viernes, 1 de junio de 2012

Miércoles 6 de junio de 2012


“EL FUEGO DEL ESPIRITU ANIMA LA VIDA DE LOS RESUCITADOS”

PRIMERA LECTURA
2TIMOTEO 1,1-3.6-12

“Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio. De este Evangelio me han nombrado heraldo, apóstol y maestro, y ésta es la razón de mi penosa situación presente; pero no me siento derrotado, pues sé de quién me he fiado y estoy firmemente persuadido de que tiene poder para asegurar hasta el último día el encargo que me dio. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En el texto que nos presenta la Iglesia para este día, el texto del Apóstol San Pablo en su Primera Carta a Timoteo, hay un contraste muy grande entre la noticia que anuncia Pablo y el Pablo que anuncia la noticia.
La noticia que nos ofrece este Apóstol, este Evangelizador es la noticia más grande de todos los tiempos; nos habla de una gracia, de un regalo, de una dignación de amor, que viene desde antes de la creación del mundo.
Hay un designio de amor y de gracia. Ese designio es de Dios Padre y se ha manifestado en este tiempo en Nuestro Señor Jesucristo. Es decir, es la manifestación de un designio que es anterior incluso a la Creación. Misterio profundo que no alcanzamos a abarcar completamente, y misterio que nos desborda. En todo caso algo muy, muy grande. Ese es el anuncio.
Pero aquí viene el contraste: ¿quién hace ese anuncio? ¿Quién nos está contando de esa grandeza de amor y de ese regalo inconmensurable? ¿Quién nos habla de esto? Él se describe a sí mismo: es un prisionero, está encarcelado, desechado por su propio pueblo y tratado como un loco por los representantes del Imperio, un traidor según los judíos, un loco según los no judíos.
Un traidor porque desfigura, piensan ellos, la religión, porque destruye la religión; y un loco, piensan los gentiles, porque predica cosas como las de un tal Jesús que murió y que Pablo dice que vive. Eso es lo que encontramos en ese prisionero.
De manera que el anuncio más grande está unido a la humillación más grande; el amor más grande es pronunciado desde una mazmorra, ¿no nos hace pensar esto? Lo primero que se nos ocurre es, realmente, realmente tiene el mismo estilo, tiene el mismo aroma, tiene la misma forma de la Cruz.
Hay una semejanza entre Jesucristo Crucificado y la evangelización de Pablo. Porque Cristo en la Cruz está ofreciendo el regalo del perdón, está manifestando el amor más grande desde la humillación pésima, desde el dolor y el oprobio más grandes.
Allí está Él, allí se une lo más sublime y lo más abyecto en la Cruz de Cristo, y esa es la condición que ahora vemos heredada en el Apóstol de Jesucristo, en Pablo.

SALMO RESPONSORIAL: 122
R. / A ti, Señor, levanto mis ojos.

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R.

Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 12,18-27

“No es Dios de muertos, sino de vivos

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, de los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano." Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella."

Jesús les respondió: "Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como ángeles del cielo. Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: "Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob"? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados." Palabra del Señor

REFLEXIÓN
La resurrección es vista como una «nueva vida» y no como esta misma vida terrenal repetida una y otra vez. La existencia que se repite una y otra vez en diversos escenarios y bajo varios aspectos es a lo que comúnmente se le llama reencarnación. La pregunta de los adversarios de Jesús quiere transferir a la vida futura una preocupación que sólo era de ese momento. El problema no era, como a primera vista se pudiera pensar, la resurrección en sí, sino la dificultad de atribuir la propiedad de la mujer a alguno de los hermanos que legítimamente la tuvieron por esposa. De modo que lo que hacían era transferir una preocupación de su momento a una nueva realidad, de la que apenas tenían noticia. A nosotros nos puede pasar igual cuando pretendemos transferir preocupaciones exclusivamente nuestras a las nuevas generaciones. Nos preocupa que puedan pensar distinto o, lo que sería más grave, que pudieran organizar la realidad de una manera completamente distinta. Incluso muchos movimientos religiosos se empeñan en imponerle al momento presente preocupaciones o instituciones que eran legítimas en la Edad de Hierro o durante la Edad Media, sin permitir a las nuevas generaciones que disciernan nuevas soluciones para los nuevos tiempos.

 ORACIÓN
Gracias Señor porque cuando nos has llamado el Espíritu Santo como fuego levanta nuestro ser y comenzamos a reconocernos amados, tenidos en cuenta para transmitir tu mensaje y llevar un proceso de vida donde lo más importante no es preocuparse por las cosas del mundo sino lo que nos hace ser mejores hijos e hijas de Dios. Amén

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