a continuar la vida en cada una de sus situaciones. No permitas que mi corazón esté cerrado y deje pasar la oportunidad de estar libre para mañana. Necesito que mientras duermo Tú actúes  en mi interior, me liberes de toda atadura, dolor, tristeza y angustia  que producen las mareas por las que esté moviéndome en este tiempo. Que purifiques mis labios para que logre ser un(a) buen(a) comunicador(a) de tu mensaje.

Como dejar pasar este momento sin darte gracias, precioso Dios, por las noches y los días con los que das, con tu sola presencia, vida a mi vida; por el alimento seguro que nunca nos ha faltado, por todo lo que experimenté durante mi trasegar hoy y por llegar al final de este día a escucharme, evaluarme y reparar mis fuerzas en mi lecho. Te amo y confío en tu poder. Amén

Viernes 01 de Febrero de 2013



“CON CONFIANZA Y PACIENCIA SE ALCANZA LA PROMESA DE DIOS”


PRIMERA LECTURA
HEBREOS 10,32-39

“Soportásteis  múltiples combates. No renunciéis, pues, a vuestra valentía”

Hermanos: Recordad aquellos días primeros, cuando, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: ya sea cuando os exponían públicamente a insultos y tormentos, ya cuando os hacíais solidarios de los que así eran tratados. Pues compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores, y permanentes. No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa. Os falta constancia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa. Un poquito de tiempo todavía, y el que viene llegará sin retraso; mi justo vivirá de fe, pero, si se arredra, le retiraré mi favor. Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Es hermoso el apelativo que nos regala hoy la Carta a los Hebreos: "hombres de fe, para salvar el  alma. 
Si hubiera que resumir la Carta a los Hebreos en una sola palabra, bien podría ser una exhortación, un grito: "¡Persevera!". Es una recomendación que no sale de la nada sino de la realidad humana que todos llevamos dentro y que nos inunda por fuera. Nuestra condición temporal nos hace inevitablemente propensos al cansancio, la duda, la mediocridad, la deserción.

Y puesto que el problema es una especie de "lucha contra el tiempo", es maravilloso ver la manera como el autor de este magnífico documento danza con el tiempo. Es su modo de apelar al pasado y al futuro, con tino y con gracia, para mover nuestra atención desde el agobio del "hoy" hacia las tonadas profundas y los cantos de fiesta que nos saludan desde el pasado y desde el futuro.

Hace cantar al pasado recordándoles cómo fueron: " Recuerden aquellos primeros días en que, recién iluminados por el bautismo, soportaron duros y dolorosos combates. Unas veces fueron expuestos públicamente a insultos y tormentos; otras, compartiendo los sufrimientos de los hermanos que eran maltratados. Pues se compadecieron de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus bienes, sabiendo que están en posesión de otros bienes mejores y perdurables." Les hace oír los preludios del futuro con estas palabras: " no pierdan la confianza, pues la recompensa es grande. Lo que ahora necesitan es la perseverancia, para cumplir la voluntad de Dios alcanzar lo prometido. Atiendan a lo que dice la Escritura: Pronto, muy pronto, el que ha de venir vendrá sin retraso; y mi justo vivirá por la fe, pero si desconfía, dejará de agradarme. Pero nosotros no somos de los que retroceden para su perdición, sino hombres de fe destinados a salvarnos."

SALMO RESPONSORIAL: 36
R./ El Señor es quien salva a los justos.

Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R.

El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano. R.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 4,26-34

“Echa simiente, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo”

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega."

Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Jesús acude de nuevo a la experiencia rural de sus oyentes. Aquí la expresión “Reino de Dios” aparece explícitamente. La acción misteriosa de la naturaleza sobre la semilla es aprovechada por Jesús para indicar que el crecimiento del Reino de Dios no depende meramente de la intención humana, sino también de la intervención misteriosa y silenciosa de Dios. Esta manera de ver la intervención de Dios en la historia contrasta con dos mentalidades: la de quienes creen que la acción de Dios en la historia depende exclusivamente de la iniciativa humana (mérito) y la de quienes creen que Dios actúa sin la intervención del ser humano (providencialismo). Fijémonos que el evangelistas tiene cuidado al indicar que el campesino es quien siembra la semilla y está pendiente de ella día y noche, aunque no sepa cómo crece. Así es el Reino. A nosotros nos corresponde contribuir a la siembra y estar pendientes de su crecimiento cada día; pero es a Dios a quien corresponde hacerlo crecer por todas partes. Por eso el Reino de Dios es don y tarea. – ¿Somos conscientes de nuestra responsabilidad en la tarea del Reino? ¿Confiamos en la acción salvífica de Dios en nuestra vida?

ORACIÓN
Señor ayúdanos para que las contrariedades cotidianas nos fortalezcan y animen a confiar más en Ti, teniendo siempre presente que has prometido estar con nosotros(as) y llevar a  feliz término la obra de tu Reino en nuestras vidas. Amén

Sábado 02 de Febrero de 2013


 Presentación del Señor

“TODOS Y TODAS PODEMOS CONTEMPLAR AL MESÍAS”

PRIMERA LECTURA
MALAQUÍAS 3,1-4

“Entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis”

Así dice el Señor: "Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar -dice el Señor de los ejércitos-. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Malaquías, como tantos otros profetas del Señor, hasta Juan Bautista inclusive, anunció un Día descrito con vigorosos y turbadores trazos. Un Día con D mayúscula en el que no quedaba claro quién podría resistir y quién no. El Día de refinar los corazones y hacer aparecer la verdad de cada uno frente a Dios. Para ese Día, anuncia este profeta, el Señor entrará en su santuario.
Y el Señor entró en su Santuario. Es lo que celebramos hoy: Jesús entra en el templo. Y sin embargo, su entrada es humilde y reconocida sólo por unos cuantos humildes. Aparentemente una contradicción con el mensaje tremendo que venía de los profetas: se anunciaba fuego y llegó calidez; se anunciaba juicio y llegó salvación; se anunciaba temor y llegó mansedumbre. ¿Por qué?
 Antes de intentar una respuesta, estaremos de acuerdo en un punto: cuánto hemos ganado con estos cambios. ¡Cuán preferibles y saludables son para nosotros esa calidez, esa mansedumbre y esa salvación! Bien está el anuncio del juicio que despierta la conciencia, pero mejor es el evangelio de la conversión y aquello de "no he venido por los justos sino por los pecadores".
 Sin embargo, sería miope quedarnos sólo con lo que nos "conviene". Toda la ternura de Cristo es también toda la manifestación de un amor que ya no permite mentir; un amor frente al cual tendremos que comparecer sin posibilidad de decir: "no entendí..."; "me asusté..."; "me distraje...". La absoluta generosidad de Dios significa la absoluta verdad del encuentro con Él. ¿Y hay algo más terrible que comparecer sin disculpas ante el Amor? .

SALMO RESPONSORIAL: 23
R. / El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra. R.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria. R.

SEGUNDA LECTURA
HEBREOS 2,14-18


Los hijos de una familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaba la vida entera como esclavos. Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La carta a los Hebreos, en esta fiesta, nos presenta el discurso sacerdotal; un texto lleno de fuerza dogmática sobre la persona de Jesús, como servidor (Sacerdote), Sumo y Eterno de Dios.  Pero lo interesante es que desde este sacerdocio o servicio nos hermana a nosotros y nos eleva a la dignidad sacerdotal por participar en nuestra carne y en nuestra sangre, y nos lleva a vivir en la presencia del Dios Vivo asumiendo el sufrimiento de nuestro ser y purificando nuestra humanidad. En esta lectura se resalta la estrecha solidaridad que une a Cristo con los seres humanos, compartiendo nuestras debilidades y dolores, y asumiendo también nuestra muerte, como cada ser humano tiene que hacerlo; pero al morir Jesús cambia el sentido de ésta: convierte la muerte en instrumento no de condenación sino de redención. Tan solidario con nuestro ser de mujeres y hombres que no nos puede ser extraño verlo llevado por su padre y su madre a cumplir con la tradición judía de la presentación en el templo (1ra Sam 1,22-24), y en la consagración al Señor y ofreciendo su propio sacrificio.       

