miércoles, 1 de agosto de 2012

PROMESA BIBLICA DEL MES




“NO SE PREOCUPEN TANTO POR EL DÍA DE MAÑANA QUE CADA DÍA TIENE SU PROPIO AFÁN”.

MATEO 6,34

 

REFLEXIÓN PARA EL MES


HOY, SOY


Con frecuencia nos podemos encontrar a nuestro alrededor con personas muy preocupadas por lo que fue el ayer y ansiosas y temerosas por lo que puede ser el mañana. Quizás tú tienes a alguien en tu familia con ese tipo de preocupación.

Pero no existe un día más hermoso que el día de hoy….. La suma de muchísimos ayeres, forman mi pasado. Mi pasado se compone de recuerdos alegres y tristes, recuerdos valiosos, si aprendí de ellos.

El día de ayer pudo haber sido muy hermoso, pero no puedo avanzar si sigo mirando constantemente hacia atrás, corro el riesgo de no ver los rostros de los que marchan a mi lado. (Isaías 43,18). Puede ser que el día de mañana amanezca aún más hermoso, pero no puedo avanzar mirando sólo el horizonte, corro el riesgo de no ver el paisaje que hoy se abre frente a mí.

Por eso, yo prefiero, el día de hoy. El presente que es lo único cierto que tenemos. Me gusta pisar el hoy con fuerza, gozar su sol o estremecerme con su frio, sentir como cada instante dice: PRESENTE. Sé que es muy breve, que pronto pasará, que no voy a poder modificarlo luego, ni pasarlo en limpio, como tampoco puedo planificar demasiado el día de mañana; es un lugar y una situación que todavía no existe. “Ayer fui, Mañana seré, pero hoy, soy”.

Por eso:

HOY dime que me amas
HOY, escúchame
HOY, ayúdame
HOY, comparte lo que tengas
HOY, no te separes de mí sin guardarte ninguna palabra o sentimiento para mañana
Porque HOY, respiro, puedo ver, pienso, oigo, sufro, lloro, trabajo, rio y amo.
HOY. HOY estoy vivo. Como tú también; que motivo para estar alegres dar gracias y seguir celebrando la vida.


Recuerda: “Cuatro cosas hay que nunca vuelven más: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada”.

Oro por ti y tu familia y te bendigo en este nuevo mes.

Roberto Zamudio.



ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA


En esta nueva mañana de agosto, Señor, cuando abrimos los ojos y volvemos a contemplar todo lo que haces para nosotros(as), tus hijos(as) amados(as), te suplicamos tu bendición de ánimo y entusiasmo para iniciar este día. Queremos comenzar esta jornada con todas las ganas y las fuerzas posibles, conscientes de que todas la situaciones difíciles tenemos que enfrentarlas con una actitud optimista y esperanzadora que solo viene de Tí. Quita de nuestra mente todo miedo ante el futuro y las dificultades; de nuestro corazón todo sentimiento de pesimismo y de incapacidad; de nuestra boca toda palabra negativa; de nuestras manos toda acción destructiva. Queremos ser tuyos(as) y por eso te pedimos que pongas en todo nuestro ser la actitud que requerimos para construir un buen día hoy, aún en medio de nuestras limitaciones. Gracias porque nos llenas con tu Espíritu para enfrentar la cotidianidad con tu poder y tu gracia. Amén

 
ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA


Gracias, Señor, porque ahora cuando la noche llega y comienza a aquietarse todo lo que a nuestro alrededor ha sido movimiento, trabajo, bulla e intranquilidad, podemos estar contigo y recibir de Ti la serenidad que requerimos para recuperar toda la fuerza que nos exige la vida en cada una de sus situaciones. Estamos seguros(as) de que mientras dormimos, cada una de nuestras células, así estén debilitadas, recuperarán la vitalidad que necesitan para seguir adelante y poder estar preparadas para responder ante los estímulos que la vida nos ocasionará mañana. Estamos convencidos(as) que nuestros pensamientos serán más lúcidos mañana, porque esta noche nos haces sentir seguros(as) y capaces. Sabemos que nuestro corazón estará tranquilo y lleno de ternura porque hoy nos muestras que somos unos(as) mimados(as) tuyos. Gracias porque sabemos que velarás al lado de nuestra cama toda la noche. Te amamos Señor nuestro. Amén

Miércoles 01 de Agosto de 2012

“VOLVERSE A DIOS ES DECIDIRSE A NO QUERER PERDERLO”

PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 15, 10. 16-21

¿POR QUÉ SE HA VUELTO CRÓNICA MI LLAGA? SI VUELVES, ESTARÁS EN MI PRESENCIA

¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de pleitos y contiendas para todo el país!. Ni he prestado ni me han prestado, y todos me maldicen.
Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, Señor, Dios de los ejércitos.
No me senté a disfrutar con los que se divertían; forzado por tu mano, me senté solitario, porque me llenaste de ira. ¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga, y mi herida enconada e incurable? Te me has vuelto arroyo engañoso, de aguas inconstantes.
Entonces respondió el Señor: "Si vuelves, te haré volver a mí, estarás en mi presencia; si separas lo precioso de la escoria, serás mi boca.
Que ellos se conviertan a ti, no te conviertas tú a ellos. Frente a este pueblo te pondré como muralla de bronce inexpugnable; lucharán contra ti y no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte y salvarte -oráculo del Señor-. Te libraré de manos de los perversos, te rescataré del puño de los opresores." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Jeremías es de las pocas figuras grandes del Antiguo Testamento que no vivió en matrimonio. La soledad de su voz hizo pareja con la soledad de su propia existencia. Si Oseas pudo denunciar la infidelidad del pueblo desde su propia experiencia de hombre casado con una mujer infiel, Jeremías pudo mostrar la soledad de Dios desde su realidad de hombre obligado a la soledad.

Por otra parte, esta soledad del profeta no es puro vacío. Podemos equipararla con el hambre, un hambre particular que se convierte en deseo de recibir y "devorar" la Palabra de Dios. Su drama no es puro dolor, sino también consuelo y alegría. Semejante ambivalencia entre el gozo y el sufrimiento la volveremos a encontrar en la Cruz y la Resurrección. Será sello de nuestra Pascua, en realidad, conocer del dolor y poder ir más allá del dolor.

Un hombre solo parece un monumento a la debilidad. Su opinión no cuenta, no hay nadie de su lado y sin embargo, Dios le declara que lo hace fuerte como el bronce. Se necesitaba fe para fiarse de eso.

La fortaleza de Jeremías es sencillamente la de la verdad. La verdad aparecerá y la mentira caerá por su propio peso. Quien anunció verdad será reivindicado, así ahora parezca solo; quien anunció mentira quedará confundido así ahora parezca fuerte. Es así de claro, así de difícil y así de hermoso.


SALMO RESPONSORIAL: 58
R. / Dios es mi refugio en el peligro.

Líbrame de mi enemigo, Dios mío;
protégeme de mis agresores;
líbrame de los malhechores,
sálvame de los hombres sanguinarios. R.

Mira que me están acechando,
y me acosan los poderosos:
sin que yo haya pecado ni faltado, Señor,
sin culpa mía, avanzan para acometerme. R.

Estoy velando contigo, fuerza mía,
porque tú, oh Dios, eres mi alcázar;
que tu favor se adelante, oh Dios,
y me haga ver la derrota del enemigo. R.

Pero yo cantaré tu fuerza,
por la mañana aclamaré tu misericordia;
porque has sido mi alcázar
y mi refugio en el peligro. R.

Y tañeré en tu honor, fuerza mía,
porque tú, oh Dios, eres mi alcázar. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 13, 44-46

“VENDE TODO LO QUE TIENE Y COMPRA EL CAMPO”

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En nuestra época, en que los reyes evocan más un pasado remoto que una realidad actual, sería bueno preguntarnos, ¿qué sentido tiene todavía hablar del «Reino de Dios»? La Biblia nos da una pista importante. Cuando Israel era un conjunto de tribus, cada una con sus propias formas de organización, se consideraba que Dios era el único rey que gobernaba las tribus mediante su Alianza. Con el paso del tiempo y el crecimiento numérico de las tribus se terminó designando un rey, pero en todo pueblo quedó la conciencia de que este elegido era un segundo al mando, porque el rey seguía siendo Dios. En la época de Jesús la idea del rey davídico era ya solo una ilusión; Israel estaba gobernado por un rey mestizo, que se había aliado con los invasores romanos. Por eso era tan fuerte el deseo de tener únicamente a Dios por rey. Jesús recupera ese ideal y con Él designa esa capacidad que tiene el ser humano, en su individualidad y en su colectividad, para gobernarse de acuerdo a los principios del amor solidario, la justicia y la libertad. Dios gobierna nuestra realidad cuando optamos por una vida digna y plena para todos.

ORACIÓN
Al comenzar este octavo mes del año, colocamos ante Ti nuestra vida, diciéndote como el profeta que te pertenecemos, recibiendo tu promesa de protección y salvación. Sí, Señor, porque te hemos encontrado como el más grande tesoro, como la perla mas fina y no podemos perderte. Sin ti desviamos el camino y caemos en el abismo de una existencia sin la luz de tu Espíritu. Amen

Jueves 2 de agosto de 2012


“DE DIOS PODEMOS APRENDER A TENER PACIENCIA EN  MEDIO DE LAS DIFICULTADES”

PRIMERA LECTURA
JEREMIAS 18, 1-6

“Como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano”

Palabra del Señor que recibió Jeremías: Levántate y baja al taller del alfarero, y allí te comunicaré mi palabra."

Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en el torno. A veces, le salía mal una vasija de barro que estaba haciendo, y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero.

Entonces me vino la palabra del Señor: ¿Y no podré yo trataros a vosotros, casa de Israel, como este alfarero? -oráculo del Señor-.

