martes, 1 de noviembre de 2011

Lunes, 28 de noviembre de 2011

“JESÚS ESPERANZA Y LIBERACIÓN PARA EL PUEBLO”


PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 2,1-5


“JERUSALÉN UNA CASA PARA TODOS LOS PUEBLOS”


Estas son las profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén: En los últimos tiempos quedará afirmado el monte donde se halla el templo del Señor. Será el monte más alto, más alto que cualquier otro monte. Todas las naciones vendrán a él; pueblos numerosos llegarán, diciendo: "Vengan, subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos y podamos andar por sus senderos." Porque de Sión saldrá la enseñanza del Señor, de Jerusalén vendrá su palabra. El Señor juzgará entre las naciones y decidirá los pleitos de pueblos numerosos. Ellos convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. Ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro ni a recibir instrucción para la guerra. ¡Vamos, pueblo de Jacob, caminemos a la luz del Señor!

REFLEXIÓN
La primera lectura nos presenta una hermosa visión de la ciudad santa, Jerusalén, como centro bendito de peregrinación de todos los pueblos. Es como un Babel al revés: si en aquella ocasión de un punto todos salieron sin poder entenderse y se alejaron unos de otros, ahora de todos los puntos sale un solo clamor, surgen un solo anhelo, nace un solo lenguaje, de camino hacia una misma meta: Jerusalén. Jerusalén es Babel vencida.
Jerusalén es así el centro del mundo. Mas hay un centro en la misma Jerusalén: el templo; y hay un corazón en el templo: la palabra del Señor. La peregrinación universal hacia Jerusalén no es la búsqueda de un lugar turístico sino es la expresión del hambre profunda que todo ser humano tiene por eso que sólo puede saciarse con la Palabra de Dios. En el fondo todos vienen a la misma ciudad porque a todos les empuja una misma necesidad y les convoca una misma hambre: hambre de la luz, de la verdad, de la vida.

SALMO RESPONSORIAL: 121
R./ ¡Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor”.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 8, 5-11


“UNA PERSPECTIVA UNIVERSAL”


En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace."
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos."

REFLEXIÓN
En la disciplina militar la obediencia a la autoridad hace que, en virtud de una palabra dada, se realice un hecho. El centurión conocía bien este contexto y por eso, reconociendo la autoridad de Jesús para sanar, le pidió esa palabra. Este gesto suscitó en Jesús admiración por la fe de este soldado pagano.
Este encuentro resalta la apertura del mensaje de Jesús a todos, superando discriminaciones de cualquier tipo, prejuicios y particularismos. El centurión no sólo era un pagano, también era parte de las fuerzas de ocupación que sometían a su pueblo. Pero Jesús trató con él rompiendo la segregación existente entre los judíos y gentiles de su época. De esta manera, llama a sus seguidores a ser puentes y lazos en medio de la división y de las diferencias.


El Adviento es un tiempo de gracia para todos, los cercanos y alejados, Dios quiere salvar a todos, sea cual sea su estado, su historia personal o comunitaria. En medio del desconcierto general de la sociedad, él quiere orientar a todas las personas de buena voluntad y señalarles los caminos de verdadera salvación. Para eso está la Iglesia, que es como un faro que orienta al hombre a la seguridad de Dios. La comunidad cristiana se debe caracterizar por la vivencia de esta apertura y la esperanza alimentada por la Palabra. Hay que tener valentía para poder superar los prejuicios, acoger a las personas por su dignidad de ser hijas de Dios y luchar por la igualdad.


ORACIÓN
Al comenzar este tiempo especial en que nos preparamos para tu venida en el pesebre y tu venida al final de los tiempos, te pedimos, Señor, que dispongas nuestro corazón para contemplar ese misterio de amor y para crecer en oración, humildad y amor. Danos un corazón que sea capaz de acoger a todos los que lo necesiten y de amarte hasta la eternidad. Amén.

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