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 2,22-40

“Mis ojos han visto a tu Salvador”

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones."

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel." Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma." 

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Presentación del Señor o la Fiesta de las Candelas. Esta fiesta data del siglo IV en Jerusalén. Es el encuentro oficial del Señor con su pueblo en la persona de Simeón y en el templo de Jerusalén. El evangelista intenta dar una respuesta teológica y catequética a los cristianos formados en un ambiente tradicional judío. A Lucas le interesa colocar a Jesús en relación con la ciudad de Jerusalén, como lugar donde se revela para todos los pueblos la luz de la salvación. El cántico de Simeón así lo demuestra. Jesús, el bebé, será “luz para alumbrar a todas las naciones, presentado a todos los pueblos”. Así, la salvación queda conectada al pasado de Israel, pero abierta universalmente a todos los pueblos y naciones del universo y de la historia. Jesús es luz que disipará las tinieblas de todo el mundo. Por eso esta celebración está llena de simbolismo, de belleza, de iluminación. – Dejemos que la luz de Cristo nos invada a todos. Que nuestras comunidades sean también focos de irradiación de la luz de la Buena Noticia de la liberación. ¿Somos cristianos de la luz…?

ORACIÓN
Oh Señor nuestro, como no darte infinitas gracias al poder vivenciarte a través de tu Palabra y comprender que te hiciste humano para enseñarnos el sentido liberador del amor, el servicio y la entrega. Ayúdanos por favor a contemplarte día a día a través de tu mensaje para poder ser  personas abiertas al crecimiento espiritual, que transmite tu Evangelio en verbo y no en sustantivo. Amén.

Domingo 03 de Febrero de 2013



“LA LIBERACIÓN DE DIOS SE OFRECE A TODAS LAS NACIONES DE LA TIERRA”

PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 1, 4-5. 17-19

“Te nombré profeta de los gentiles”

En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: "Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles. Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.

Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo.

Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte." Oráculo del Señor.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
El texto de Jeremías tiene dos partes, la primera (vv. 4-5) se refiere a su vocación, y la segunda (vv. 17-19) a su envío profético. El llamado de Jeremías está marcado desde el inicio por la palabra: “me llegó una palabra de Yahvé”. El profeta es llamado por la palabra para ser palabra de Dios en medio de su pueblo. La palabra lo conoce desde antes de su nacimiento, lo que significa una intimidad profunda de Dios con el profeta. La palabra lo consagra, es decir, Dios se lo reserva para sí, desde antes de nacer. Conocer y consagrar son el marco para la misión de Jeremías: ser profeta de las naciones.

A partir del v. 17 Jeremías se convierte en palabra de Dios ambulante. Debe decir en público lo que Dios le mande. Pero decir la verdad siempre ha sido problemático y peligroso porque se tocan los intereses de muchas personas y de las estructuras sociales. Por esto Dios se anticipa a decirle que no tenga miedo de afrontar su misión. El temor no es ajeno a la vocación profética; lo importante es no abandonar la vocación porque entonces sería Dios el que podría asustarnos, es decir, dejar de llamarnos, de elegirnos y de consagrarnos, dejar de confiar en nosotros, y ¿qué susto peor puede recibir un profeta?

La promesa de Dios no plantea su intervención para salvar al profeta en tiempos difíciles, sino que a él, personalmente, lo fortalecerá internamente como un “pilar de hierro”, y externamente lo consolidará como una “muralla de bronce”. La palabra será su fuerza en su lucha contra las autoridades (reyes, ministros, sacerdotes y propietarios), que han olvidado la alianza de Yahvé, oprimiendo y marginando a su propio pueblo. La fortaleza también la encuentra el profeta en la obediencia a la palabra que recibe y anuncia. Esto le asegura la compañía permanente de Yahvé.