Mirad: como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Una nueva acción simbólica de la profecía de Jeremías nos deja una enseñanza imborrable: la caricia vigorosa del alfarero hace posible el milagro de la belleza en el barro; la gracia poderosa del Señor hace posible la vida divina en la existencia humana.

Las manos son el símbolo y el instrumento primero del poder. Ya el filósofo Aristóteles destacaba el papel de la mano como vehículo de la voluntad; luego los antropólogos destacaron el diseño de la mano humana, con el pulgar opuesto a los otros dedos, cosa que permite asir, sujetar y "manejar."

Jeremías le da la vuelta a ese cuadro: se trata no de llenarnos de poder sino de permitir que el poder de Dios obre; se trata no de tener a Dios en nuestras manos sino de ponernos en sus manos. En ello está nuestra real posibilidad de ser felices y de realizarnos en plenitud, pero también está el sacrificio de ser remodelados incluso en aquellas cosas que quizá preferíamos o no queríamos soltar.

Salmo responsorial: 145
R. / Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R.

No confiéis en los príncipes,
 seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes. R.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
Mateo 13, 47-53
  
“Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran”

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.

Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

¿Entendéis bien todo esto?"

Ellos le contestaron: "Sí."

Él les dijo: "Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo bueno y lo antiguo."

Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.   Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El evangelio nos habla de “hacernos discípulos del Reino” para discernir qué parte de nuestras tradiciones contribuye al crecimiento en la fe y qué otras partes debemos descartar. El creyente debe aprender a determinar qué es lo conveniente para la vida cristiana de acuerdo al discernimiento de los ‘signos de los tiempos’. Cada época ofrece unas bondades, unas posibilidades que deben ser abrazadas inmediatamente y sin reservas; pero, al mismo tiempo, cada época tiene sus perversidades, y es un deber aprender a manejarlas. El momento presente nos ofrece algunas bondades, como la posibilidad de comunicarnos simultáneamente con cualquier persona, y ésta es una clara oportunidad para aumentar la difusión del evangelio. Nuestra época también permite que todas las personas tengan acceso a la Biblia, y esto nos exige prepararnos para su lectura y ayudar a otras personas a formarse como lectores. Nosotros ahora podemos contribuir a conservar la integridad de la creación al seleccionar los desechos que producimos en casa o en el trabajo, pero debemos luchar contra la contaminación, el calentamiento y el oscurecimiento global.
Veamos qué retos nos plantea hoy nuestra  realidad y cómo podemos actuar para ser verdaderos discípulos del Reino.

ORACIÓN
Señor cuando nos estas moldeando la vida para ser y hacer más como Tu, te rogamos que nos ayudes a tener en el corazón la certeza que es para algo positivo y no caer en la desesperación, sino en la oración que fortalece para alcanzar tu propósito de ser personas, familias y comunidades verdaderamente renovadas. Amén  

Viernes 3 de agosto de 2012


"RECHAZAR AL PROFETA ES RECHAZAR LA MANIFESTACIÓN DEL AMOR DE DIOS"

 Primera lectura
Jeremías 26, 1-9

“El pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor”

Al comienzo del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del Señor a Jeremías: Así dice el Señor: Ponte en el atrio del templo y di a todos los ciudadanos de Judá que entran en el templo para adorar, las palabras que yo te mande decirles; no dejes ni una sola.

A ver si escuchan y se convierte cada cual de su mala conducta, y me arrepiento del mal que medito hacerles a causa de sus malas acciones. Les dirás: "Así dice el Señor: Si no me obedecéis, cumpliendo la ley que os di en vuestra presencia, y escuchando las palabras de mis siervos, los profetas, que os enviaba sin cesar (y vosotros no escuchabais), entonces trataré a este templo como al de Silo, a esta ciudad la haré fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra."

Los profetas, los sacerdotes y el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras, en el templo del Señor.

Y, cuando terminó Jeremías de decir cuanto el Señor le había mandado decir al pueblo, lo agarraron los sacerdotes y los profetas y el pueblo, diciendo: Eres reo de muerte. ¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo será como el de Silo, y esta ciudad quedará en ruinas, deshabitada?"

Y el pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor.   Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Jeremías tiene un difícil encargo: debe predicar las consecuencias del pecado. Esto es hablar con la verdad, y por eso, cuando la gente no quiere oír la verdad no quiere oír que sus pecados tendrán consecuencias. De hecho, para pecar y para seguir pecando es preciso engañar o engañarse  creyendo que nuestras faltas no tendrán consecuencias. Pero Jeremías es de Dios y Dios le ha encargado hablar de eso que nadie quiere oír: pecar trae consecuencias.

Santa Catalina de Siena dijo una vez que la estrategia del mal para llevar a la gente a la condenación era esta: durante la vida, vendarles los ojos para que no vieran lo que estaban haciendo; a la hora de la muerte, quitarles la venda de repente y obligarlos a ver la gravedad espantosa de las faltas cometidas. Este plan es una conjunción de indolencia irresponsable y desesperación arrogante: vivir distraídos para morir desesperados.

