miércoles, 1 de noviembre de 2023

Martes 07 de Noviembre de 2023

 

“UNIDAD Y ARMONÍA”

 

PRIMERA LECTURA

ROMANOS 12,5-16A

 

“Cada miembro está al servicio de los otros miembros”

 

Hermanos: Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros. Los dones que poseemos son diferentes, según la gracia que se nos ha dado, y se han de ejercer así: si es la profecía, teniendo en cuenta a los creyentes; si es el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a enseñar; el que exhorta, a exhortar; el que se encarga de la distribución, hágalo con generosidad; el que preside, con empeño; el que reparte la limosna, con agrado.

 

Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración. Contribuid en las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

La enseñanza de san Pablo sobre nuestra unidad como cuerpo tiene dos dimensiones, según aprendemos en la primera lectura de hoy. Por una parte, estamos "unidos a Cristo"; por otra, "somos miembros los unos de los otros". Estas dos dimensiones son a la vez distintas e inconfundibles, pero también inseparables, aunque está claro que la segunda deriva de la primera.

Hoy, sin embargo, quisiera insistir en el segundo aspecto, porque quizá es menos comentado: somos miembros los unos de los otros. Esta convicción y sentimiento profundo es indispensable para la vida de la Iglesia. Mientras no sintamos que cada vez que se pierde algo en un hermano, o se pierde un hermano, algo de nosotros mismos es mutilado, difícilmente comprenderemos qué significan las palabras básicas del Evangelio: gracia, compasión, redención, vida nueva.

Por otra parte, reconocer que soy parte de mi hermano es reconocer que él tiene algún derecho sobre mí, sobre mis dones y posibilidades, sobre mi tiempo y mis bienes, sobre mis oraciones y preocupaciones. O con otras palabras: no me está "invadiendo" ni "agrediendo" si pide alguna de estas cosas de mí, o incluso, si las necesita aunque no sepa cómo pedirlas.

Y reconocer que mi hermano es parte de mí es saber que me interesa lo que le pase, aunque eventualmente él piense que lo estoy "invadiendo" o "agrediendo" simplemente porque me intereso por sus cosas. En tales circunstancias, el ejercicio del amor fraterno entraña ir más allá de su aprobación o desaprobación; supone ir más allá de lo que él alcanza a ver, no como un ejercicio de poder sino como una obra de la misericordia.

 

 

SALMO RESPONSORIAL: 130

R./ Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.

 

Señor, mi corazón no es ambicioso,

ni mis ojos altaneros;

no pretendo grandezas

que superan mi capacidad. R.

 

Sino que acallo y modero mis deseos,

como un niño en brazos de su madre. R.

 

Espere Israel en el Señor

ahora y por siempre. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este es salmo es un acto de confianza humilde y serena del que se pone en las manos de Dios. Se puede relacionar este salmo con las palabras de Jesús: “Si no cambian y se hacen como niños no entrarán en el Reino de los cielos” (Mateo.18,3)  

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 14,15-24

 

“Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa”

 

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!" Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a muncha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete."  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Jesús explica, a través de una parábola, que todos han sido invitados al banquete del Reino de Dios, pero son los pobres los más prestos y alegres para aceptar la invitación. El mensaje es claro para sus oyentes y para los cristianos de todos los tiempos: el proyecto de Jesús no excluye a nadie, todos están fraternalmente invitados; sin embargo, son muchos los que se autoexcluyen al rechazar o ignorar la invitación a escuchar y vivir la Palabra de Dios. La parábola debió sonar contradictoria en los esquemas clasistas y excluyentes de sus oyentes, pues los escogidos para participar en el Reino no serán los ricos, acomodados e influyentes de la sociedad (que con una y mil razones se excusan de participar en dicho banquete), sino los pobres, los marginados, los excluidos, quienes formarán parte de la novedad de la propuesta del Reino. – Decirle sí a la invitación de Jesús exige a todo cristiano borrar los sentimientos y las prácticas excluyentes, que rechazan o marginan a los hermanos. ¿Qué estamos haciendo para promover en nuestras comunidades los diálogos y las buenas prácticas que conduzcan a una sociedad más humana, más respetuosa y más justa?

 

ORACIÓN

Amado Dios, como comunidades que vivimos alimentadas por tu gracia, queremos sentirnos activos(as) y necesitados de compartir los dones recibidos de ti. Que no nos descuidemos, cayendo en el individualismo, sino que en la riqueza que da el estar todos unidos en torno a ti, actuemos con corazón generoso para compartirlos y multiplicarlos. Amén

 

“En el servicio al prójimo debemos poner a producir los dones que Dios nos regala”

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