SALMO RESPONSORIAL: 70
R. / Mi boca contará tu salvación, Señor.

A ti, Señor, me acojo: no quede
yo derrotado para siempre;
tú que eres justo,
líbrame y ponme a salvo,
 inclina a mí tu oído, y sálvame. R.

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
 porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío,
 líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Dios mío,
fuiste mi esperanza y mi confianza,
Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.,

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación. Dios mío,
me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.

SEGUNDA ECTURA
1ª CORINTIOS 12, 31-13, 13

“Quedan la fe, la esperanza, el amor; la más grande es el amor”

Hermanos: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.

Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.

Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.

Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.

El amor no pasa nunca.

¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.

Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.

Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.

Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.

En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Este bello canto al amor, tiene como contexto la discusión de los corintios en torno a los carismas. Con el texto de hoy, Pablo afirma categóricamente que el único “carisma” absoluto es el del amor. El amor al que se refiere el autor no es el amor helenista (eros), sino el amor cristiano (ágape), que es un amor que se recibe, se entrega, se sirve y hasta da la vida por los hermanos. Sin amor, no tiene sentido ni el mejor de los carismas; sin amor, la palabra profética queda en el vacío, sin amor el amor de Dios pasa de largo en nuestras vidas.

Podemos dividir el canto en tres partes. En la primera (vv. 1-3) se enumera una serie de carismas que no son nada si falta el amor. En la segunda (vv. 4-7) se enumeran quince características del amor cristiano; siete se plantean de forma positiva y ocho de forma negativa. En la tercera parte (vv. 8-13) Pablo termina su canto reafirmando la eternidad del amor. El amor, que puede cambiarlo todo, es el único que no cambiará, que será el mismo eternamente. Entre la fe, la esperanza y el amor, este último es el mayor, quedando clara, para los corintios y para los cristianos de todos los tiempos, la superioridad del amor sobre cualquier otro carisma.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 4, 21-30

“Jesús, como Elías y Eliseo, no es enviado sólo a los judíos”

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír."

Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.

Y decían: "¿No es éste el hijo de José?"

Y Jesús les dijo: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún."

Y añadió: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, mas que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, mas que Naamán, el sirio."

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN                                
El domingo pasado, después de la lectura que hizo Jesús del profeta Isaías, el evangelio terminaba diciendo que “todos los presentes tenían fijos los ojos en él...”. El evangelio de hoy continúa la escena, que —recordemos— se desarrolla en la sinagoga de Nazaret. Jesús dice que en él se cumplen las palabras de Isaías, es decir, que es «el ungido» (Mesías) para anunciar la Buena Noticia a los pobres y oprimidos... y el «año de gracia» del Señor.

Los vv. 22-30 los podemos dividir así: v. 22: la reacción de la gente; vv. 23-27: la respuesta de Jesús; vv. 28-29: indignación e intentos de matar a Jesús por parte de los nazarenos; vv. 30: Jesús continúa su camino.

Es interesante constatar el contraste entre la reacción de la gente en el v. 22 y la de los versículos 28-29. Inicialmente los de su pueblo aprobaban, y se admiraban de su paisano, pero no alcanzaban a ver en Jesús la gracia de Dios que salía de sus labios, ni al profeta anunciado por Isaías, sino simplemente al Jesús hijo de José. Jesús percibe que sus paisanos no están interesados en sus palabras sino en sus hechos, les interesa ante todo un espectáculo milagrero, que cure los enfermos del pueblo y basta. Jesús les responde con otro refrán: “ningún profeta es bien recibido en su patria”, dejando claro que en Nazaret no hará ningún milagro.