Como Dios nos ama, Dios lucha contra  esta estrategia del demonio, y lo hace sobre todo a través de medios que nos pueden parecer muy ordinarios, como es la voz de nuestra conciencia y la voz de aquellos que, como Jeremías, despiertan a esa conciencia mostrándole las consecuencias de nuestros actos. Está en nosotros qué suceda después: podemos rechazar a Dios y a su profeta, como hicieron los judíos con Jeremías, pero ciertamente también podemos acoger el amor de Dios, así nos parezca severo, y emprender un camino nuevo y mejor.

Salmo responsorial: 68
R. / Que me escuche tu gran bondad, Señor.

Más que los pelos de mi cabeza
son los que me odian sin razón;
más duros que mis huesos,
 los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver
lo que no he robado? R.

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R.

Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude. R.

lectura del evangelio
Mateo 13, 54-58

¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?

En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?".Y aquello les resultaba escandaloso.

Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta". Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN 
Sus paisanos rechazan a Jesús porque consideran que no tiene las credenciales de maestro y de profeta. Y preguntan, ¿de dónde saca todo esto? Para descalificarlo por ser un artesano, el hijo de una vecina, y por no ser “teólogo de raza”, es decir por no haber recibido instrucción superior en alguna escuela de Jerusalén o de un rabino acreditado. La humildad, la sencillez y sobretodo la audacia y el carisma de Jesús se convierte en un obstáculo ante sus paisanos y de allí se pasa a la incredulidad. El problema de fondo de todo esto no era sólo que descalificaran a Jesús por su origen, oficio y formación, sino que en esa descalificación también desechaban el mensaje del evangelio. Nosotros ahora afrontamos una realidad semejante. Tendemos a creer más en lo que dicen en los medios  sobre Jesús que lo que nos dice la Palabra de Dios, nuestros compañeros de iglesia o nuestros pastores. Creemos más en lo que dice la publicidad de Jesús que en lo que dice la misma Biblia. Y todo porque pensamos que lo que sale en una pantalla o en un aviso publicitario es más real que la realidad misma.

ORACIÓN
 Señor hay tantas personas a tu servicio y no las reconocemos, ni valoramos. Ayúdanos a no ser tan ciegos y distraídos que no percibamos, en el espíritu, a quienes vienen en tu nombre trayendo esa vivencia de amor de Dios que también confronta y examina para ser sanados(as) y transformados(as) en verdaderos hijos(as) y discípulos(as) tuyos(as). Amén 

Sábado 4 de agosto 2012


LA VIDA DEL PROFETA ESTÁ EN LAS MANOS DE DIOS Y EN LAS DECISIONES DE LOS HOMBRES

PRIMERA LECTURA
Jeremías 26, 11-16. 24
  
“Ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar estas palabras”

En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los príncipes y al pueblo: "Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como lo habéis oído con vuestros oídos."

Jeremías respondió a los príncipes y al pueblo: El Señor me envió a profetizar contra este templo y esta ciudad las palabras que habéis oído.

Pero, ahora, enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, escuchad la voz del Señor, vuestro Dios; y el Señor se arrepentirá de la amenaza que pronunció contra vosotros.

Yo, por mi parte, estoy en vuestras manos: haced de mí lo que mejor  os parezca. Pero, sabedlo bien: si vosotros me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sus habitantes. Porque ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar a vuestros oídos estas palabras."

Los príncipes del pueblo dijeron a los sacerdotes y profetas: Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios." Entonces Ajicán, hijo de Safán, se hizo cargo de Jeremías, para que no lo entregaran al pueblo para matarlo.  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

La primera lectura, del libro del profeta de Jeremías, nos deja ver un momento dramático del ministerio de este hombre de Dios, enfrentado por las circunstancias a decir lo que nadie quiere oír y a no poder callar lo que sabe que sólo le atrae enemistad y persecución.

Las cosas alcanzan una tensión máxima cuando empiezan a deliberar si Jeremías merece o no la muerte. Algunos dicen que sí, presentando al profeta como un enemigo del templo, y por lo tanto, como enemigo de Dios y de la Ley; otros en cambio dicen que no puede merecer la muerte porque precisamente ha hablado de parte de ese mismo Dios. Las cosas se dan de tal modo que el profeta mismo poco puede hacer y casi le toca convertirse en espectador angustiado de las deliberaciones y decisiones de otros sobre sí mismo.

 Por otra parte, es interesante ver cuáles son las partes a favor o en contra de Jeremías. En contra van los sacerdotes (que ven disminuirse el culto en el templo, por las críticas de Jeremías a la hipocresía de ese culto) y van los demás profetas (que pierden popularidad al ser denunciados como farsantes que sólo endulzan el oído de la gente). A favor van "los jefes," especies de líderes por tribus y "el pueblo entero." Es en cierto modo, la gente, el sentido de la fe de la gente, quien percibe que Jeremías lo está arriesgando todo, hasta su propia vida, por ser fiel al Señor. Eso lo salvará.


