domingo, 1 de enero de 2012

Martes, 17 de enero de 2012

SAN ANTONIO, ABAD

“EL SÁBADO SE HIZO PARA EL HOMBRE”



PRIMERA LECTURA
1SAMUEL 16, 1-13


UNGIÓ SAMUEL A DAVID EN MEDIO DE SUS HERMANOS, Y EN AQUEL MOMENTO LO INVADIÓ EL ESPÍRITU DEL SEÑOR”


En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: "¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí". Samuel contestó: "¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata". El Señor le dijo: "Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te diga".

Samuel hizo lo que le mandó el Señor. Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro: "¿Vienes en son de paz?" Respondió: "Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio".

Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegaron, vio a Eliab y se dijo: "Sin duda está ante el Señor su ungido". Pero el Señor dijo a Samuel: "No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón".

Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel dijo: "Tampoco a éste lo ha elegido el Señor". Jesé hizo pasar a Sama; y Samuel dijo: "Tampoco a éste lo ha elegido el Señor". Hizo pasar Jesé sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo: "A ninguno de éstos ha elegido el Señor". Preguntó entonces Samuel a Jesé: "¿No quedan ya más muchachos?" El respondió: "Todavía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño". Dijo entonces Samuel a Jesé: "Manda que lo traigan, porque no comeremos hasta que haya venido". Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia. Dijo el Señor: "Levántate y úngelo, porque éste es".

Tomó Samuel el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante. Samuel emprendió la vuelta a Ramá.

REFLEXIÓN
Tal vez lo que más llama la atención, es que Jesé ni siquiera contaba en el número de sus hijos a David. Cuando le preguntó Samuel por los hijos, Jesé no pensó en David, al que sólo veía como un cuidador de ovejas.
Y la enseñanza es clara: la mirada de Dios no es como la de los hombres. Allí donde la misma familia de David no veía nada, Dios vio todo. Si lo pensamos bien, hay un misterio en esa mirada de Dios. Él, que lo ha creado todo, no necesita ver que algo que ya existe, pues es Él mismo quien todo lo trae a la existencia.
La vocación, entonces, no consiste tanto en que Dios reconoce que alguien ya tiene lo que Él quisiera, sino en que Él crea en alguien, algo que no tenía, hasta hacerlo una nueva persona.

SALMO RESPONSORIAL: 88
R. / Encontré a David mi siervo.

Un día hablaste en visión a tus amigos:
He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo. R.

Encontré a David mi siervo
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. R.

El me invocará: Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora,
y yo lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 2, 23-28

“EL SÁBADO SE HIZO PARA EL HOMBRE, Y NO EL HOMBRE PARA EL SÁBADO”


Un sábado atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: "Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?" El les respondió: "¿No habéis leído nunca lo que hizo David cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros". Y añadió: "El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado".

REFLEXIÓN
La religión nos puede liberar o bien paralizar. Y, al igual que la religión, cualquiera otra dimensión fundamental humana puede liberarnos o someternos. El dilema se nos puede presentar no en forma de una gran discusión doctrinal sino, como ocurre en el evangelio, a partir de un pequeño detalle de la vida cotidiana. Los discípulos son amonestados por otros judíos por el simple hecho de arrancar unas espigas y darse un bocadito en sábado. Para nosotros este gesto puede parecer insignificante, pero, para una persona cuya religiosidad raya con el fanatismo, esto es un verdadero acto sacrílego.

Pero lo mismo podrían decir esas personas si miraran las costumbres de nuestra época. No comprenderían por qué pasamos tantas horas frente a un televisor, o por qué consideramos banal que unas pocas personas consuman agua por toneladas, mientras otros no tienen agua potable para cocinar. Cada diminuto gesto de nuestra vida cotidiana puede tener un enorme significado y se puede convertir en un camino hacia la humanización o, por el contrario, hacia nuestra propia pequeñez.

¿Nos liberamos en los gestos de nuestra vida diaria o dejamos a las costumbres decidir por nosotros?

ORACIÓN
Te doy gracias y te alabo Señor, por el amor que me tienes; porque estás siempre dispuesto a bendecirme, a llenarme de tus dones. Aquí estoy en este nuevo día para bendecirte pero también para pedirte que me dejes vivir en tu libertad, en la libertad de tu Espíritu, para que lo nuevo de tu Reino quepa en mi corazón. Amén.

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