martes, 1 de noviembre de 2011

Sábado 12 de noviembre de 2011

PERSEVERANCIA EN LA ORACIÓN”



PRIMERA LECTURA
SABIDURÍA 18,14-16; 19,6-9


“LA CREACIÓN ENTERA CUMPLIÓ TUS ÓRDENES”

Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable, desde el trono real de los cielos al país condenado; llevaba la espada afilada tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y tocaba el cielo. Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes, cambió radicalmente de naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos. Se vio la nube dando sombra al campamento, la tierra firme emergiendo donde había antes agua, el mar Rojo convertido en camino practicable y el violento oleaje hecho una vega verde; por allí pasaron, en formación compacta, los que iban protegidos por tu mano, presenciando prodigios asombrosos. Retozaban como potros y triscaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.

REFLEXIÓN
El autor del libro reflexiona sobre la décima plaga que cayó en tiempos de Moisés sobre Egipto, hecho que obligó al Faraón a dejar salir a los judíos hacia el desierto. Es una descripción cósmica: en el silencio de la noche, como espada afilada, la palabra poderosa de Dios desciende sobre los primogénitos de Egipto causándoles la muerte. En cambio, la nube, la tierra,, el mar y su oleaje, se ponen de parte de los israelitas.
Toda la historia de Israel está marcada por la acción poderosa de Dios a su favor. Pero también lo está la historia de la Iglesia y la de todos aquellos que, con humildad y fe, reconocen que sólo en Él hay salvación. El éxodo de los israelitas fue una poderosa figura del definitivo éxodo, la muerte y resurrección de Jesús, su paso a través de la muerte a la nueva existencia, guiando, como nuevo Moisés, al pueblo de los salvados.

A la luz de esta pascua, hemos de interpretar la historia y los pequeños o grandes acontecimientos de nuestra vida, con la consecuencia de que siempre estemos optimistas, alegres, y llenos de confianza en Dios.

SALMO RESPONSORIAL: 104
R./ Recuerden las maravillas que hizo el Señor.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 18,1-8


“DIOS HARÁ JUSTICIA A SUS ELEGIDOS QUE LE GRITAN”


Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre, sin desanimarse. Les dijo: "Había en un pueblo un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. En el mismo pueblo había también una viuda que tenía un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero después pensó: 'Aunque ni temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, la voy a defender, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia.' "
Y el Señor añadió: "Esto es lo que dijo el juez malo. Pues bien, ¿acaso Dios no defenderá también a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Les digo que los defenderá sin demora. Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía fe en la tierra?"

REFLEXIÓN
En este pasaje Lucas hace explícita mención del objetivo de las palabras de Jesús: “Inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse”, y tiene un carácter redaccional y teológico. La viuda que pide justicia (‘hacer justicia’ aparece cuatro veces) es el ejemplo de la insistencia y de la persistencia.

Pero cabe preguntarnos, ¿es que Dios necesita de nuestra oración insistente cual juez que no respeta a los hombres? La clave para resolver esta contradicción viene dada por la pedagogía que presentan las palabras de Jesús. Por un lado tenemos la dimensión de la práctica y por otro la de la fe. La práctica representada en el ámbito de las leyes humanas, y la fe circunscrita al ámbito de la relación con Dios. El pedir justicia en el ámbito humano y el no cansarnos de confiar (tener fe) en que Dios es el último y máximo juez. En este camino de reflexión podemos notar que lo que se presenta contradictorio en primera instancia, se hace complementariedad en nuestras vidas de cristianos y cristianas.

ORACIÓN
Señor tu nos enseñas a ser perseverantes, a orar y orar insistentemente, aumenta Señor nuestra fe, fortalécenos Señor en una vida de oración, ayúdanos a no desesperarnos, a creerte siempre, a esperar en tí, en tu tiempo y vivir en tu voluntad. Amén.

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