Salmo responsorial: 68
R. / Escúchame, Señor, el día de tu favor

Arráncame del cieno, que no me hunda;
líbrame de los que me aborrecen,
y de las aguas sin fondo.
Que no me arrastre la corriente,
que no me trague el torbellino,
que no se cierre la poza sobre mí. R.

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
Mateo 14, 1-12

“Herodes mandó decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús”

En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él". Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.

El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.

Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Si bien Juan murió víctima de una conspiración palaciega, la razón de su martirio se encuentra en el ministerio que él ejerció a orillas del Jordán, en el desierto de Judea. Una primera característica de su carisma fue la vestimenta que asumió, que lo asemejaba a los profetas de antaño, como Elías, que vestían un sencillo traje de lana de camello. Además de esto, le recordó a Israel la necesidad de volver al desierto, al lugar de encuentro con Dios. Por esta razón se ubicó en ese paraje aislado, por donde Josué pasó de camino en la búsqueda de la Tierra Prometida. Juan además asumió la dieta del nazareo, es decir de la persona que hacía votos de consagración a Dios y los vivía por medio de las prescripciones dietéticas y por su vinculación a la actividad de los santuarios. Todos estos gestos proféticos herían gravemente la sensibilidad y el prestigio de las autoridades de Jerusalén, caracterizadas por su corrupción, por su convivencia con los invasores y por la relajación de las auténticas exigencias religiosas. Pero, tal vez, lo más radical de todo fue la denuncia del trato inmisericorde que los hijos de Herodes se daban entre sí mismos y contra su propio pueblo.

ORACIÓN
¡Oh! Señor que inclementes podemos ser los seres humanos cuando nos dejamos llevar por nuestros propios intereses, sentimientos y emociones, que hasta podemos caer en el gran pecado de irrespetar la vida de otros, siendo que esa vida te pertenece solo a Ti.  Por favor te suplicamos haz algo cuando nuestra inconsciencia nos haga siquiera pensar en tan grave error.  Amén

Domingo 5 de agosto de 2012


"CUANDO DIOS HACE A SU PUEBLO LES DA EL NUEVO PAN QUE ES SU HIJO AMADO"

PRIMERA LECTURA
Éxodo 16,2-4.12-15

 “Yo haré llover pan del cielo”
 En aquellos días, la comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: "¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad." El Señor dijo a Moisés: "Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: "Hacía el crepúsculo comeréis carne, por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios."" Por la tarde, una banda de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana, había una capa de rocío alrededor de campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas dijeron: "¿Qué es esto?" Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: "Es el pan que el Señor os da de comer."  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN 
La primera lectura, del Éxodo, nos recuerda cómo el desierto es la carencia de todo. A toda persona le llega de vez en cuando su desierto: la situación crítica en la que parece que no se encuentran soluciones de ayuda para sobrevivir a tan crítica situación. Al pueblo de Israel le era muy provechoso el tener que estar en el desierto donde todo falta, para que pudiera experimentar el portentoso modo que Dios tiene para ayudar a los que en Él confían. En el desierto el Pueblo de Dios aprende a experimentar la condición de “pobre”, de “necesitado de todo” del auxilio de Dios. Esto le será útil para el crecimiento de su fe y de su esperanza en las ayudas milagrosas. En la península del Sinaí hay un arbusto llamado “tamarisco”. Produce una secreción dulce que gotea desde las hojas hasta el suelo. Por el frío de la noche se solidifica y hay que recogerla de madrugada antes de que el sol la derrita. ¿Sería esto lo que Dios le proporcionó a su pueblo, multiplicándolo claro está, de manera prodigiosa? Lo cierto es que los israelitas consideraron siempre la aparición de este alimento como una demostración de la intervención milagrosa a favor de su pueblo. Lo llamaron “maná”, porque los niños al comerlo preguntaban: “¿qué es esto?, “lo que en su idioma se dice: “Man-ah?”. También es llamado por los salmos “pan del cielo” (Salmo 78) y el libro de la Sabiduría dice que, “sabía a lo que cada uno deseaba que supiera” (Sab16,20). Jesús dirá que el Verdadero Pan bajado del cielo será su cuerpo y su sangre. O sea que este maná milagroso del desierto era un símbolo y aviso de lo que iba a hacer Dios más tarde con sus elegidos, dándoles como alimento el cuerpo de su propio Hijo divino.

 Salmo responsorial: 77
  
El Señor les dio un trigo celeste.
Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación
/ las alabanzas del Señor, su poder. R.

Dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste. R.

Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Los hizo entrar por las santas fronteras,
hasta el monte que su diestra había adquirido. R.

segunda lectura
Efesios 4, 17.20-24

“Vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios”

Hermanos: Esto es los que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya como los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios. Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que es él a quien habéis oído y en él fuisteis adoctrinados, tal como es la verdad en Cristo Jesús; es decir, a abandonar el anterior modo de vivir, el hombre viejo corrompido por deseos seductores, a renovaros en la mente y en el espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. Palabra del Señor.