Entre los vv. 25-27 Jesús acude al AT para explicar su situación. El verdadero profeta no se deja acaparar ni mucho menos presionar para satisfacer a un auditorio interesado sólo por el espectáculo o por intereses individuales, aunque sean los de sus familiares o su propio pueblo. El profeta es libre y se debe a la palabra de Dios. La historia de Elías y Eliseo recuerda a los nazaretanos cómo éstos tuvieron que irse a tierra de paganos porque su propio pueblo no quería escucharlos. La característica de la mujer de Sarepta es su confianza en Dios, confiando su vida y la de su propio hijo en un extraño como Elías; y característico del sirio Naamán es que depone su orgullo y soberbia nacionalistas ante las palabras de Eliseo. La misma Iglesia reconocerá en este texto su misión de anunciar la Buena Noticia a los más alejados, es decir, que la Palabra echa sus primeras raíces en las personas y en las familias, pero ése no es su destino final; tiene que ser una palabra que busque siempre el camino de los más alejados y necesitados.

Las palabras finales de Jesús enfurecen a los presentes e intentan arrojar a Jesús por un barranco en las afueras del pueblo. Es curioso cómo los pobres de Nazaret, sujetos preferenciales del Anuncio de la Buena Nueva, desprecian la palabra presente en su tierra. Pero la palabra no puede morir, y Jesús continúa su camino misionero al servicio de los pobres, marginados y excluidos, con una palabra de vida, aunque amenazada siempre de muerte por quienes hacen de su vida una mala noticia de egoísmo.

ORACIÓN
Señor la misión que nos has encomendado es compromiso para llevar la conversión a todos las personas, concédenos un espíritu generoso que no discrimine ni le niegue a nadie el amor verdadero. Todos los humanos estamos llamados a volver a Tí. Ayúdanos por favor. Amén    

Lunes 04 de Febrero de 2013


“JESÚS LIBERA, SANA Y NOS CONVIERTE EN TESTIGOS  DE LA MISERICORDIA DE DIOS”

PRIMERA LECTURA
HEBREOS 11,32-40

“Por medio de la fe, subyugaron reinos. Dios tiene preparado algo mejor para nosotros”

Hermanos: ¿Para qué seguir? No me da tiempo de referir la historia de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; éstos, por medio de la fe, subyugaron reinos, practicaron la justicia, obtuvieron promesas, amordazaron fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, derrotaron ejércitos extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus difuntos.

Pero otros fueron tundidos a golpes y rehusaron el rescate, para obtener una resurrección mejor; otros pasaron por la prueba de la flagelación ignominiosa, de las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los serraron, murieron a espada, rodaron por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos, maltratados; el mundo no era digno de ellos: vagabundos por desiertos y montañas, por grutas y cavernas de la tierra.

Y todos éstos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido; Dios tenía preparado algo mejor para nosotros, para que no llegaran sin nosotros a la perfección. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La fe da poder. Esto suena a magia, pero no es magia; en todo caso, una fe sin poder es una fe sin obras, y una fe sin obras está muerta, nos enseñó el apóstol Santiago (St 2,17).

 Es bueno entonces que aprendamos a diferenciar el poder de la fe y el poder de la magia. Todos los héroes de los que hemos oído hoy tuvieron gran poder pero no un poder para usar a su antojo sino un poder para recorrer el camino de la obediencia al plan de Dios. Allí donde algo se opone a la divina voluntad Dios mismo obra a través de los que tienen fe. No es entonces una fuerza que queda a disposición del hombre, sino una fuerza que lleva al hombre mismo a la altura del designio de Dios. Por eso fueron grandes. Por eso el mundo no era digno de ellos.

SALMO RESPONSORIAL: 30
R./  Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

Qué bondad tan grande, Señor,
 reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R.

En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras. R.

Bendito el Señor, que ha hecho por mí
 prodigios de misericordia
en la ciudad amurallada. R.

Yo decía en mi ansiedad:
"Me has arrojado de tu vista";
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba. R.

Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios les paga con creces. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 5,1-20

“Espíritu inmundo, sal de este hombre”

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: "¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes." Porque Jesús le estaba diciendo: "Espíritu inmundo, sal de este hombre." Jesús le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Él respondió: "Me llamo Legión, porque somos muchos." Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.

Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: "Déjanos ir y meternos en los cerdos." Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país.

Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia." El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

Luego del discurso parabólico y de la tempestad calmada, Marcos introduce el episodio del endemoniado. Podemos dividir el texto en las siguientes partes: a. Encuentro con un endemoniado; b. Controversia con el espíritu diabólico; c. Liberación del endemoniado y, d. Envío a comunicar la experiencia de Salvación. Consideramos que el sentido del texto lo podemos sintetizar así: situación de opresión (el hombre oprimido por los espíritus del mal); interpelación-liberación (Jesús interpela a los demonios y el hombre es liberado) y envío misionero. – ¡Cuántas veces nosotros nos encontramos con situaciones de opresión-dominación! Tenemos que enfrentarlas con la fuerza del evangelio para generar procesos de liberación. Quienes experimentan la fuerza liberadora de Jesús son impelidos a comunicar a otros esta experiencia. Hoy se dan muchas situaciones entre nosotros que desfiguran y deshumanizan al ser humano. Podríamos decir que toda realidad que deshumanice a las personas es una realidad maligna, diabólica y pecaminosa. Por el contrario, toda acción o proceso que conduzca a la liberación integral de las comunidades es una acción humanizante que dignifica al ser humano. Pensemos por un momento cuáles son las situaciones infrahumanas y deshumanizantes que afectan a nuestras comunidades y qué acciones podemos tomar para devolverles su dignidad.

ORACIÓN
Jesús cuántas veces ignoramos a aquellos que como el hombre de Geraza han perdido su humanidad y deambulan por las calles consumidos por el demonio de la adicción y la dejación. Nos sentimos tan impotentes ante esta realidad, pero hoy te pedimos que nos ayudes a ser instrumentos ya sea a través de la acción o la oración, que haga que muchos se quiten los harapos  y se fijen en Tí.

Martes 05 de Febrero de 2013


 “CUANDO LA FE ES FIRME Y DECIDIDA, JESÚS REALIZA LO QUE ELLA ESPERA”

PRIMERA LECTURA
HEBREOS 12,1-4

“Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos”

Hermanos: Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En la primera lectura de hoy el autor nos exhorta a mantenernos firmes en la fe del Señor: considerar los ejemplos de fe que los hombres del Antiguo Testamento nos han dado, “envueltos en una nube de testigos”, ellos han demostrado su fe con acciones concretas, pudiéramos decir que su fe ha sido probada en las dificultades de la vida diaria y han respondido con creces; nosotros tenemos que ganar cada día más firmeza en nuestra fe, y para ello debemos esforzarnos como lo hace el atleta que quiere completar la carrera que ha iniciado.

Hebreos nos habla hoy y el apóstol Pablo en la 1ra carta a los Corintios ( 1Cor 9:24) también utiliza el correr una carrera como ilustración para describir la vida cristiana. Se nos desafía a correrla completa sin retirarnos, y hacerla como para ganar. Pablo nos dice nuevamente en Timoteo «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (2 Timoteo 4:7). Después de haber completado la carrera, el apóstol gozosamente anticipaba el momento de recibir la corona de victoria de manos del Rey del cielo.

Como Pablo, corre tu carrera terrenal para ganar, llegar a la meta tan preciada y deseada y agradar al Señor.


SALMO RESPONSORIAL: 21
R. / Te alabarán, Señor, los que te buscan.

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 5,21-43

“Contigo hablo, niña, levántate”

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva." Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacia doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?" Los discípulos le contestaron: "Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"" Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud."

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: "Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?" Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: "No temas; basta que tengas fe." No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: "¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida." Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: "Talitha qumi" (que significa: "Contigo hablo, niña, levántate"). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El texto que leemos hoy tiene como personajes principales a dos mujeres que son sanadas y salvadas de la muerte gracias al poder divino de Jesús y al poder de la fe. Existe un punto en común en estas dos mujeres: las dos están perdiendo la vida, a las dos se les agota el tiempo y necesitan ser liberadas de los brazos de la muerte, y para ello acuden al Maestro, al único en quien encuentran la posibilidad de una vida nueva. La hemorroisa, mujer que padecía de flujos de sangre desde hacía doce años, y Jairo, quien representa a su hija y a las autoridades religiosas del pueblo judío, poseen una fe infinita en la fuerza salvífica de Jesús; reconocen que él es capaz de devolver al ser humano su verdadera dignidad y la verdadera vida, cosa que el sistema religioso y social de la época no ofrecía a los más débiles, y, por el contrario, se encargaba de marginarlos y de condenarlos a una muerte en vida. Estas dos acciones milagrosas de Jesús son la respuesta a una fe sencilla, firme y probada.

