“SANACIÓN Y GRATITUD”
PRIMERA LECTURA
SABIDURÍA 6,1-11
“Escuchad, reyes, a ver si aprendéis a ser sabios”
Escuchad, reyes, y entended; aprendedlo, gobernantes del orbe hasta sus
confines; prestad atención, los que domináis los pueblos y alardeáis de
multitud de súbditos; el poder os viene del Señor, y el mando, del Altísimo: él
indagará vuestras obras y explorará vuestras intenciones; siendo ministros de
su reino, no gobernasteis rectamente, ni guardasteis la ley, ni procedisteis según
la voluntad de Dios. Repentino y estremecedor vendrá sobre vosotros, porque a
los encumbrados se les juzga implacablemente. A los más humildes se les
compadece y perdona, pero los fuertes sufrirán una fuerte pena; el Dueño de
todos no se arredra, no le impone la grandeza: él creó al pobre y al rico y se
preocupa por igual de todos, pero a los poderosos les aguarda un control
riguroso. Os lo digo a vosotros, soberanos, a ver si aprendéis a ser sabios y
no pecáis; los que observan santamente su santa voluntad serán declarados
santos; los que se la aprendan encontrarán quien los defienda. Ansiad, pues,
mis palabras; anheladlas, y recibiréis instrucción. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Cuando uno oye, como en la primera lectura del día de hoy, que se va a
proclamar una lectura del libro "de la Sabiduría" puede pensar que se
trata de un calmado ejercicio de reflexión, propio de la gente que puede darse
el lujo de meditar largamente sobre las cosas profundas de la vida. Pero por el
contrario, lo que vemos en la primera lectura de hoy es un llamado que parece
más propio de la literatura de los profetas que de la reposada mesa de los
sabios. O tal vez, y esto es lo más probable, nuestra idea de sabiduría debe
evolucionar.
La sabiduría de la Biblia no es, según vemos, un ejercicio elitista y
sosegado; tampoco es un puro esfuerzo de la inteligencia. Es un modo de
percibir con especial agudeza la revelación de Dios y de entrar en comunión con
su palabra luminosa y poderosa. Las frases de hoy, dirigidas precisamente a quienes
tienen poder, son suficientemente elocuentes: de lo que se trata, en esto de la
sabiduría, no es de alcanzar el ingenio, la astucia, la brillantez o cosas
parecidas. De lo que se trata es de que los discípulos de la sabiduría, sigan
el querer de Dios y "no pequen". En ese mismo orden de ideas, la
justicia no se equipara aquí con un consenso de voces humanas, ni con la
fidelidad a un código, sino con la unión de nuestra voluntad con la voluntad
divina. Esta sabiduría es visible, toca la realidad, y la transforma según la
fuerza inconmensurable del querer de Dios.
SALMO RESPONSORIAL:
81
R. / Levántate, oh Dios, y juzga la tierra
"Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable." R.
Yo declaro: "Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos." R.
OREMOS CON EL SALMO
Cuando las autoridades se pervierten el mal obra con mayor fuerza entre
las personas. El salmista pide a Dios que haga justicia. El clamor para la
justicia es natural para el ser humano. El Dios justo nos exige practicar la
justicia, pero el juicio definitivo solo pertenece a Él (Rom. 12,
18-21)
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 17,11-19
¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando
iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se
pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de
nosotros." Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a los
sacerdotes." Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos,
viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó
por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús
tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros
nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a
Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado."
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Samaritanos y Judíos tenían una enemistad acumulada a lo largo de muchos
años.
El gesto del samaritano, de ponerse a los pies de Jesús, simboliza al
discípulo que aprende de su maestro y se adhiere a sus enseñanzas. Los otros
nueve no regresaron donde Jesús, pues se instalaron en la comodidad de la
salud, sin preocuparse de la palabra y del mensaje que propició su sanación. –
La actitud del samaritano cuestiona muchas de nuestras posturas cerradas que sólo
ven el bien en los que piensan, creen y viven como nosotros, hasta el punto de
tapar y ser cómplices de muchos pecados internos. Sin embargo, con frecuencia
nos encontramos con personas que, estando fuera del ámbito de nuestra familia,
nuestra Iglesia, nuestras convicciones religiosas, culturales o políticas, son
más coherentes con los valores evangélicos. En el evangelio de hoy, es
precisamente un extraño, un venido de fuera, despreciado por los de dentro, el
único que sabe reconocer el don recibido de Dios, dando una lección superior a
quienes, a pesar de haber sido sanados, no supieron que la verdadera sanación
comienza con la salud del cuerpo, pero culmina en el seguimiento de Jesús, que
da vida a quien se acerca a él.
ORACIÓN
Mediante el libro de la Sabiduría en estos días, Señor, nos revelas
principios tan importantes como este de no caer en la búsqueda de poder y
dominio sobre los otros, sino que no abajemos y sirvamos con sencillez,
humildad y buscando siempre agradarte y agradecerte por lo que nos permites
recibir y dar en nuestra vida. Hoy a través de tu evangelio nos llamas a
ser volvernos a ti y ser agradecidos; hoy te pedimos Buen Señor que
nos mantengas en el camino, cures todas nuestras lepras, sanees nuestra
fe y nos hagas ser agradecidos en todo momento. Amén
“Cada vez que
aparezca el sol en la mañana, que brille en nosotros una acción de
gracias a Dios por su bondad”
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