Reflexión
La segunda lectura continuada de la carta a los Efesios pide a los creyentes que se dejen renovar por el Espíritu Santo y pasen de un modo de obrar no digno del ser humano, a un modo de obrar digno de quien tiene fe en Cristo. Pide que abandonemos nuestro estilo anterior de vida pecaminosa y marchemos en adelante por un nuevo camino de vida cristiana. Se nos invita a no dejarnos guiar por esta “vaciedad de criterios”. En estos pocos versículos continúa la exhortación a buscar la unidad y a vivir dignamente la propia vida cristiana, guiada y fundamentada en un verdadero conocimiento de Cristo. Pablo desarrolla este argumento jugando con la antítesis del ser humano viejo y el ser humano nuevo (Col 3,9-10; 1Cor 5,7-8). Elegir la novedad, lo nuevo, es elegir a Cristo. Esto significa romper con el viejo ser humano pecaminoso, con el pecado del mundo, para estar dispuestos a una continua renovación en el Espíritu, a vivir en la justicia y santidad y ser justos y rectos. Este texto es una clara respuesta a quienes piensan que el cristianismo simplemente es una cosa del pasado.

Lectura del evangelio
Juan 6,24-35
  
“El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará sed”

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús contesto: "Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios." Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado." Le replicaron: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."" Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed." 
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El evangelio de hoy, de Juan, el discurso del pan de vida, se desenvuelve en tres afirmaciones lógicamente sucesivas, y la primera que presenta este texto es: el real o verdadero “pan del cielo” no es el maná dado una vez por Moisés, contrariamente a lo que la gente pensaba (v.31). Es literalmente el pan que ha bajado del cielo. Dios, no Moisés, es quien da este pan (v.32). Jesús ha realizado signos para revelar el sentido de su persona (domingo anterior), pero la gente sólo lo ha entendido en la línea de sus necesidades materiales.  Jesús ha querido llevarnos a la comprensión de su persona, porque sólo a través de la fe pueden entender quien es él y sólo así podrá donarse a ellos como comida: pero para hacer esto es necesario trabajar o procurar por un alimento y una vida que no tienen término y que son dones del Hijo del hombre (v.27). Los judíos piensan de inmediato en las obras (v.28; Rm 9,31-32), pero Jesús replica que sólo una obra deben cumplir: creer en él (v.29; Rm 3,28), reconocer que tienen necesidad de él, como se tiene necesidad del alimento material. Al considerar la exigencia de Jesús muy grande es por lo que piden una demostración de los que afirma realizando una señal que al menos se compare con aquellas realizadas por Moisés, pues aquellas que acaba de realizar  no se consideran suficientes. Jesús responde afirmando que es más que Moisés, pues en él (Cristo) se realiza el don de Dios que no perece. Su pan se puede recoger, el maná se pudrió (Ex 16,20).

 “Yo soy el pan de vida” es una fórmula de fuerza extraordinaria, parecida a aquellas otras que sólo a Jesús se podría atribuir: “Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy el buen pastor”... el que viene a Jesús no tendrá hambre ni sed, no necesita de otras fuentes de gozo para saciar sus anhelos y aspiraciones. Jesús es fuente de equilibrio y de gozo, fuente de sosiego y de paz. Jesús es el lugar y fundamento de la donación de la vida que Dios hace al ser humano. En Jesucristo, Dios está por completo a favor del ser humano, de tal modo que en él se le abre su comunión vital, su salvación y su amor, y en tal grado que Dios quiere estar al lado del ser humano como quien se da y comunica sin reservas. En la comunión con el revelador, Cristo, se calma tanto el hambre como la sed de vida que agitan al ser humano.

ORACIÓN
 Padre de bondad, revístenos de la naturaleza de tu Hijo Jesucristo, comprendiendo el verdadero sentido de su ser Pan, Alimento que da vida, pero no tanto en lo material sino en asumir la esencia del amor que se desborda en el servicio a Dios, a lo que Él más ama: los excluidos y necesitados, y a todo lo creado. Ayúdanos a estar muy adheridos a Ti Dios,  para fortalecer el espíritu y el cuerpo. Amén

Lunes 6 de agosto 2012


La Transfiguración del Señor

"UN ADELANTO PARA FORTALECER LA FE ES LA PASIÓN Y LA RESURRECCIÓN"

PRIMERA LECTURA
Daniel 7,9-10.13-14

“Su vestido era blanco como nieve”

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.   Palabra de Dios.
  
REFLEXIÓN
 La visión  apocalíptica tiene sus raíces en la profecía. El profeta intenta mirar con los ojos de Dios la historia que transcurre. Intenta con esa ayuda, con esa gracia de Dios, dar el parecer divino sobre el conjunto de la historia, no sólo sobre el momento presente, sino sobre el desenlace, podríamos decir, sobre el misterio que se esconde detrás de la cotidianidad, detrás de las realidades de cada día.