ORACIÓN
Nuestra fe en Ti,  Jesús, nos lleva a buscarte y alcanzar lo que necesitamos, por eso ponemos en tus manos nuestra salud, proyectos de vida, dificultades, familiares, amigos y no amigos, con la certeza que se realizara lo que nos conviene, según tu mirada de Padre y Madre sanador, formador, liberador  y poderoso. Amén   

Miércoles 06 de Febrero de 2013


 “SÓLO QUIEN TIENE FE DESCUBRE LA VERDADERA IDENTIDAD DE JESÚS”

PRIMERA LECTURA 
HEBREOS 12,4-7.11-15

“El Señor reprende a los que ama”

Hermanos: Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado. Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: "Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos." Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz.

Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará. Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Es difícil conciliar el sentirse amado con el sentirse reprendido. Nos gusta el amor cuando llega con rostro de sanación o de consuelo; poco nos atrae, si viene con las ropa adusta de la exhortación o incluso el castigo. Pero esto es infantilismo, y es preciso superarlo.

 La analogía fundamental viene del ambiente de familia: Dios nos guía y nos educa como un papá guía y conduce a su hijo. No es una comparación nueva en la Biblia, pues ya leíamos en el Deuteronomio: "debes comprender en tu corazón que el Señor tu Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo" (Dt 8,5). Y está además la cita de Prov 3,11-12 que el texto mismo incluye: "no desprecies la corrección del Señor...".

 Es bello el razonamiento que se nos propone: si eres hijo, es normal que te traten como a hijo. Aún más: es hermoso descubrirte hijo en el momento mismo en que llega la contradicción, sobre todo porque eso te hace semejante a Aquel que "siendo Hijo, aprendió sufriendo a obedecer..." (Heb 5,8).

SALMO RESPONSORIAL: 102
R. / La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R.

Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 6,1-6

“No desprecian a un profeta más que en su tierra”

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: "¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?" Y esto les resultaba escandaloso.

Jesús les decía: "No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa." No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

REFLEXIÓN
Este es un resumen o sumario de la actividad misionera de Jesús. El evangelista lo coloca en su ciudad natal y en la sinagoga. Sus oyentes quedan perplejos por su sabiduría y por sus acciones liberadoras, que dan consistencia a su predicación. La mayoría le conoce de toda la vida. Han vivido y convivido con sus parientes. Lo han reconocido, seguramente, como un hombre común y corriente, sencillo, cercano, trabajador, artesano. Sin más estudios que los de la mayoría de varones que aprendían la ley y los profetas en las escuelas rabínicas de las sinagogas. Esta vecindad con Jesús, en vez de contribuir a confiar en él, era un obstáculo. Pero el reino de Dios no comienza por el poder y el prestigio. Su origen y desarrollo parte de los contextos sociales más sencillos e insignificantes. Jesús es un aldeano, pobre y humilde. Pero Él es el Hijo de Dios, el Mesías, el liberador. ¿Cómo es posible que alguien igual a nosotros, goce de semejantes atributos? – ¿No serán las mismas dificultades que nos llevan a nosotros a no creer en los líderes de nuestro pueblo y animadores de la comunidad, que han surgido al interior de ellas mismas?

ORACIÓN
Señor llévanos a darnos cuenta si te hemos reconocido, si realmente creemos en Ti a tal punto que la certeza de tu actuar en nuestra vida y en el mundo nos lleva a ser personas armoniosas, de paz y seguridad en sí mismas y en un Dios tan divino y tan humano como Tú, en quien confiamos y seguimos. Amén