domingo, 1 de enero de 2012

LUNES, 27 DE FEBRERO DE 2012

“EL AMOR AL PRÓJIMO ES UN PRECEPTO SIEMPRE ACTUAL”

PRIMERA LECTURA
LEVÍTICO 19,1-2.11-18



“JUZGA CON JUSTICIA A TU CONCIUDADANO”


El Señor habló a Moisés: "Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No robaréis ni defraudaréis ni engañaréis a ninguno de vuestro pueblo. No juraréis en falso por mi nombre, profanando el nombre de Dios. Yo soy el Señor. No explotarás a tu prójimo ni lo expropiarás. No dormirá contigo hasta el día siguiente el jornal del obrero. No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezos al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. No daréis sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu conciudadano. No andarás con cuentos de aquí para allá, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.


REFLEXIÓN

La santidad de nosotros es el resultado de ser habitados por la santidad de Dios. Dice un refrán que las cosas se parecen a su dueño y el libro Levítico nos dice: "Pedí santos porque yo, el Señor, os elegí para que fuerais míos" Levítico 20,26.
El Señor nos eligió para que fuésemos suyos, somos heredad suya, posesión suya. Y Él hace sus cosas y transforma sus cosas hasta hacerlas semejantes a Él. Si alguien habita en un cuarto, poco a poco empieza a decorarlo a su gusto y a transformarlo, va retratando ese lugar donde habita, a su manera de ser, a su estilo. Cuando Dios viene a vivir en el corazón, Dios empieza también a organizarlo, a decorarlo según la nueva manera de ser, y empieza a quitar cosas y a poner otras, y traslada algunas, abre una ventana, le da una nueva luz, un nuevo aire. Nuestra santidad será el resultado de ser habitados por la santidad de Dios. Cuando Él nos habita nos hace semejantes a Él y vamos tomando el estilo de Él. Empezamos a pensar, hablar y actuar más a su manera que a la nuestra. Dios, hace que nosotros alcancemos nuestra verdadera belleza, nuestro verdadero ser; y cuando el corazón va siendo transformado por ese Huésped Divino, por su Espíritu Santo, entonces resulta semejante a Dios.Démosle permiso a Dios de que cambie la decoración, de que organice, pinte, limpie y nos cambie, que nos haga semejantes Él. Dejémosle vivir día tras día, en nuestra vida, dejemos que pasen los días con Dios junto a nosotros y dentro de nosotros, y veremos lo que es la luz y el verdadero amor.




SALMO RESPONSORIAL: 18

R. / Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.


La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.


Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R.


Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor, roca mía, redentor mío. R.



LECTURA DEL EVANGELIO

MATEO 25,31-46



“CADA VEZ QUE LO HICISTE CON UNO DE ÉSTOS, MIS HUMILDES HERMANOS, CONMIGO LO HICISTEIS”



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Yel rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."


REFLEXIÓN

Frente a Jesús no valen las medias tintas. Es necesario tomar posición a favor o en contra. Los empobrecidos, excluidos, marginados, explotado, exiliados, desplazados, etc. Son “sacramento” de Jesús. Son el rostro auténtico de Dios. Aquí no se pregunta por credo, raza, posición social, grado de intelectualidad, sino por acción realizada a favor o en contra de estos “sujetos preferenciales”; “rostros sufrientes de Cristo” que posibilitan la cercanía con el Señor. Los hambrientos, los sedientos, los desnudos, los encarcelados, los enfermos, los extraños son la parte visible del mismo Jesús. Cada época, cada lugar y cada circunstancia tiene que discernir a la luz de este texto quienes son esos Cristos vivientes para no pasar de largo sino detenerse y abrir las manos y el corazón para solidarizarse y acoger. La tradición católica, a la luz de este pasaje, habla de obras de misericordia. Lamentablemente se queda sólo en el planopersonal, asistencial. Habrá que trabajar mucho para que se entiendan las obras de misericordia como proyecto de “justicia y paz” para toda la humanidad. Hoy la misericordia también se traduce en justicia y solidaridad. Paremos hoy y examinemos como estamos viviendo personal y comunitariamente la experiencia de la solidaridad en nuestras vidas.


ORACIÓN

Amado Jesús, enséñame a hacer el bien sin poner barreras u objeciones. Dame muchos días de vida para llegar a tantos corazones que necesitan una mano amiga, a tantos atribulados que necesitan recobrar la esperanza. Escribe mi nombre y el de mi familia en el libro de la vida y permítenos gozar de tu presencia por toda la eternidad. Amén

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