 El libro de Daniel, lo mismo que otros textos apocalípticos, compara a los reinos de la tierra con todo género de fieras, algunas de ellas verdaderamente monstruosas: leones, leopardos, dragones, serpientes. Todo género de animales salvajes y crueles aparecen en estos textos y en estas visiones.
A través de esa comparación, podemos intuir el juicio de Dios sobre tantos gobiernos que existen en el mundo. Son feroces y se sostienen, precisamente, por la fuerza, por la crueldad. En contraste con todos esos poderes, la imagen de la primera lectura de hoy, es consoladora, es hermosa, es alentadora.
Este es un poder con rostro humano. ¡Jesucristo, el que recibe del Anciano venerable poder sobre toda raza, lengua, pueblo y nación! Jesucristo es el poder; pero, un poder que tiene rostro de hombre. Y como el hombre es también imagen de Dios, el poder de Dios y el poder de Dios realizado en esta tierra, en realidad tienen el rostro de Jesucristo.

Salmo responsorial: 96
R. / El Señor reina, altísimo sobre la tierra

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,  
justicia y derecho sostienen su trono. R.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

Porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R.

SEGUNDA LECTURA
2Pedro 1,16-19

“Esta voz del cielo la oímos nosotros”

Queridos hermanos: Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: "Éste es mi Hijo amado, mi predilecto." Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El texto de San Pedro es la certeza del testimonio de quien se ha hecho testigo y escuchó la declaración del Padre reconociendo en Jesús, a su Hijo Amado y su motivo de complacencia. Podemos celebrar esta fiesta de la Transfiguración con la certeza de este testimonio que nos entregan los discípulos misioneros del Señor, de aquellos que han contemplado la manifestación gloriosa de Jesús Salvador antes y después de su pasión.
Somos la comunidad ( Iglesia) fundada sobre la experiencia de vida, amor martirial de los apóstoles y el testimonio de muchos profetas que estuvieron allí y que ahora fortalecen nuestra fe. De la misma manera valoramos y agradecemos hoy la entrega de tantos hombres y mujeres que se hacen los nuevos discípulos y misioneros, entregando su vida en el servicio a los demás, especialmente como el gran Maestro optando siempre por los más necesitados y excluidos de nuestra sociedad.   

LECTURA DEL EVANGELIO
Mateo 17,1-9

“Su rostro resplandecía como el sol”

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo." Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: "Levantaos, no temáis." Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos."  Palabra del Señor

REFLEXIÓN
Jesús, en oración, cambia su aspecto: se llena de luz, de gloria, de majestad. Y la presencia deslumbrante de Cristo en oración, se ve acompañada por dos hombres del Antiguo Testamento, tal vez los más grandes para el pueblo de Israel: Moisés, el legislador, testigo principal de la Alianza del Sinaí, y junto a él, Elías, el Profeta, el testigo de la fe en los momentos más duros y de mayor crisis de Israel.

A Elías, en efecto, le correspondió defender la fe del pueblo de Israel cuando aquel rey inestable y voluble, llamado Ahab. No reinaba él, sino reinaba su esposa, Jezabel, una mujer idólatra, perversa, cruel, egoísta, que alimentaba de los tesoros de la casa real a más de cuatrocientos falsos profetas.

Y con esos falsos profetas mantenía engañado a su esposo, el rey Ahab, y mantenía engañado a todo el pueblo de Israel. Jezabel es como la imagen de aquella persona astuta, intrigante, inescrupolosa, que logra el dominio político y económico, que logra también el dominio de la palabra, de los medios de comunicación, diríamos nosotros hoy. En tiempos tan espantosos, Elías fue el gran testigo de la fe, el que llevó al pueblo a juicio, allá, junto al Monte Carmelo, y mostró delante de todos, que sólo Dios es Dios.

Pues bien, Moisés y Elías, que son como los personajes más representativos de la Alianza de Israel, aparecen aquí junto a Jesucristo. Porque, precisamente en Cristo, las antiguas alianzas y toda alianza entre Dios y el hombre, encuentran su plenitud. Dios ya había celebrado alianzas con Noé, con Abraham, y desde luego, después con Moisés. Además, había hecho pacto con el rey David.

Todas las alianzas de Dios con los hombres, tienen su plenitud y su sello definitivo en Jesucristo. Porque, Él, al mismo tiempo Dios y Hombre, Él mismo, es el lazo de unión entre nosotros y Dios: Cristo, en oración ante el Padre, Cristo, llevando todas nuestras intenciones al Padre, y Cristo, trayendo todas las bendiciones del Padre a la tierra. Si Cristo se transfiguró ante los discípulos para mostrar que en Él se realiza la plenitud de la Alianza, si se transfiguró para mostrar que la Cruz no era el último capítulo de su historia, pues, eso lo necesitaban, no sólo aquellos discípulos privilegiados, sino también nosotros. ¡Nosotros también necesitamos descubrir a Cristo Transfigurado!

¡Cuánto necesitamos irnos con Jesús a un rato de espaciosa oración, o de retiro para compartir con Él ese misterio que tiene que pasar por la Cruz, pero que llega a la gloria de la Pascua!

