miércoles, 1 de noviembre de 2023

Lunes 27 de Noviembre de 2023


“PERSONAS GENEROSAS EN LA ENTREGA”

 

PRIMERA LECTURA

DANIEL 1,1-6.8-20

 

“No se encontró a ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías”

 

El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la asedió. El Señor entregó en su poder a Joaquín de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo; se los llevó a Senaar, y el ajuar del templo lo metió en el tesoro del templo de su dios. El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos israelitas de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes, y aptos para servir en palacio, y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas. Cada día el rey les pasaría una ración de comida y de vino de la mesa real. Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales, pasarían a servir al rey. Entre ellos, había unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías.

Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares y el vino de la mesa real, y pidió al jefe de eunucos que lo dispensase de aquella contaminación. El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel y le dijo: "Tengo miedo al rey, mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; si os ve más flacos que vuestros compañeros, me juego la cabeza." Daniel dijo al guardia que el jefe de los eunucos había designado para cuidarlo a él, a Ananías, a Misael y a Azarías: "Haz una prueba con nosotros durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Compara después nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos luego según el resultado." Aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al acabar, tenían mejor aspecto y estaban más gordos que los jóvenes que comían de la mesa real. Así que les retiró la ración de comida y de vino y les dio legumbres. Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños.

Al cumplirse el plazo señalado por el rey, el jefe de eunucos se los presentó a Nabucodonosor. Después de conversar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y los tomó a su servicio. Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino. Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Durante esta última semana del año litúrgico leeremos algunos textos del libro de Daniel. Este escrito sitúa los acontecimientos en tiempos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien llevó al destierro al pueblo de Israel; pero fue escrito hacia al año 170 antes de Cristo, cuando el pueblo judío estaba sufriendo el ataque del rey Antíoco Epíanes. Daniel no es el autor del libro, sino su protagonista. El texto de hoy nos habla de la fidelidad de cuatro jóvenes a sus valores religiosos judíos, en medio de los halagos y las tentaciones del ambiente pagano de la corte real. Dios está con ellos. La lección es clara para los judíos que estaban luchando por resistir a la tentación paganizante de Antíoco: sigan teniendo esperanza y sean fieles a la Alianza, en medio de esa persecución, como lo fueron Daniel y sus compañeros en circunstancias parecidas o peores.

De su combate y de su victoria podemos aprender mucho nosotros. Es importante que captemos el tamaño del desafío que enfrentan estos muchachos. Las circunstancias son adversas en grado sumo, por la altanería del poder al que se ven sometidos y por la falta de las seguridades a las que estaban acostumbrados. Las seguridades usuales para los judíos eran su tierra, su rey, su templo, su alianza. De esas cuatro, las tres primeras han caído en el tiempo al que alude el relato de hoy. Están fuera de su tierra, no tienen rey, el templo está profanado y en ruinas. Sin embargo, ellos creen en el vigor de la alianza, que según entienden se expresa en la ley de Moisés, y por eso se aferran a esa ley sin descuidar las cosas pequeñas, como es el caso con las prohibiciones de alimentos. De este modo, aunque muchas cosas habían sido pero ya no eran, ellos no se quedan lamentando lo perdido sino que dan fuerza a lo que está vigente. Su visión se concentra en lo que tienen ahora y pueden hacer ahora, de cara a un futuro mejor y más cerca de ese Dios que parece escondido. Esa actitud puede servirnos mucho y muy a menudo a nosotros también.

 

INTERLECCIONAL: DANIEL 3,52-56

R. / A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,

bendito tu nombre santo y glorioso. R.

 

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.

 

Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.

 

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines

sondeas los abismos. R.

 

Bendito eres en la bóveda del cielo. R.

 

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO

El capítulo 3 del libro de Daniel, es la historia dramática que sucedió en tres jóvenes hebreos. Habla a los judíos de aquellos días, para que tuvieran fe, ya que Dios los preservaría en su tribulación, no importaba la situación por la cual tenían que pasar.

Por supuesto esta historia también nos habla tanto de nuestros tormentos en nuestra fe en Dios. La máxima lección que nos deja se podría resumir en que nuestra fe en Dios puede superar todo sufrimiento. Este salmo es un hermoso himno de alabanza y bendición al Dios de la victoria.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 21,1-4

 

“Vio una viuda pobre que echaba dos reales”

 

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

El evangelio de hoy lleva hasta las últimas consecuencias la solidaridad humana: la viuda del evangelio lo da todo, literalmente –dice el texto griego– “toda la vida que tenía”. Dar de lo que sobra es muy fácil. Pero dar o desprenderse de lo esencial que sostiene la vida es lo realmente crucial, valioso y evangélico. Vivir en una época de crisis económicas, de países embargados, de sociedades saqueadas económica, política y religiosamente, nos puede ir insensibilizando progresivamente hasta el punto de sucumbir a la mentalidad pasmosa del “todo da igual”. Dicho de otro modo. El mero cumplimiento de las obligaciones, el seguir las reglas al pie de la letra, no nos suele llevar a ninguna pasión profunda, a ningún encuentro humano y transformador, sino que nos  lleva a ser indiferentes, a dejarnos llevar por la  corriente del mundo.  Sin duda, lo que se hace costumbre y normal, se banaliza y deja de ser impactante. El mayor gesto de solidaridad humana tiene lugar cuando nos damos nosotros mismos, desprendiéndonos de actitudes asistencialistas, competitivas y opresoras.


 ORACIÓN

Bendito sea, Dios Uno y Trino. En este nuevo día te damos inmensas gracias, te declaramos de nuevo nuestro amor y nos abandonamos a ti, confiados en tu bendición y amor misericordioso. Hoy queremos desprendernos de nosotros mismos, de nuestros apegos, de nuestro materialismo, ayúdanos a liberarnos de todo lo que no sea tuyo, y a ponerte siempre en  el primer lugar. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Lucía González en su cumpleaños. Amén.

 

 

“Que no nos cueste compartir porque nos apegamos a lo poco que tenemos” 

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