sábado, 1 de octubre de 2022

Martes 25 de Octubre de 2022

 


“COMO UN GRANO DE MOSTAZA”

 

PRIMERA LLECTURA

EFESIOS 5, 21-33

 

“Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia”

 

Hermanos: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne." Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En una palabra, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

En esta primera lectura de Pablo a la comunidad de Efeso, hace una comparación entre la esposa de Cristo, que es la Iglesia, y la unión de la mujer y el hombre en el matrimonio. Como Cristo es con la Iglesia su esposa  así debe ser el marido con su mujer. De esa manera expresa el símbolo más puro de la alianza eterna que Dios había establecido con los seres humanos. Para Pablo ese es el gran misterio, que se revela ahora en todo su realismo y efectividad desde el amor de Cristo. La unión del marido y mujer en el matrimonio sirve para explicar ese gran misterio de unión de Cristo con su iglesia. Casi siempre en el ser humano está presente el deseo o la intención de dar o compartir algo. El hombre siempre debe estar dispuesto a compartir el amor  con su esposa como Cristo lo hizo con su Iglesia. El amor que se convierte como una entrega libre, y no por posesión; eso es lo que se entendería por una palabra que no gusta mucho y por la cual Pablo ha sido atacado de diferentes maneras por los movimientos feministas, “el sometimiento”. De tal manera que el verdadero sometimiento trata de ser y hacer libre desde el  amor al otro.     

    

SALMO RESPONSORIAL: 127

R./ Dichosos los que temen al Señor.

 

Dichoso el que teme al Señor

 y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien. R.

 

Tu mujer, como parra fecunda,

en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa. R.

 

Esta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

 todos los días de tu vida. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

El salmista llega al templo, hace declaración de inocencia y pide que Dios, justo juez, dicte sentencia y lo libre de sus acusadores. El Cristiano pone su confianza en el amor de Dios que lo ha llamado a la santidad y que en Cristo lo hace libre del poder del pecado.   

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 13, 18-21

 

“Crece el grano, y se hace un arbusto”

 

En aquel tiempo, Jesús decía: "A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en un huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas. Y añadió: A qué compararé el Reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta". Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Jesús nos presenta lo sorprendente de un pequeño comienzo pero que con el tiempo genera un bienestar incalculable. La diminuta semilla de mostaza, la imperceptible levadura, se parece a aquellos pequeños gestos o acciones que realizamos con amor y a favor de la vida. Jesús empleó estas dos parábolas para depositar en las pequeñas comunidades la esperanza. La madre naturaleza es sabia al mostrarnos su bondad; incluso en los pequeños frutos se encuentra vitalidad y energía para todas las criaturas, no solamente para los seres humanos. Lo lamentable es que nos encontramos en un mundo lleno de egoísmo que, en lugar de promover el desarrollo humano de manera equitativa y justa, niega oportunidades e impide que muchas vidas crezcan, se desarrollen y contribuyan a mejorar el mundo. “Toda semilla sueña con ser árbol”, reza un proverbio popular; la semilla tiene que crecer para multiplicarse, para ser alimento; de lo contrario puede marchitarse. Las comunidades cristianas tenemos que promover el crecimiento de toda persona. ¿Cómo promueve nuestra comunidad el desarrollo humano? 

ORACIÓN

Señor Jesús, te pedimos por la vida de nuestras familias y de la comunidades a las que pertenecemos. Que hoy seamos inundados con tu Espíritu de paz, armonía, reconciliación y perdón. Buen Señor, nuestra vida es como la semilla, que necesita de la fecundidad de tu Espíritu Santo para vivir, crecer, y dar frutos abundantes que agraden a nuestro Buen Dios. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Estefanía Galeano en su cumpleaños. Amén.  

 

“Nuestra vida cual semilla, necesita de la fecundidad del Espíritu Santo para crecer y dar frutos”

 

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