Que hoy subamos al monte con Él, que  nuestro corazón sea esa montaña donde entramos con Cristo en oración, y que la nube, imagen de la gloria del Padre, envuelva nuestros sentidos, maraville, cautive, fascine nuestro ser y nos permita cumplir lo que dijo aquella voz: "Este es el Hijo, Él es el Hijo Amado, a Él hay que escuchar" Que se abran entonces los oídos, que estén dispuestos los corazones, y que Cristo, ya transfigurado, reine en nuestras vidas.

ORACIÓN
Como quisiéramos quedarnos en la paz que produce la quietud en tu presencia, pero ni modo Señor, necesitamos de esos momentos para poder afrontar los vaivenes de la vida con la certeza de tu amor, compañía, guía y actuar en nosotros, que nos lanza a entender y asumir el reto de ser tus verdaderos discípulo(as). Amén

Martes 07 de Agosto de 2012



"DIOS EN JESÚS MANTIENE SU PALABRA DE LIBERACIÓN Y MISERICORDIA"


PRIMERA LECTURA
Jeremías 30, 1-2. 12-15. 18-22


“Por la muchedumbre de tus pecados te he tratado así. Cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob”

Palabra que Jeremías recibió del Señor: "Así dice el Señor, Dios de Israel: "Escribe en un libro todas las palabras que he dicho. Porque así dice el Señor: "Tu fractura es incurable, tu herida está enconada; no hay remedio para tu llaga, no hay medicinas que te cierren la herida. Tus amigos te olvidaron, ya no te buscan, porque te alcanzó el golpe enemigo, un cruel escarmiento, por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados.

¿Por qué gritas por tu herida? Tu llaga es incurable; por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados, te he tratado así." Así dice el Señor: "Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, me compadeceré de sus moradas; sobre sus ruinas será reconstruida la ciudad, su palacio se asentará en su puesto. De ella saldrán alabanzas y gritos de alegría.

Los multiplicaré, y no disminuirán; los honraré, y no serán despreciados. Serán sus hijos como en otro tiempo, la asamblea será estable en mi presencia. Castigaré a sus opresores. Saldrá de ella un príncipe, su señor saldrá de en medio de ella; me lo acercaré y se llegará a mí, pues, ¿quién, si no, se atrevería a acercarse a mí? -oráculo del Señor-. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios."  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
La lectura de hoy es como una contradicción. Su primera parte nos habla de un castigo merecido y la segunda, de un regalo inmerecido. Digamos que lo primero lo podríamos entender, porque se relaciona con la justicia: se supone que una mala obra merece algún género de pena o consecuencia; pero ¿cómo entender lo de una nueva alianza?

San Agustín dijo una vez: la ley se dio para que descubriéramos que necesitábamos la gracia. Con el término "ley" se alude aquí a todo lo que nos ha llevado a conocernos y sobre todo a descubrir nuestros límites; sólo así descubrimos después que somos salvados por gracia, es decir, como un regalo y no como premio merecido por nuestro buen obrar. La lógica de la Revelación parece ser esa: una vez que aprendemos qué es lo que merecemos, que es la condenación, aprendemos a valorar lo que no merecemos, que es la salvación.

Salmo responsorial: 101
R. / El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca su gloria
 y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.

Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
Mateo 14, 22-36

“Mándame ir hacia ti andando sobre el agua”

Después que sació la gente, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaron a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento les era contrario.

De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: "¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua". El le dijo: "Ven". Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: "Señor, sálvame". En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: "¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?

En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: "Realmente eres Hijo de Dios". Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron curados.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La vida humana se define por tres tipos de tareas: las posibles, las imposibles y las impensables. Los discípulos, antes de conocer a Jesús, hacían lo posible. Llevaban una vida de trabajo y de piedad hasta donde sus recursos y sus conocimientos lo permitían. El llamado que Jesús les hace para que se conviertan en pescadores de hombres se transforma en un reto para abrazar lo imposible: abandonar las pocas seguridades y darse a la tarea de anunciar el evangelio para instaurar el Reino de Dios en medio de condiciones adversas. Jesús da un paso más y realiza lo impensable. Y esto es lo que los milagros representan. Son señales de un mundo en el que la vida no está limitada por los prejuicios sociales, por las limitaciones económicas o, incluso, por las doctrinas religiosas: el cielo es el único límite. Pedro sale al encuentro de Jesús superando el obstáculo imposible de las aguas, y la voz de Jesús lo conduce al milagro. La acción de Pedro muestra el carácter particular de la fe cristiana: no nace de doctrinas o leyes, sino de arrojarse con temeridad ante el llamado de Jesús y agarrarse de su mano con todas las capacidades humanas para confiar sólo en la fuerza que viene de Él.

ORACIÓN
Aunque caigamos en el destierro, la duda, el temor y en nuestras propias equivocaciones Tú no nos dejarás, siempre estarás ahí para levantarnos y lanzarnos al camino nuevamente. Gracias por tu gran amor que se compadece de nuestras miserias y nos ayuda a seguir recibiendo la transformación de nuestro ser para ser libres y permanecer en la paz de los hijos de Dios. Amén