domingo, 1 de enero de 2012

Lunes, 9 de enero de 2012

BAUTISMO DEL SEÑOR

“EL BAUTISMO CONFIRMA A JESÚS COMO MESÍAS”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 42,1-4.6-7

“MIRA A MI SIERVO, A QUIEN PREFIERO”

Así dice el Señor: "Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas."
REFLEXIÓN
Es necesario y saludable insistir, como se hace en la Iglesia, en una verdad fundamental: Cristo es el Hijo de Dios. Mas esa afirmación central no anula otras que son posibles, que vienen de la Escritura y que hacen mucho bien a nuestro entendimiento y gran misterio de Jesucristo; hoy vamos a centrarnos en Cristo como "Siervo" de Dios.
Partamos de una base: proclamar el señorío de Dios es proclamar nuestra servidumbre hacia Dios. ¿Qué es, en efecto, un señor sin siervos? ¿Hay algo más ridículo que un señor que no tiene quién atienda a sus órdenes ni quién quiera agradarle con sus acciones? Si tomamos en serio que Dios es Señor hemos de tomar en serio que nosotros somos siervos suyos. Y tal es el mensaje de Cristo: mostrándose en obras y palabras como verdadero Siervo de Dios mostró con sus palabras y con sus obras que Dios es el Señor, es decir, mostró que Dios reina; nos dejó ver el Reino de Dios.
Isaías, en la primera lectura de hoy, nos presenta un perfil de un siervo de Dios. De todas las características que él menciona, detengámonos en una, o mejor en la combinación de dos de ellas: compasivo y fuerte. No rompe la caña resquebrajada y a la vez manifiesta firmemente el derecho. Entiende al cansado pero no se cansa; acoge al caído mientras conserva su propio lugar y su propia misión. ¡Admirable virtud, que bien vemos brillar en Jesucristo!

SALMO RESPONSORIAL: 28
R: El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: "¡Gloria!"
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R.

SEGUNDA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 10,34-38

“UNGIDOS POR DIOS CON LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO”

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él."

REFLEXIÓN
En casa de Cornelio, un extranjero, Pedro tiene su propia experiencia de la resurrección de Jesús en su vida y al mismo tiempo de la presencia pentecostal del espíritu del resucitado que le da nueva vida. Como resultado de este encuentro con el Dios de la vida representado en Jesús de Nazareth, comienza a abrírsele los ojos para romper con radicalidad, con su cultura y mentalidad judías y entender y aceptar el proyecto universal del Mesías que se ha cumplido en Cristo Jesús.

Con gran convicción Pedro lleno del Espíritu da testimonio de Jesús y lo hace con palabras que muestran su contacto con él; habla de su propia experiencia de haber descubierto a Jesús como el ungido como el Espíritu que pasó por la vida haciendo el bien.

“Hemos comido y bebido con él después de su resurrección” es el gran anuncio testimonial que Pedro da. Qué certera descripción de Jesús. Quién nos diera a nosotros también pasar por esta vida viviendo al estilo de Jesús como vivió Pedro.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 1, 7-11

“TÚ ERES MI HIJO AMADO, MI PREDILECTO”

En aquel tiempo, proclamaba Juan: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo." Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto."

REFLEXIÓN:
Para Jesús sentirse “Hijo amado” implica llevar una luz de esperanza a las personas que viven en la angustia y la miseria. Las palabras que Jesús descubre como un llamado de su Padre se las comunica el profeta Isaías en ‘el cántico del siervo’ que parece como primera lectura. Jesús acude al llamado de Juan al igual que una gran parte de Israel; pero, a diferencia de ellos, para Jesús se hace evidente la urgencia de realización de la alianza que Dios ha dejado como testamento de su voluntad, pues como dice Isaías “yo te he llamado para ser alianza del pueblo y luz de las naciones”.
El bautismo de Juan es un llamado a todo el pueblo de Dios para que cambie su manera de pensar y se comprometa en un nuevo estilo de vida. La misión y el llamado de Juan Bautista se ubican en el desierto, símbolo de la peregrinación de Israel. Allí el pueblo de Dios tiene de manera permanente la posibilidad de reencontrarse con Dios y recuperar el ardor de la primera llamada que los condujo de la esclavitud a la tierra prometida.
Juan propone el símbolo del bautismo para representar un cambio en la manera de pensar. La palabra bautismo significa inmersión. El pueblo es sumergido por Juan en las aguas del Jordán para representar el cambio necesario antes de dar el primer paso en la tierra prometida. El pueblo que escucha el llamado de Juan quiere renovarse en las aguas del Jordán y confesar su falta de fidelidad a la alianza que Dios ha hecho con ellos. Ya no serán más un pueblo tranquilizado en su conciencia por los ritos religiosos, sino un grupo humano nuevo, dispuesto a hacer realidad la alianza de Dios.
El bautismo de Jesús va más allá de la inmersión en el agua y se convierte en una unción del Espíritu. Su tarea no va a consistir, como Juan, sólo en un llamado a la conversión, sino en un testimonio de la urgencia y posibilidad de instaurar el Reino de Dios por medio de la conversión al evangelio y la fe en su capacidad de redimir la existencia humana. Al igual que Jesús los cristianos nos descubrimos como hijos amados, predilectos, enviados por el Padre a anunciar el evangelio ante la inminencia del Reino de Dios que ya se acerca. Para cualquier cristiano, el bautismo lo compromete a realizar la misma misión que Jesús se propuso.

ORACIÓN

Tú, Señor, que me has formado, me has tomado de la mano para que pueda ver la grandeza de tu misericordia. Me has hecho tu hijo(a) y me has elegido para que lleve al mundo el mensaje de tu amor y justicia. Así como tú fuiste bautizado en el fuego del Espíritu Santo yo te pido hoy que me bautices a mí, a mi familia y a todos los que creemos en ti en ese mismo fuego transformador de tu Espíritu que nos da vida nueva. Amén.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: